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Cavestany nos invita a reírnos de la corrupción en 'El traje'

  • El autor de Urtain reflexiona sobre lo perverso del sistema actual
  • La obra de teatro divierte y anima al espectador a participar en ella

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'El traje' nos alerta de cómo el sistema nos obliga a elegir entre ser depredadores o supervivientes.
'El traje' nos alerta de cómo el sistema nos obliga a elegir entre ser depredadores o supervivientes.

El traje se puede ver en el Teatro Galileo (Galileo, 39), en Madrid, hasta el 25 de noviembre.

Una comedia que quiere ser profunda y, a la vez, un drama con ganas de ser divertido. Con estas palabras bien se puede resumir qué es El traje, la última apuesta de Juan Cavestany –ganador del Max al Mejor Autor en castellano por el libreto de Urtain– que ahonda en el tan contemporáneo tema de la corrupción.

“Le pedí a Juan que escribiera algo parecido a la trama Gürtel, porque me obsesionaba un poco El Bigotes”, cuenta el actor Javier Gutiérrez, uno de los dos personajes de la función, que aclara: “Y le ha salido un texto de mucho nivel. Qué bien que lo haya dirigido él”.

El primer día de rebajas

El traje parte de un accidente ocurrido en el primer día de rebajas en unos grandes almacenes. Poco después de la apertura del establecimiento, un vigilante de seguridad –encarnado por Luis Bermejo– encierra en un cuartucho al hombre que, al parecer, ha tenido algo que ver.

La obra transcurre en ese espacio trasero del edificio, donde el vigilante y el interrogado mantienen conversaciones que van desde lo más tierno hasta lo más absurdo, convirtiéndose poco a poco en motivo más que suficiente para lograr carcajadas conjuntas del patio de butacas.

Cierto es que esta obra, como reconoce su director, tiene mucho que ver con los tiempos actuales en los que el sistema nos convierte, a unos más que a otros, en seres despreciables. En personas que, con tal de conseguir algo, son capaces de mucho.

"Desde la trinchera de la supervivencia"

Pero divierte y, además, entras de lleno en ella. Algo de lo que son conscientes los actores: “Es una obra estimulante con la realidad en la que el espectador no permanece pasivo, sino que se mete en la situación. Y, además, intercambia opiniones con el espectador de al lado”, afirma Luis Bermejo, quien destaca a su vez que es una obra “necesaria”.

Lo peligroso de hablar de la corrupción –tal vez se pregunte el que lee– podría ser que se incitara a un pesimismo mayor. Pero no. Como explica Cavestany, “no hay pretensión de aumentar el desconcierto que ahora hay en la sociedad”. Ahora bien, reconoce, el texto está escrito “desde la trinchera de la supervivencia". "Ahí es donde creo que estoy yo y mi profesión”, añade.

En la trinchera estarán, pero, desde luego, tanto la dirección como la interpretación de los dos actores son sobresalientes.