La implicación de los kurdos en los combates complica la guerra civil en Siria
- Decenas de muertos en enfrentamientos entre kurdos y rebeldes árabes
- Los kurdos han creado milicias armadas
- Turquía teme que el Kurdistán sirio se convierta en refugio del PKK
La participación de milicias kurdas en combates en las últimas semanas amenaza con abrir un nuevo y complicado frente en la guerra civil que desangra Siria. No hay que olvidar que los kurdos constituyen la minoría más numerosa en el país (dos millones, el 10% de la población).
Al menos treinta personas, entre rebeldes y milicianos kurdos del Partido de la Unión Democrática (PYD), murieron en enfrentamientos que comenzaron en la ciudad de Alepo y se han extendido a las zonas rurales del noroeste de la provincia, a pocos kilómetros de la frontera con Turquía.
Rivalidades locales, alianzas internacionales e intereses petrolíferos complican el escenario para los kurdos, que hasta ahora habían conseguido permanecer neutrales entre los insurgentes s y el régimen de Bachar al Asad.
De la neutralidad a la guerra
Mientras en el resto de Siria el Ejército se enfrenta a la oposición armada con creciente intensidad, en las zonas de mayoría kurda, al noroeste del país, se retiró en julio prácticamente sin disparar un tiro, aunque conservando algunos puestos de control.
El vacío resultante fue ocupado por los partidos kurdos, que habían organizado milicias paramilitares y no tardaron en asumir la administración del territorio, creando tribunales, escuelas en su lengua propia, centros culturales y fuerzas policiales. Los combatientes del PYD controlan al menos las localidades de Derik, Efrin, Kobane y Amuda.
Su objetivo era doble: proteger a las comunidades donde son mayoría, manteniéndose neutrales en la lucha; y crear las condiciones para la autonomía en una eventual Siria post-Asad.
Así lo explica a Reuters Mohammed Said, un activista del PYD en la ciudad de Derik: "Tenemos nuestros derechos, tenemos nuestra tierra. No somos refugiados aquí y nos protegeremos. No podemos aceptar que ninguna fuerza de fuera venga aquí".
Los milicianos kurdos consiguieron mantenerse al margen de las operaciones militares hasta la semana pasada, en que estallaron los choques entre los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS) y el PYD en Alepo.
Según Reuters, una incursión rebelde en un distrito de mayoría kurda en esta ciudad, la segunda del país y escenario de una larga batalla, provocó que las tropas de Asad bombardearan la zona, desencadenando una reacción de los milicianos locales contra los rebeldes.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH, con sede en Londres) informó además de que los rebeldes habían asesinado a una comandante kurda, Nujin Derik (conocida también como Saha Aliabdo). Derik, encargada de la protección de los distritos de Ashrafiyeh y Sheij Mqasud en la ciudad, fue secuestrada cuando iba a entregar los cuerpos de combatientes opositores muertos en la lucha y posteriormente asesinada.
El propio PKK amenazó con intervenir para ayudar a los combatientes del PYD contra el ELS.
Los recelos entre la oposición armada (en su mayoría nutrida por árabes) y los kurdos vienen de lejos. Los rebeldes entienden la neutralidad del PYD como apoyo a Asad, mientras que los segundos no confían en que un nuevo régimen con mayoría árabe y suní apoye sus aspiraciones de autogobierno.
Ahora, ambos bandos pelean por asegurar las rutas de suministro a sus respectivas zonas de influencia y acusan al contrario de haber iniciado las hostilidades.
Implicaciones internacionales
Lealtades y rivalidades cambiantes, tanto a nivel nacional como internacional, contribuyen a la confusión. El ELS tiene a su retaguardia y a su dirección en Turquía, país que además se ha convertido en el ariete diplomático contra Asad. En el intercambio de disparos, las fuerzas sirias han lanzado varios obuses contra su vecino del norte en el último mes, elevando la tensión transfronteriza.
Por su parte, el PYD es aliado del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), al que Ankara considera un grupo terrorista, y con el que libra una larga lucha armada.
Turquía teme que una autonomía kurda de facto en Siria abra nuevos espacios para el PKK, al que ha perseguido incluso en Irak. La política de permisividad de Asad con las milicias del PYD se interpreta como un intento de Damasco de crear problemas a Turquía y pagarle con su propia moneda por la cobertura que ofrece al ELS.
El Kurdistán sirio alberga, además, parte de las reservas petrolíferas del país, estimadas en 2.5 mil millones de barriles, incluyendo campos en los que operaba la empresa británica Gulfsands Petroleum hasta que las sanciones internacionales contra Damasco obligaron a parar la producción.
Rivalidades entre kurdos
El campo kurdo está lejos de formar un bloque unido. Las desavenencias entre el PYD y el Consejo Nacional Kurdo han provocado brotes de violencia intraétnica.
El Consejo, del que forman parte una docena de pequeños grupos, se formó bajo el patrocinio iraquí y es aceptado como más moderado que el PYD.
Los miembros de esta organización acusan al PYD de connivencia con el régimen por permitir la presencia de puestos de control del Ejército sirio. "Podremos decir que la región kurda está liberada una vez que el Ejército sirio no pueda alcanzarla. Ahora, no hay un solo lugar al que no puedan acceder si quieren", subraya, en declaraciones a Reuters, el líder del Consejo, Abdul Hakim Bashar.
El PYD, por su parte, ha acusado a otros partidos rivales de combatir junto al ELS en Alepo.
Desde el vecino Irak, el presidente del Kurdistán autónomo, Masud Barzani, ha advertido a los kurdos de Siria de que no caigan en "las llamas de la discordia". "Pedimos a ambas partes que liberen a sus prisioneros para salvaguardar la unidad de las filas kurdas", ha declarado Barzani.
Aunque considerado como un campeón de la causa pan-kurda, Barzani ha de cuidarse primeramente del interés de su propio territorio, que goza de mayor prosperidad y tranquilidad que el resto de Irak, y que tiene lazos comerciales con Turquía.