Enfrentamientos en Egipto por el blindaje de Mursi ante la justicia
- El presidente egipcio ha dictado un decreto que le da poder absoluto
- La comisionada de la ONU de los derechos humanos expresa su preocupación
La decisión del presidente egipcio, Mohamed Mursi, de extender sus poderes más allá de la ley, ha dividido aún más al país y ha generado indignación en la oposición, que ha convocado manifestaciones este viernes que han derivado en enfrentamientos en varias ciudades.
Los primeros informes de fuentes oficiales hablan de asaltos e incendios en las sedes del partido Libertad y Justicia, la plataforma de los Hermanos Musulmanes que llevó a Mursi al poder, en cuatro ciudades: Alejandría, Suez, Ismailiya y Port Said. De momento, un balance de una fuente de seguridad a Efe da cuenta de 20 heridos solo en Alejandría.
Además, según Efe, el asesor del presidente Samir Morqos, cristiano copto, ha presentado su dimisión como protesta contra la declaración constitucional.
Mursi ordenó la noche anterior que todas sus decisiones sean "definitivas e inapelables" ante la justicia hasta la entrada en vigor de una nueva Constitución, y destituyó al fiscal general, Abdelmeguid Mahmud. De esta forma, el presidente concentra en su persona el poder ejecutivo y el legislativo con un Parlamento provisional), y además ahora sus decisiones ni siquiera están sometidas al escrutinio judicial.
Poco después de que la Presidencia egipcia anunciara el decreto, movimientos y partidos políticos como la formación nacionalista Al Wafd, el Partido Socialdemócrata o el Movimiento Juvenil 6 Abril llamaron a la movilización, informa Efe.
Amenaza de boicot de la judicatura
Los convocantes piden la anulación del acta constitucional anunciada este jueves por el presidente, la disolución de la Asamblea Constituyente y del Gobierno, además de la aprobación de una ley de justicia transitoria.
Junto al llamamiento de los opositores, el Club de los Jueces, la mayor y más poderosa asociación de la magistratura en Egipto, amenazó con detener su trabajo en los tribunales como represalia por la declaración constitucional promulgada por Mursi.
Mientras, el Movimiento juvenil 6 Abril, germen de la revolución que acabó con el mandato de Hosni Mubarak, calificó la orden de Mursi de blindar sus decisiones y las de la Asamblea Constituyente como "el inicio de un nuevo periodo de dictadura" y pidió su anulación.
Sin embargo, el coordinador de ese grupo, Ahmed Maher, valoró que las decisiones de Mursi incluyeron también respuestas a importantes demandas de los activistas, como la repetición de los juicios contra los símbolos del antiguo régimen y la destitución del fiscal general, siempre según la misma agencia.
En paralelo a la protesta, varios grupos islamistas encabezados por los Hermanos Musulmanes han convocado un contramanifestación ante el Palacio Presidencial para apoyar las resoluciones de Mursi.
Preocupación en la ONU, silencio en las cancillerías
Desde el exterior, de momento no se han escuchado críticas desde las principales cancillerías internacionales. Sin embargo, la comisionada de la ONU para los Derechos Humanos en boca de una portavoz ha dicho estar “muy preocupada” por la deriva que puede tener esta medida.
El momento elegido por el presidente para situarse por encima de la ley, justo tras conseguir una tregua entre israelíes y palestinos en Gaza, sorprendió a todo el país, que esperaba novedades pero no de semejante calado.
Sin embargo, el caluroso recibimiento que tuvo internacionalmente su labor mediadora no supone necesariamente una traslación a la política interna, donde se le han seguido acumulando problemas, según el periodista de Efe Enrique Rubio.
El corresponsal en El Cairo añade que de esta forma, su decreto ha obrado el milagro de aunar a la fragmentada oposición por la lucha de egos y las visiones políticas opuestas de figuras como el izquierdista Hamdin Sabahi, el nacionalista Amro Musa o el liberal Mohamed el Baradei.