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Obama deberá afrontar ahora los retos pendientes de su primer mandato

  • Obama salva su proyecto de cobertura sanitaria
  • El programa nuclear de Irán y la situación en Siria podrían requerir una actitud más decisiva
  • Las relaciones económicas con China y la retirada de Afganistán, en la agenda internacional

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Obama afronta su segundo mandato con retos económicos y de política exterior

Barack Obama pidió una segunda oportunidad a los estadounidenses, y estos se la han concedido. El demócrata se salva así de convertirse en un one termer, un presidente de un único mandato, y puede intentar utilizar estos cuatro años para dejar su huella en la Historia.

La mejor manera de hacerlo sería solucionar la crisis económica que es la principal preocupación de los ciudadanos de EE.UU.  La lenta recuperación del crecimiento, el desempleo (7,9% en octubre), y el déficit público (más de un billón de dólares anuales) absorberán la mayor parte de las energías de la administración. 

Sin embargo, hay asuntos tanto internos como externos que reclamarán también la atención de la Casa Blanca, y pueden convertirse en los otros retos de la próxima legislatura.

Obamacare y matrimonio gay

La victoria de este martes aleja la posibilidad de una vuelta atrás en la reforma sanitaria más ambiciosa llevada a cabo desde los años 40, el conocido como Obamacare

Con permiso de la Cámara de Representantes, que permanece en poder republicano, Obama puede intentar incluso extender la cobertura sanitaria

La reforma garantizará seguro médico a 30 millones de personas a partir de enero de 2014. Los republicanos del Congreso sin embargo, presionarán para obtener concesiones,  como retrasar y contener la expansión de la cobertura a los más pobres. 

La victoria da a Obama la seguridad de que llevará la voz cantante en la negociación. "El presidente Obama tiene la oportunidad de tomar un liderazgo sólido hacia un compromiso bipartidista sobre la salud y la economía", ha declarado a Reuters Julie Barnes, del Centro para la Política Bipartidista. 

Si Obama quiere pasar por segunda vez a los libros de Historia (después de ser el primer afro-americano en ocupar el sillón presidencial), el matrimonio homosexual le ofrece una excelente oportunidad. 

Varios estados votaban este martes la legalización de uniones del mismo sexo, y al menos Maryland lo ha aprobado, abriendo así otra vía de reconocimiento para estas familias, que se une a la de las sentencias judiciales y las leyes aprobadas por los parlamentos estatales. 

Obama ha sido el único presidente en declararse públicamente a favor de esta legalización, que los grupos por los derechos de gays y lesbianas consideran un derecho civil comparable a la lucha contra la discriminación de los negros en los 60

Para terminar con política interior, el presidente reelegido tiene aún una asignatura pendiente: la reforma migratoria. Hasta ahora, y debido también al bloqueo republicano en el legislativo, Obama solo ha podido poner en marcha amnistías parciales de inmigrantes irregulares nacidos o criados en EE.UU. 

En su segundo mandato, el presidente debe honrar el compromiso adquirido con el grupo del electorado que ha sido clave en su victoria: los latinos.

Irán y Siria

Durante la campaña, ambos candidatos han reducido considerablemente el mapa del mundo para ajustarlo a las preocupaciones diarias del estadounidense medio. 

Sin embargo, la política internacional y el mantenimiento del liderazgo de EE.UU. en el mundo requerirán que la administración Obama se implique más allá de sus fronteras, y es muy posible que Irán sea la prueba de fuego

EE.UU. espera que las sanciones impuestas surtan efecto para no tener así que cumplir con su amenaza de usar "todas las opciones" a su alcance. Un Obama reforzado, sin embargo, podría intentar también la carta de la negociación para que Teherán renuncie a su programa nuclear. 

Una manera interpuesta de forzar esta negociación sería arrebatar a Irán su único aliado la región: Siria. Los intentos por obtener una resolución del Consejo de Seguridad contra el régimen de Damasco y acabar así con la guerra civil han sido infructuosos, debido a la oposición de China y Rusia, que no quieren abrir la puerta a una intervención militar como en Libia. 

Estados Unidos y sus aliados occidentales podrían aumentar ahora su ayuda a la oposición o incluso ofrecer una salida a Bachar al Asad para garantizar una transición en el país. En caso contrario, EE.UU. podría enfrentarse a una balcanización de Siria y a una posible extensión de la guerra a Líbano. 

Aunque su postura ha sido de conciliación y apoyo a la democratización en la zona, Oriente Medio y las consecuencias de la Primavera Árabe seguirán dando sustos a Obama, como ocurrió en Bengasi. Durante la campaña, Romney ha acusado a la actual administración de pasividad y de "pedir perdón" por defender los valores americanos.

Está por ver si Obama adopta un papel más proactivo en la región, por ejemplo en su relación con los gobiernos islamistas, como el de Egipto, o en la reactivación del inexistente proceso de paz palestino-israelí.  

Lo que nos lleva a Tel Aviv. Aunque durante los debates presidenciales tanto Romney como Obama declararon su apoyo incondicional a Israel y su respaldo en caso de ataque iraní, lo cierto es que la conocida mala relación entre Obama y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, es un escollo en las relaciones bilaterales. 

Netanyahu se enfrenta a sus propias elecciones en enero, con lo que el panorama podría cambiar. La victoria de Obama aleja, además, aún más la posibilidad de un ataque unilateral israelí sobre Irán.

China y Rusia

China y su moneda es el otro quebradero de cabeza para la potencia mundial. Estados Unidos acusa a Pekín de mantener artificialemnte el valor del yuan mientras viola sistemáticamente los derechos de propiedad intelectual de productos americanos. 

Romney puso a China en su diana y aseguró que sería más "agresivo" para obligarla a "cumplir las normas". Las negociaciones comerciales entre ambos países, así como el programa nuclear de Corea del Norte, aliado de Pekín, serán dos prioridades del departamento de Estado que dirigía hasta ahora Hillary Clinton. El eje Asia-Pacífico será clave en la política exterior estadounidense durante los próximos años. 

Respecto al antiguo enemigo de la Guerra Fría, Rusia, al que Romney identificó como "el principal reto" de EE.UU. en política exterior, Obama es, sin embargo, más partidario de un enfoque multilateral, y ha anunciado su voluntad de cooperar con Moscú para avanzar en la eliminación del arsenal de armas nucleares.

Presupuesto militar y Guantánamo

Durante este segundo mandato, Obama abordará la retirada de Afganistán, prevista para 2014, con el menor coste posible, tanto en vidas de soldados como en posición geoestratégica. Tal como hizo en Irak, Obama pretende deshacer lo que hizo George W. Bush y poner fin a la guerra más larga librada por EE.UU., que también absorve ingentes presupuestos públicos. 

Esta retirada permitirá además reducir el presupuesto militar (actualmente el 4,9% del PIB) tal y como anunció en su programa electoral, una medida difícil en un país que basa su política exterior en su poderío militar pero necesaria en tiempos de crisis. 

Otro gran asunto pendiente de la era Bush es Guantánamo: Obama ha sido incapaz de cerrar el penal ilegal situado en Cuba. Ahora tiene cuatro años más para intentarlo, aunque para ello tendrá muy probablemente que forzar la legislación tanto nacional como internacional.