Israel amenaza con una operación similar a la de 2008 en un escenario global muy diferente
- La Operación Plomo Fundido causó 1.400 muertos entre los palestinos
- Los Hermanos Musulmanes egipcios no permanecerán pasivos en esta ocasión
- Los ataques de Israel son también un mensaje para la ANP
La operación militar de Israel contra Gaza, bautizada como "Pilar Defensivo", y que amenaza con convertirse en una intervención a gran escala, ha hecho recordar lo ocurrido en 2008, cuando Israel arrasó la franja.
El 27 de diciembre de 2008, se inició la misión llamada "Plomo Fundido", que para los árabes sería la Masacre de Gaza. Los ataques aéreos, que duraron tres semanas e incluyeron una invasión por tierra, costaron la vida a alrededor de 1.400 palestinos, la mayoría civiles y muchos de ellos niños, además de causar miles de heridos y la destrucción absoluta de las infraestructuras. Un informe independiente posterior acusaba a ambas partes de posibles crímenes de guerra.
Entonces, como ahora, Israel alegó que era una respuesta al lanzamiento de cohetes por las milicias palestinas, y que su intención era desarmar a su principal enemigo palestino: Hamás.
También como en las circunstancias presentes, el Gobierno hebreo decidió lanzarse a una operación de castigo a pocos meses de las elecciones parlamentarias, y justo después de las presidenciales en EE.UU. Barack Obama acababa de ganar a John McCain en 2008, y fue reelegido el pasado 6 de noviembre con la promesa de un enfoque multilateral en favor de la paz.
Pero aquí terminan las similitudes. El escenario internacional es muy diferente. La Primavera Árabe se ha llevado por delante al régimen de Hosni Mubarak, que garantizaba la paz con Egipto y la tranquilidad en la frontera sur, y amenaza con sustituir al "enemigo fiable" sirio, que durante 30 años ha mantenido el statu quo en el noreste. Ahora los Hermanos Musulmanes, aliados de Hamás, gobiernan en El Cairo y su franquicia siria nutre las filas de los rebeldes contra Bachar al Asad.
La distinta situación geoestratégica tiene su correlación en el campo de batalla: en la primera jornada de ataques habían muerto "tan solo" 13 palestinos, cuando en 2008 fueron 270 en el mismo periodo.
Los Hermanos Musulmanes en Egipto
El Movimiento de la Resistencia Islámica, Hamás, puede ser considerado la marca palestina del movimiento de los Hermanos Musulmanes, cuyo partido ganó las elecciones en Egipto.
Las autoridades egipcias han dado un primer paso para calmar los ánimos enviando a su primer ministro a Gaza, para pedir un alto el fuego. Otro gobierno islamista nacido de la Primavera Árabe, el tunecino, ha anunciado también que enviará a su responsable diplomático.
“Israel no tendrá la complicidad de Egipto, afirma el profesor Ignacio Álvarez Ossorio“
"Israel no se va a encontrar con la complicidad de Egipto, como ocurrió en 2008", ha explicado a RTVE.es Ignacio Álvarez Ossorio, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante.
Una intervención como la de Plomo Fundido "puede implicar el enfriamiento de las relaciones bilaterales y eso tiene un coste muy importante, porque Egipto es un gigante en el mundo árabe", insiste.
Carmen López Alonso, profesora de Pensamiento Político en la Universidad Complutense y autora del libro "Hamás: La marcha hacia el poder", destaca que también del lado egipcio hay interés en pergeñar una tregua.
"Egipto tiene que mantener a sus radicales salafistas controlados y no le interesa una escalada, por eso puede ejercer presión para un alto el fuego", subraya en conversación con RTVE.es
En el escenario árabe post-revueltas, ni Israel ni los países árabes tienen la ganancia asegurada. El primero tiene que ponderar los daños que causan los cohetes en el sur con las potenciales amenazas en su frontera norte con Siria y Líbano. No hace una semana que los israelíes dispararon sobre Siria por primera vez desde 1967. Los nuevos gobiernos árabes, por su parte, están volcados en sus problemas internos.
“Una operación como Plomo Fundido sería un polvorín, asegura la profesora Carmen López Alonso“
"Mi impresión es que en este momento una operación como Plomo Fundido sería contraproducente y un polvorín no interesa a nadie, ni a Israel, ni a Hamás ni a los Hermanos Musulmanes ni a toda la zona suní", explica la profesora López Alonso.
La seguridad, en la agenda electoral
¿Hay alguien que pueda ganar? El diario israelí Haaretz señala las concomitancias con los sucesos de 2008-2009 y se pregunta "¿por qué ahora?". ¿Por qué Israel decide asesinar al jefe militar de Hamás, Ahmed Jaabari, cuando en el último año ha respondido con moderación al lanzamiento de proyectiles?.
El articulista del diario hebreo, Yossi Verter, cree que elevar la importancia de la seguridad en la agenda electoral "serviría al Likud y a Netanyahu, e indirectamente al ministro de Defensa, Ehud Barak". A estos dos nombres podría añadirse el del candidato del partido ultraderechista Israel Nuestra Casa y ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, considerado unánimemente como un "halcón".
"Una posible operación militar es una cortina de humo para desviar la atención sobre temas más complicados en la campaña electoral israelí, como la economía", apunta Álvarez Ossorio, quien recuerda las protestas de los "indignados" en Tel Aviv.
El consenso entre los partidos israelíes, cuando se trata de la seguridad nacional, es casi absoluto. Solo la formación izquierdista Meretz ha criticado que el proceso de paz esté paralizado.
López Alonso señala también el hecho de que los nuevos cohetes que usan las milicias palestinas (comprados en Irán), han llegado hasta Tel Aviv. "Eso es un reto muy fuerte para Netanyahu y no puede quedarse con las manos cruzadas".
En el rotativo Yediot Ahronot, el más vendido del país, el exespía del Mosad Efraim Halevy advierte además que, aunque las Fuerzas Armadas de Israel (IDF) pueden derrotar a Hamás, finalmente habrá que negociar con ellos para evitar que el vacío lo llenen grupos más extremistas. "Si no lo hacemos, lo único que habremos ganado es un incremento temporal en los intervalos entre una ola de violencia y la siguiente, y nada más", escribe Halevy en el artículo, recogido por Reuters. Hamás convertiría, así, una derrota militar en una victoria diplomática.
Clave internacional
En 2012 hay otro elemento que motiva a Israel: la Autoridad Nacional Palestina (ANP) decidió apostar por la vía diplomática para lograr el reconocimiento internacional. Lo logró en la UNESCO, y el 29 de noviembre solicitará convertirse en estado no miembro de la ONU.
"Aquí hay también un mensaje que tiene como destinatario al presidente palestino, Mahmud Abás, de lo que podría pasarle en caso de que siga con esta idea", declara Álvarez Ossorio.
El profesor de la Universidad de Alicante cree que en los cálculos israelíes pesa también la reciente visita del emir de Catar a la franja prometiendo inversiones. Y la propuesta de Hamás a Egipto para crear una zona franca comercial en Rafah.
"Israel no va a permitir proyectos de inversión o desarrollo económico que beneficien a la población de Gaza, y por tanto consoliden a Hamás", asegura. "Le interesa convertir la cuestión palestina no en una cuestión nacional sino humanitaria, para que la comunidad iternacional se limite a enviar ayuda y no se ocupe de los derechos de los palestinos".
Un nuevo conflicto en Oriente Próximo (calificarlo de guerra parece excesivo cuando solo una de las partes dispone de Ejército regular) supone también un nuevo reto para la política exterior de Barack Obama.
Mientras el presidente de EE.UU. habla de diálogo y de promover una solución de dos estados, y ofrecía una nueva cara al mundo árabe en sus discurso en El Cairo en 2009, Israel aplica la misma lógica de la fuerza y los hechos consumados, (el "lenguaje de la fuerza", en palabras de Álvarez Ossorio) y no hay visos de que desee revivir el proceso de paz.
Netanyahu sabe, sin embargo, que no cuenta con el amplio respaldo internacional que gozaba el gobierno de 2008, con Ehud Olmert a la cabeza. Tanto EE.UU. como Europa le reprochan que no se haya sentado ni una vez a la mesa de negociaciones, lo que le sitúa en una posición delicada.
Hasta ahora, EE.UU. ha seguido el guión habitual: condenar a Hamás y respaldar a su aliado regional. Pero en caso de un conflicto abierto, Obama se verá forzado a demostrar que comprende mejor que Netanyahu todo lo que ha cambiado en estos cuatro años en el mundo árabe.