La campaña de EE.UU., en siete momentos
- Convenciones: la silla vacía de Clint Eastwood y la reaparición de Clinton
- Las esposas de Obama y Romney humanizan a los candidatos
- El vídeo del 47% de Romney y la "siesta" de Obama, los grandes deslices
- Toda la información, minuto a minuto, en TVE, RNE y RTVE.es
La campaña electoral más cara de la historia estadounidense llega sin aliento al final tras un año agotador de mítines, debates, anuncios y 2.000 millones de dólares invertidos en convencer a los más de 238 millones de adultos con derecho a voto en EE.UU. a decidirse entre Barack Obama y Mitt Romney.
En unos comicios tan reñidos como los de este 6 de noviembre, los detalles son fundamentales para decantar el voto de los indecisos. Según las encuestas, el ganador podría decidirse por apenas un puñado de votos en alguno de los estados clave.
Estos han sido algunos de los mejores momentos de la campaña presidencial 2012:
La silla de Clint Eastwood
La gran performance de la campaña la protagonizó el veterano actor estadounidense Clint Eastwood, que, con un monólogo punzante dirigido contra la silla vacía de un presidente Barack Obama imaginario, sintetizó en unas pocas bromas todo el mensaje de la alternativa republicana. Su intervención en la convención de Tampa eclipsó, de hecho, la confirmación de Romney como candidato republicano a la presidencia de EE.UU.
En mayo el exgobernador de Massachusetts, Mitt Romney, se había convertido ya matemáticamente en el rival de Obama, al superar con su triunfo en las primarias de Texas los 1.144 delegados necesarios para lograr la nominación. Sin embargo, fue en la Convención Republicana donde el mormón multimillonario dio su primer paso hacia la Casa Blanca al elegir a Paul Ryan, un congresista joven, carismático y alabado por la gran mayoría del partido como compañero de viaje. Tanto confía en él que hasta tuvo un lapsus y le presentó en una ocasión como el próximo "presidente" de EE.UU.
El tándem Obama-Clinton
En la Convención Demócrata de Charlotte hubo un discurso histórico pero no fue el de Obama, pese a su brillante oratoria, sino el del maestro Bill Clinton, que tiró de experiencia para encandilar al público y defender la gestión económica del presidente. “Ninguno de sus precedesores, ni siquiera yo, podríamos haber reparado el daño que encontró en solo cuatro años". El aliento del expresidente sirvió para que Obama diera un paso al frente y sentara los pilares del mantra que ha guiado su campaña. “No me elegisteis para que os dijera lo que queríais oir. Los tiempos han cambiado y yo también. Ya no soy solo un candidato, soy el presidente”, aseguró.
Las primeras damas
Michelle y Ann han tenido también un papel importante durante la campaña: sacar el lado más humano de sus maridos y candidatos a la Casa Blanca. La esposa de Obama siempre ha tenido un gran tirón mediático y ha tomado la batuta en momentos clave de la campaña para movilizar al electorado, también cuando Obama, ocupado en la gestión del huracán 'Sandy', tuvo que suspender su agenda.
"Sigue siendo el hombre del que me enamoré", recordó Michelle en la apertura de la Convención Demócrata en Charlotte a aquellos que reprochan a Obama no haber cumplido las expectativas y haber perdido el entusiamo y la energía que le convirtieron en el primer presidente negro de la historia de EE.UU. “Conoce el sueño americano porque él lo ha vivido”, afirmó. “Barack y yo nos criamos en familias que no tenían mucho dinero o posesiones, pero nos dieron algo mucho más valioso, su amor incondicional y su sacrificio inquebrantable”, añadió.
Por su parte, Ann Romney también tuvo su protagonismo en un acto de la Convención Republicana, donde no tuvo reparos en contar ante decenas de miles de personas en un acto de la Convención Republicana algunas intimidades de su matrimonio.
"Han pasado 47 años desde que ese joven, alto y encantador me llevó a casa después de nuestro primer baile. No todos los días desde entonces han sido fáciles, pero aún me hace reír, y nunca tuve una sola razón para dudar de que yo era la mujer más afortunada del mundo", ha señalado. "En los libros de cuentos que leí, nunca hubo largos atardeceres de invierno y lluvia, en una casa con cinco niños gritando a la vez. Y esos libros de cuento nunca parecieron tener capítulos sobre la MS (esclerosis múltiple) o cáncer de mama", ha afirmado Ann, sobreviviente de esas dos enfermedades.
La crisis de las embajadas
El asalto al consulado estadounidense en Bengasi, en el que murieron el embajador Chris Stevens y otros tres diplomáticos, conmocionó a la opinión pública estadounidense otro 11-S y desató una ola de ataques a embajadas de EE.UU. en Oriente Medio y el norte de África. La política exterior volvió a la campaña y fue una navaja de doble filo para Obama. Por un lado, cuestionó su estrategia en la primavera árabe pero, por otro, le devolvió la imagen de comandante en jefe gracias a los desaciertos de Romney en el tercer debate electoral.
El gaffe de Romney o el vídeo del 47%
Si hay un momento que pudo hundir la campaña de Romney, ese se produjo el 18 de septiembre, cuando diario estadounidense Mother Jones publicó un vídeo grabado con cámara oculta donde el candidato republicano desprecia a los votantes de Obama, casi la mitad de los ciudadanos estadounidenses, porque, según él, viven de dádivas del Gobierno y no toman las riendas de su propia vida. “Un 47% de la gente votará por Obama en cualquier caso (....) creen que tienen el derecho a una atención sanitaria, a comida, a vivienda (....) Mi trabajo no es preocuparme por esas personas”, aseguró y su imagen cayo bajo mínimos.
La "siesta" de Obama
Obama también hundió su imagen en las encuestas. Fue en el primer debate, donde un presidente cansado, a la defensiva y distraído dibujó un panorama electoral inexplorado hasta ese momento, que su derrota era una posibilidad real. La victoria de Romney en el cara a cara se trasladó a los sondeos y por primera vez el republicano lideró la intención de voto. El propio Obama reconoció después que había estado poco agresivo y concentrado. Bromeó diciendo que se había echado una "larga siesta", de la que despertó en los siguientes debates.
El azote de 'Sandy'
Y la recta final de campaña todavía tenía una sorpresa preparado: un huracán llamado 'Sandy', que ha hecho más por Obama que todos los actos electorales protagonizados hasta el momento. Su gestión de la tormenta tropical, que dejó un centenar de muertos y millones de afectados, devolvió al demócrata toda su aura presidencial en el momento más oportuno. La imagen de Obama con el gobernador republicano de Nueva Jersey, Chris Christie, trabajando codo con codo y consolando a las víctimas fue la mejor propaganda política y el mejor alarde de cooperación a unos días de una de las elecciones presidenciales más polarizadas de la historia.