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Italia vive pendiente del último aliento de Monti y del retorno de un Berlusconi inmortal

  • El actual primer ministro ni confirma ni desmiente su futuro político
  • Berlusconi prefiere a Monti como presidente de la República italiana
  • Las próximas elecciones se celebrarán previsiblemente en febrero

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PROTESTAS DE ESTUDIANTES
Manifestantes en una manifestación en Génova (Italia) la pasada semana.

Inquietud en las cancillerías europeas, bacatazo de la Bolsa de Milán y escalada de la prima de riesgo italiana. Las primeras reacciones al anuncio de la inminente dimisión del primer ministro Mario Monti han devuelto a Italia al punto de mira de los mercados y de la política europea.

Son muchos quienes creen que Il Professore tiene en su mano el futuro del país y de la moneda común. Con especial preocupación mira a Roma el Ejecutivo español, presionado cada vez para que pida ayuda al fondo de rescate europeo, y a quién más puede afectar el efecto contagio de la inestabilidad política de su vecino del sur.

Monti heredó en noviembre de 2011, cuando Silvio Berlusconi presentó su dimisión, una economía en ruinas y un legado político de escándalos. Y puso en marcha el conocido decreto Salva Italia: liberalizaciones, reforma de del mercado laboral, recortes, ajustes, subidas de impuestos y de la edad de jubilación… La prima de riesgo miraba entonces al abismo de los  575 puntos básicos.  Un año después, el diferencial con el bono alemán ha llegado a  descender de los 300 puntos y el Ejecutivo italiano cumple sus  compromisos con Bruselas.

Monti ha anunciado que presentará su dimisión irrevocable tras la aprobación de la Ley Presupuestos, que se cree podría ratificarse antes del 25 de diciembre, después de que el partido de Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PDL), le retirase su apoyo. Esta maniobra precipita el calendario electoral, ya que se había pensado disolver las cámaras a mediados de enero y convocar las elecciones el 10 de marzo.

Sin embargo lo que más preocupa no es el adelanto electoral –de apenas un mes- sino la incertidumbre que plantean los diferentes escenarios políticos.

El último "favor" de Monti

Mucho se ha especulado sobre el futuro político del primer ministro italiano, pero él todavía no ha desvelado sus intenciones. “Ahí estaré yo si el país me necesita”, declaró Monti hace menos de un mes. Y a estas palabras se aferran quienes piden al reputado economista un último servicio a Italia.

Il Proffesore tiene varias opciones. Como bien ha recordado el presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, quien le designó al frente de un Gobierno tecnócrata el pasado año, Monti es senador vitalicio y, por tanto, no necesita presentarse a unas elecciones al Parlamento para volver a ser primer ministro. Sin embargo, el excomisario europeo ya ha dicho que un mandato de estas características debe tener un “tiempo limitado”.

La apuesta de sus partidarios es que dé un paso al frente y lidere un partido ya creado por el movimiento 'Italia Cívica'impulsado por el presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo y por el ministro Andrea Riccardi, y que cuenta con el beneplácito de uno de los importantes sindicatos del país la CISL.

“Si lo hace, obtendría el apoyo de los seguidores más descontentos del magnate de los medios de comunicación, de la mayoría de los católicos conservadores y de algunos ex neo-fascistas para quienes Berlusconi estaba exprimiendo al PDL”, señala The Economist en su blog Charlemagne.

Este movimiento podría desactivar, de paso, las intenciones de Berlusconi de retornar a la vida política.  Il Cavaliere cuenta con una intención de voto del 15% que, sumado al apoyo de la Liga Norte, podría alcanzar el 22%, insuficiente para gobernar. Ante un rival tan fuerte como Monti, el ex primer ministro italiano podría dar un paso atrás. O no.

Bicefalia en la derecha italiana

Si Berlusconi decidiera medir sus fuerzas con Monti se produciría la primera bicefalia en la derecha italiana en la última década. Ambos candidatos son incomparables. Representan dos estilos y dos formas de entender la política que, en buena parte, son una espejo de una sociedad italiana antagónica.

Frente a una “momia” política -como ha calificado el diario Liberation- a Berlusconi, el actual primer ministro podría cosechar fácilmente el voto más centrista, empresarial y católico.

“Aunque las encuestas de opinión muestran que Monti sigue siendo respetado, también muestran una insatisfacción generalizada con el efecto de sus políticas en los ingresos disponibles de los ciudadanos,  e incluso aversión a su Gobierno. En estas circunstancias, una campaña en la que Berlusconi ofrezca recortes fiscales,  supuestamente para dinamizar la economía, podría tener un gran atractivo”, advierte The Economist en su análisis.

Y como paladín de las medidas anti-austeridad –hoy ya ha calificado de “estafa” la prima de riesgo- puede tener a un público nostálgico y castigado por los recortes que le escuche.

Il Cavaliere ha adelantado que está pensando en cambiar el nombre a su partido y volver a acuñar la de su anterior formación: Forza Italia, con la que ganó dos elecciones. “Prepara además la cumbre del Partido Popular europeo donde analizará las reacciones de sus colegas antes de dar el siguiente paso”, informa el corresponsal de RNE en Roma, Iñaki Diez.

Bersani espera rival

Pero antes que enfrentarse a Monti, Berlusconi ya ha pensado en otras salidas para Il Proffesore, del que ha dicho que sería un “perfecto” presidente de la República, un puesto que quedará vacante en mayo de 2013, cuando expira el mandato de Napolitano. Y tampoco hay que descartar que Monti piense en volver a las instituciones europeas.

No solo Berlusconi, también el candidato del Partido Democrático, Pier Luigi Bersani, al que los sondeos le otorgan alrededor de un 36 % de los votos prefiere que el excomisario europeo se quede al margen de la carrera electoral.

Y sin olvidar al tercero en discordia, el humorista Beppe Grillo y su formación “antipolítica” Cinco Estrellas con la que conquistó la alcaldía de Parma y se situó como la tercera fuerza más votada en las municipales de mayo.

En cualquier caso el movimiento inesperado de Monti deja sin esperanzas a los que esperaban ver aprobada una nueva ley electoral. Los italianos volverán a votar con la llamada norma pergeñada por Berlusconi y que está basada en un sistema proporcional de listas cerradas que premia a las mayorías y castiga a los partidos pequeños. La campaña está a punto de comenzar. Ya solo falta conocer el nombre de los contendientes.