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Las múltiples visiones de 70 años de cine americano

  • Llega el II tomo de la Historia mundial del cine de Gian Piero Brunetta
  • El séptimo vicio presenta hoy el libro en la Cineteca del Matadero de Madrid

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'Los mejores años de nuestra vida', de William Wyler, el regreso de los soldados tras la II Guerra Mundial que obutvo el Oscar en 1946; y 'El árbol de la vida', la poesía de Terrence Malick que ganó la Palma de Oro en Cannes en 2011.
'Los mejores años de nuestra vida', de William Wyler, el regreso de los soldados tras la II Guerra Mundial que obutvo el Oscar en 1946; y 'El árbol de la vida', la poesía de Terrence Malick que ganó la Palma de Oro en Cannes en 2011.

Historia universal del cine

La obra de Brunetta se compone de siete tomos. En España ya se han publicado los dos primeros y, cada año, se lanazará al mercado un nuevo tomo,

1) Estados Unidos I *2) Estados Unidos I **

3) Europa. Mitos, lugares, II

4) Europa. Las cinematografías nacionales, III *

5) Europa. Las cinematografías nacionales, III **

6)América, Asia, África, Oceanía. Las cinematografías nacionales,

IV

7)Teoría, instrumentos, memoria, V

Entre 1945 y 1960, la media de visitas semanales al cine en EE.UU descendió un 60%. La historia de la industria cinematográfica de los últimos 70 años se puede interpretar como el intento de paliar la fuga de espectadores ante los múltiples enemigos: la televisión, la desurbanización de la población o el baby-boom.

Pero eso, claro está, es solo un enfoque. Se podría hablar de la visión política: desde el cine de propaganda de la II Guerra Mundial, pasando por la cristalización en ciencia ficción de la paranoia de la guerra fría, hasta el antibelicismo post-Vietnam. Sin olvidar la caza de brujas del Mccarthismo.

O las transformaciones formales y narrativas. Como el cine clásico de los 50, vindicado desde Francia por la política de autores que encumbró a Ford, Hawks o Hitchcock, da paso al renacimiento del cine experimental (oculto desde los años 20) en los años 60, la época más extrema del arte cinematográfico.

De todo eso y mucho más versa el II tomo de la Historia Universal del cine, del crítico italiano Gian Piero Brunetta, que la editorial Akal pone a la venta y que El séptimo vicio presenta el lunes 5 de noviembre en la Cineteca del Matadero de Madrid. Una obra monumental que la editorial tiene previsto lanzar a tomo por año hasta llegar a los siete del original italiano. El tomo II, traducido y aumentado, aborda el cine estadounidense desde el final de la II Guerra Mundial a la actualidad.

Un análisis transversal

Javier H. Estrada, crítico de Caimán Cuadernos de cine, ha sido el encargado de completar la obra original, publicada en Italia a comienzos de siglo XXI, con un capítulo sobre el cine estadounidense actual. “Es una historia mundial de cine realizada de una manera diferente. No prima la cronología, es una propuesta más transversal”, explica.

Brunetta, profesor de Historia y crítica de cine de la Universidad de Padua, aborda un enfoque poliédrico que traslada la atención desde los directores a un análisis de los modos de producción, la coherencia y la continuidad de la industria cinematográfica. Y que incluye aspectos tan poco tratados como la introducción del cine europeo en EE.UU, la producción internacional de Hollywood, el cine afroamericano o el cine yiddish.

Un recorrido que frecuenta lo conocido y también lo oculto. “El espíritu de la obra de Brunetta tiene la necesidad de no hablar de las obras más consagradas sino de revolver y encontrar trabajos de los que se ha hablado menos”, abunda Estrada. “El cine americano es el cine con más visibilidad pero sigue habiendo un cine americano que no se ve y que hay que reivindicar. Hay un capítulo fundamental sobre el cine experimental americano con figuras como Jonas Mekas o Nathaniel Dorsky. Y es muy interesante la fina línea que hay entre el documental y cine experimental con autores como James Benning, el mejor paisajista de Norteamérica, o Thom Andersen, con películas como Los Angeles pays itself”.

El diálogo con la televisión

Dos de los capítulos más interesantes explican los vasos comunicantes entre Hollywood y Nueva York y, en segundo lugar, la influencia mutua con el medio televisivo desde los 50 a la actualidad. “La tv, al poder ofrecer narrativas tan largas, profundiza en los personajes como el cine no puede hacer. Esto va en perjuicio del cine de Hollywood aunque da oportunidades al cine independiente. Su nicho está siendo pisado. El concepto de autor está muy debilitado en la industria. Ahora mismo podemos encontrar dos guardianes de eso: Eastwood y Fincher”, sostiene Estrada.

¿Ha desplazado el auge de las series a la política de autor? “La figura del guionista es muy importante pero no dejo de pensar que la teoría de los autores es fundamental. El cine es audiovisual y las señas de identidad claves las han incorporado los directores. Es cierto que Hollywood está pasando un momento de crisis porque se ha basado mucho en la narrativa, pero localizo a cuatro autores fundamentales del cine americano en lo últimos años: Tarantino, Gus Van Sant, Terrence Malick y David Lynch”.

El futuro de las salas

Y volvemos al principio. Al esfuerzo de la industria por detener la sangría o recuperar al “público perdido”. “El cine americano comercial debería encontrar una fórmula que está buscando. El 3D es un aliciente para acudir a las salas e intenta ser el fortín del cine. Pero la industria tiene que buscar el equilibrio y no basarlo todo en la tecnología. Faltan películas realmente relevantes en lo que cuentan. La invención de Hugo es notable pero, viniendo de Scorsesse, no se puede dejar de pensar que no es una de sus grandes películas. El 3D tiene todavía un poso muy infantil y debe enfocarse hacia argumentos más adultos”, afirma Estrada.

Con todo, la conclusión es que las salas permanecerán por su poder insuperable de concentrar al espectador en la narración. “El cine siempre va a pelear por contar las historias más emocionantes y contarlas de la mejor manera. Los grandes creadores siguen estando en el cine. En cuanto a guionistas, la tv tiene el poder, pero no creo que se puedan comparar las series que se están haciendo con las películas de Terrence Malick o David Lynch. Por muy rupturistas que estén siendo las series no llegan al nivel de experimentación o valentía del cine. La televisión no puede permitirse la primera media hora de El árbol de la vida”, concluye Estrada.