Hamás, de movimiento popular a elemento clave en la política palestina
- El movimiento islamista cumple esta semana 25 años de existencia
- Hamás siempre ha contado con el apoyo financiero de Irán
El movimiento islamista Hamás, vinculado ideológicamente a los Hermanos Musulmanes, cumple esta semana 25 años de existencia, un periodo en el que ha logrado convertirse en un factor clave de la política palestina, a pesar de ser considerado internacionalmente una organización terrorista.
El jeque Ahmed Yasín, muerto en un ataque selectivo israelí, fundó Hamás a finales de los ochenta como un movimiento reducido, comprometido en su carta fundacional con la lucha armada para acabar con Israel y expulsarlo de Oriente Medio.
Su nacimiento coincidió con la primera Intifada (1987-1993), el alzamiento popular contra la ocupación militar israelí que devolvió el problema palestino al primer plano de la política internacional y que finalizó con la firma de los acuerdos de Paz de Oslo en 1993.
Desde el principio, Hamás -que siempre ha contado con el apoyo financiero de Irán- se opuso firmemente al pacto, que en 1994 alumbró la Autoridad Nacional Palestina (ANP), y mostró su rechazo con una oleada de atentados suicidas.
"Los atentados contra Israel en la década de los 90 y principios del siglo XXI impulsaron al movimiento, que pasó de ser algo popular a tener una presencia mundial", explica Adnan Abu Aamer, profesor de ciencia política en Gaza.
Represión de la ANP
La ANP se concentró, entonces, en reprimir al movimiento y poner fin a los atentados, que amenazaban con causar una guerra entre Israel y los palestinos, añade.
En respuesta, Hamás boicoteó las elecciones generales y presidenciales de 1996, así como las presidenciales de 2005, que se celebraron tras la muerte del histórico líder Yaser Arafat y elevaron a Mahmud Abás a la presidencia palestina.
"En estos 25 años, Hamás ha logrado importantes triunfos políticos a través de sus ataques armados contra Israel. Ha logrado pasar de ser una facción local de resistencia a ser un movimiento mundial que todo el mundo reconoce y con el que muchos países se plantean hoy establecer nuevos lazos", afirma Abu Aamer.
El despegue político definitivo se produjo en 2006, con la decisión del grupo de participar en las elecciones parlamentarias, en las que obtuvo un triunfo rotundo.
Su mayoría absoluta acabó con el dominio de Fatah en la vida política y en el Consejo Legislativo Palestino, aunque le supuso la férrea oposición de Abas y el boicot internacional.
Tras un fallido intento de formar un gobierno de unidad nacional, y con una situación de inestabilidad permanente en Gaza, Hamás tomó el control de la franja y expulsó a las fuerzas leales a Fatah en junio de 2007.
Gobierno sin oposición en la franja
Desde la franja, que gobierna sin oposición, ha buscado el reconocimiento y apoyo de los países árabes y otras naciones, que ha ido creciendo desde el estallido en 2011 de las revueltas en las naciones vecinas.
La reacción de Israel fue la declaración del territorio como "entidad hostil" y la imposición de un férreo bloqueo por tierra, mar y aire, apoyado por Egipto, que en siete años no ha conseguido su objetivo de debilitar y desbancar a Hamás.
El cerco quedó horadado por la excavación de cerca de un millar de túneles en la zona de Rafah, que comunican la franja con la península egipcia del Sinaí, a través de los cuales entran todo tipo de productos, desde combustible a armas para las milicias.
"Desde 2007, Hamás ha conseguido vencer al bloqueo israelí y mundial impuesto sobre Gaza. Ha logrado introducir en la franja todo lo que necesita para vivir y armas para seguir luchar contra Israel", dice Ahmed Fayumi, analista político y periodista de Gaza capital.
'Plomo fundido'
Israel también trató de quebrar el poderío de Hamas con una operación bélica que no solo no logró su objetivo si no que fomentó, además, la llegada de barcos de activistas y organizaciones internacionales que trataban de llevar ayuda humanitaria y denunciar las consecuencias del bloqueo para su más de millón y medio de habitantes.
Aquella operación militar, bautizada "Plomo fundido" segó la vida de más de 1.400 palestinos en el tránsito entre 2008 y 2009.
En 2010, el sangriento asalto israelí a uno de esos barcos de activistas derivó en duras condenas internacionales que obligaron a Israel a aliviar el cerco y permitir el flujo de ciertos productos, aunque la salida de personas y bienes es aún prácticamente nula.
El último enfrentamiento bélico con Israel, ocurrido el pasado noviembre y que causó la muerte a cerca de doscientos palestinos, no ha hecho más que reforzar a Hamás y reavivar las críticas a la política israelí.
Además de permitirle presentarse como "triunfador ante el enemigo sionista" y como "libertador de la franja", el grupo piensa utilizar la tregua acordada como instrumento para impulsar la reconciliación con Al Fatah.
"Está claro que el programa político de Hamás tras la guerra de noviembre será tratar de conseguir que su movimiento encabece a los palestinos tanto en Gaza como en Cisjordania en el futuro", afirma Abu Aamer.