El escándalo del exdirector de la CIA salpica al jefe de la misión de la OTAN en Afganistán
- El relevo en la cúpula militar de la ISAF, en suspenso
- El FBI ha registrado este martes la vivienda de la supuesta amante de Petraeus
- Su relación con el exdirector de la CIA podría haber comprometido la seguridad
- Obama mantiene su confianza en Allen
- El Congreso critica que el caso haya trascendido a la Cámara tan tarde
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El escándalo destapado por la dimisión del exdirector de la CIA, David Petraeus, se complica y sus ramificaciones han salpicado al actual comandante de la misión de la OTAN en Afganistán, el general John Allen, que está siendo investigado por mantener una comunicación "inapropiada" con la misma mujer que recibió los correos amenazantes de la amante de Petraeus.
Según han publicado varios medios estadounidenses, una fuente del departamento de Defensa ha confirmado que, durante la investigación del FBI sobre la relación de Petraeus con su biógrafa, se han encontrado entre 20.000 y 30.000 páginas de comunicaciones (la mayoría de ellas, correos electrónicos enviados entre 2010 y 2012) intercambiadas entre Allen y Jill Kelley, amiga de la familia Petraeus y la misma mujer que recibió las amenazas de la supuesta amante del ya exresponsable de los servicios de inteligencia estadounidenses.
El secretario de Defensa y la Casa Blanca fueron informados el pasado domingo de la investigación abierta sobre Allen. Sin embargo, el presidente de EE.UU., Barack Obama, mantiene su confianza en el general John Allen.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, ha señalado que Obama valora el trabajo del general y "tiene fe" para que continúe comandando las tropas en Afganistán, mientras está siendo investigado por el Departamento de Defensa. Carney ha señalado que el presidente tiene un "alto concepto" del general Allen y de su trabajo en Afganistán, donde ejerce como comandante de las tropas aliadas (ISAF).
La denuncia de Kelley sobre los correos amenazantes de la biógrafa de Peatreus, Paula Broadwell, desencadenó la investigación del FBI que destapó la relación extramatrimonial entre el director de la CIA y Broadwell y que provocó el pasado viernes la dimisión del militar al frente de la agencia de inteligencia.
Aún se desconoce el alcance del intercambio de comunicaciones entre el general Allen y Kelley y si éste implicaría filtraciones de información clasificada , según la misma fuente de Defensa. "Nos preocupan las comunicaciones inapropiadas. No vamos ahora a especular sobre el contenido de esos documentos", ha explicado.
Como consecuencia de la investigación, el secretario de Defensa, Leon Panetta, ha solicitado que se aplace el nombramiento de Allen como comandante en jefe del mando conjunto de las fuerzas estadounidenses y europeas en Europa. El general estaba convocado este mismo jueves a una audiencia en el Senado, que debía confirmar el nombramiento de su sustituto en Afganistán.
"Mientras el asunto se esté investigando y hasta que se aclaren los hechos, el general Allen seguirá siendo comandante de la ISAF", ha declarado Panetta en referencia a las fuerzas de la OTAN en Afganistán.
Registro en la casa de la amante de Petraeus
Por otro lado, el FBI ha entrado esta noche en la casa de la amante del exdirector de la CIA en Charlotte (Carolina del Norte), según ha confirmado la propia agencia a la cadena CNN, que ha evitado comentar con qué propósito han acudido los agentes y qué están haciendo.
Al parecer imágenes de una emisora local han captado a los agentes entrando con cajas y bolsas y según la agencia Reuters, no había señal de que ni ella ni los miembros de su familia estuvieran en la casa durante el registro.
La seguridad de Estados Unidos podría haberse visto comprometida a causa de una relación extramatrimonial del exdirector de la CIA que le llevó a dimitir el pasado sábado.
Una investigación del FBI sacó a la luz una serie de e-mails amenazantes que su amante y biógrafa Paula Broadwell, de 40 años, le escribió a Jill Kelley, una amiga de la familia Petraeus, por un asunto de celos.
De acuerdo con dos de sus ayudantes militares citados por The Washington Post, el director de la CIA tomó su decisión de dimitir cuando se enteró de la investigación del FBI, iniciada por un agente amigo de Jill Kelley que, alertado por el ciberacoso de Kill Kelley, elevó el asunto a la Unidad de Delitos Cibernéticos.
Según la NBC News, los correos electrónicos contenían referencias a las "idas y venidas" de altos funcionarios militares de Estados Unidos, por lo que el FBI pensó que alguien había obtenido acceso indebidamente a información sensible y clasificada.
El rastreo de estos e-mails llevó a la agencia de seguridad al correo de Paula Broadwell, en el cual encontraron varios mensajes del director de la CIA, David Petraeus. Según The Washington Post, el director de la CIA escribió desde su cuenta oficial a Broadwell para pedirle que dejara de acosar a su amiga después de que ésta le dijera que Broadwell estaba detrás de los correos amenazantes.
El caso se complica
No obstante, el caso se complica una vez se van conociendo más detalles. Según The Wall Street Journal, el FBI apartó de la investigación al amigo de Jill Kelley al descubrir que se había involucrado demasiado. La agencia descubrió que había enviados fotos de sí mismo con el torso desnudo a Kelley.
Tras ser apartado y ante el temor de que las indagaciones se paralizaran, el agente llevó el asunto al congresista republicano David Reichert, según recoge Efe.
Si bien el Departamento de Justicia estaba al tanto de este asunto desde este verano, el Congreso no conoció el asunto hasta la dimisión oficial de David Petraeus. Esto es lo que precisamente preocupa a muchos congresistas pues temen que la amante de Petraeus haya tenido acceso a información clasificada. Un asunto que, de confirmarse, habría trascendido demasiado tarde.