Mario Gas vuelve a Madrid de la mano de Boadella con "El veneno del teatro" de Rodolf Sirera
- Se trata de una obra escrita en 1977 por Rodolf Sirera
- Ocurre en París a finales del XVIII y trata de la vanidad de los actores
- Desde este jueves y durante tres semanas en la Sala Verde
El director Mario Gas regresa a los escenarios madrileños apenas cuatro meses después de su salida del Teatro Español, donde estuvo los ocho años anteriores, de la mano de Albert Boadella, director artístico de los Teatros del Canal, donde estrenará "El veneno del teatro", del dramaturgo Rodolf Sirera.
"Por qué no, para volver a navegar en las aguas del teatro, empezar en el Canal, que es un sitio navegable", ha dicho entre bromas y veras un relajado Mario Gas, que hoy presentó su nuevo proyecto acompañado de los protagonistas de la obra, los argentinos Miguel Ángel Solá y Daniel Freire, así como del resto del equipo.
"Los productores (Teatros del Canal, Concha Busto y los argentinos Maji, grupo MAIPO) me lo ofrecieron y vi una manera estupenda de reintegrarme, fuera ya de las tareas de dirección del Español", ha explicado Gas, quien afirma reincorporarse "como 'freelance'" a un proyecto "difícil", pero que le produce "placer".
La obra, escrita hace treinta y cinco años por Sirera, Premio Nacional de Teatro, es "una reflexión sobre el teatro" que "juega con equívoco del título", explica Boadella, para quien la obra "no habla sólo de la pasión por el mundo teatral, sino de la vida misma y de la influencia que el arte tiene en ella y de ella".
Ocurre en París, a finales del siglo XVIII: Gabriel de Beaumont (Freire), un famoso actor, es invitado a visitar en su palacio a un hombre rico y excéntrico (Solá) que le encarga interpretar una obra teatral sobre la muerte de Sócrates, recién escrita. Pero pronto descubre que es una trampa, un experimento sobre realidad, representación y muerte.
La curiosidad, la vanidad...el veneno del teatro
"La curiosidad y la vanidad hacen que este personaje vaya interesándose cada vez más por el juego, que no le gusta, pero del que le cuesta desprenderse", señala Freire, y explica que eso es algo que pasa verdaderamente a los actores.
"Es el veneno del teatro, cuando nos paramos ahí arriba y queremos atraer la atención del espectador y lograr que haya una comunión con él: ese es el veneno que nos arrastra", resume.
Su compañero, el veterano actor, director y dramaturgo Solá, coincide en que el texto es "complicado y difícil de acentuar" y opina que necesita de refuerzos "en ciertos momentos para que el espectador vaya enterándose de lo que pasa, porque hace trampas, al espectador y al otro actor... Es un texto venenoso", concluye.
La obra, considera el argentino, "habla de las varias formas de ver el trabajo del actor", porque, en su opinión, hasta ahora "todas se habían quedado escuetas".
Como escueta es la escenografía y la luminotecnia, sin distraer, porque "la historia tiene que llegar nítida al espectador", explica Gas, aunque enseguida advierte de que "por encima, por debajo y a los lados hay un montón de subvías, subideas y subdesarrollos que van impregnando el discurso principal de forma subliminal".
Un tipo de teatro difícil, según ha reconocido su autor, que aunque "cayó en desuso", eso no evitó que fuera traducido a quince idiomas y llevado a los escenarios de ocho países; en España, con memorables versiones, como la que adapta Gas de José María Rodríguez Méndez de 1983, con José María Rodero y Manuel Galiana como protagonistas.
Gas precisa que en "El veneno del teatro" hay "una lucha entre poder y sumisión, entre malditismo y aceptación, entre heterodoxia y ortodoxia y entre un verdugo que busca su víctima y una víctima que busca su verdugo... Como toda buena obra -ha apuntado- se escapa a su origen y vuela en todas direcciones".
El director catalán, aunque nacido en Uruguay, afirma recuperar cierta "tranquilidad" de trabajo, "alejado del estrés multitudinario", tras las grandes producciones puestas en marcha en los teatros del Español, de la "Ascensión y caída de la ciudad de Mahagony" a "Sweeney Todd", pasando por "Las Troyanas" o la última, "Follies".
Una "pequeña joya" que se estrena este jueves en la Sala Verde de los Teatros del Canal, donde permanecerá tres semanas.