Las claves del referéndum en Egipto: una Constitución sin consenso y apresurada
- El texto de la Carta Magna fue aprobado sin las fuerzas de la oposición
- La consulta se celebrará en dos días: 15 y 22 de diciembre
- Contiene artículos que limitan las libertades fundamentales
- Los principales grupos opositores han pedido el 'no'
Los egipcios están convocados este sábado a un referéndum en el que tendrán que decidir si están o no de acuerdo con la nueva Carta Magna, cuyo borrador fue aprobado por la Asamblea Constituyente, de mayoría islamista, y sin el voto de las fuerzas de la oposición.
La consulta, que se llevará a cabo en dos días (15 y 22 de diciembre), ha provocado la división de la sociedad egipcia y la indignación y el descontento entre los sectores contarios al presidente, Mohamed Morsi, que llevan días movilizándose y protagonizando diversas manifestaciones contra la acumulación de poderes del líder de los Hermanos Musulmanes.
-Conviene conocer algunos puntos sobre la nueva Carta Magna:
Falta de consenso
La versión definitiva (con más de 230 artículos) fue aprobada a finales de noviembre. No contó con el beneplácito de los 100 miembros encargados de elaborar el texto: más de una veintena de ellos, principalmente laicos y cristianos, abandonaron la Asamblea para expresar su disconformidad.
A pesar de ello, la propuesta salió adelante gracias a la mayoría de dos tercios de los islamistas. Se puede afirmar, por tanto, que el texto no es representativo de todos los sectores de la sociedad.
A toda prisa
Una semana después de que el borrador estuviera a punto, Morsi anunció la convocatoria de referéndum para el 15 de diciembre, es decir, los ciudadanos egipcios disponían únicamente de dos semanas para leerlo y examinarlo. A ello hay que sumar las elevadas cifras de analfabetismo existentes en Egipto, que complican aún más esta tarea.
La prevista disolución del Consejo de la Shura (cámara alta), amenazada por el Tribunal Constitucional por supuestas irregularidades en los comicios legislativos explica claramente el decreto de Morsi y, por consiguiente, su rapidez para sacar el texto constitucional adelante.
“Morsi se ha adelantado con el decretazo para evitar que le desmontaran el juego“
“Morsi se ha adelantado con el decretazo para evitar que le desmontaran todo el juego. La anulación de las dos cámaras supondría volver a la casilla cero, en la medida en que no habría posibilidad de una Constitución ni tampoco de la celebración de las elecciones legislativas en el plazo de dos meses”, asegura el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos Armados y Ayuda Humanitaria (IECAH), Jesús Núñez.
Límites a las libertades fundamentales
Organismos de derechos humanos, como Amnistía Internacional, rechazan el texto al considerar que “no tiene en cuenta los derechos de las mujeres, restringe la libertad de expresión con la excusa de proteger la religión y permite que se juzgue a civiles ante tribunales militares” (algo que ya sucedía con el anterior régimen de Mubarak).
Por ejemplo, la nueva Constitución no hace referencia a las obligaciones contraídas con arreglo al Derecho Internacional ni exige expresamente que se respeten los tratados de los que Egipto es Estado Parte.
Entre los artículos más polémicos, el 53, que sólo permite -literal- “un sindicato por profesión”. De ser así pondría en peligro el gran número de agrupaciones gremiales que han desempeñado un papel clave a la hora de convocar huelgas y protestas en un país con un sólido movimiento obrero.
Por otro lado, no contempla una de las principales demandas de los revolucionarios egipcios: que ningún civil sea juzgado por tribunales militares. El documento no deja claro, en su artículo 194, que esto vaya a suceder: “Los civiles no deben ser juzgados por tribunales militares salvo si los delitos son cometidos contra las Fuerzas Armadas”.
“La libertad de religión también se restringe –asegura Amnistía Internacional- limitándola al Islam, al cristianismo y al judaísmo (artículo 43), lo que en potencia excluye el derecho a la libertad de culto para otras minorías religiosas”.
Además, el proyecto se inspira en los principios de la 'sharía' (ley islámica), la misma fórmula utilizada en la anterior Constitución aunque su aplicación era laxa. Sin embargo, esta vez añade una disposición adicional que permitiría desarrollar este precepto, algo que ha escandalizado a muchos.
Acuerdos con el ejército
Los militares seguirán gozando de sus poderes policiales y su presupuesto no será controlado por el Parlamento, por lo que preservarán los privilegios mantenidos durante décadas.
Es importante recordar que reciben 1.300 millones de dólares anuales por parte de EE.UU. (la segunda ayuda militar más importante que destina este país, después de Israel) y que controlan cerca de un 30% de la economía egipcia.
Estos últimos días se ha vuelto a ver las imágenes de tanques en las calles, rodeando el palacio presidencial, lo que ha recordado pasados episodios de violencia e inquietado a los manifestantes. Para este sábado está previsto el despliegue de 120.000 militares.
La oposición
El Frente de Salvación Nacional, la mayor plataforma opositora, ha anunciado que no reconocerá los resultados si no hay transparencia y ha insistido en que las condiciones demandadas no se están cumpliendo (exigían que se celebrara en un día y con la suficiente supervisión judicial).
“Lo interesante es ver si la oposición va a ser capaz de concurrir unida y evitar la disgregación del voto. Es un ensayo para conocer si las fuerzas opositoras pueden formar un frente común y así acudir a las legislativas y plantar cara a los Hermanos Musulmanes”, explica el experto en Mundo Árabe Ignacio Álvarez Ossorio.
“Lo interesante es ver si la oposición va a ser capaz de concurrir unida“
La gran parte de grupos opositores han pedido el ‘no’ pero también hay, aunque en menor medida, los que han llamado al boicot. Preocupa especialmente la ausencia de jueces para el control, ya que muchos rechazan las políticas de Morsi.
¿Transición?
“Lo que conocemos de la Constitución no parece que signifique un gran cambio con respecto a la anterior, a la de 1971, por lo tanto, en mi opinión, la convulsión que se ha generado tiene más que ver con un gesto de Morsi, que se ha excedido en sus atribuciones, que con el contenido real del documento”, asegura Núñez.
En esta ocasión no habrá observación internacional, los periodistas aún no han sido acreditados y existen serias dudas sobre la claridad del referéndum. La vigilancia y la seguridad correrán, como bien siendo costumbre, a cargo del ejército.
Todo apunta a que se impondrá el sí por la mayoría de los Hermanos Musulmanes y su conocida capacidad de movilización. Las demandas de muchos revolucionarios egipcios seguirán reclamándose en las calles a pesar de ser ignoradas.