2012, el año más mortal para la prensa según Reporteros Sin Fronteras
- 88 reporteros y 47 blogueros murieron este año, un 33% más que en 2011
- Siria, Somalia y Pakistán, los peores lugares para ejercer el periodismo
- La ONG presenta su informe anual y afirma que "no hay razones para el optimismo"
El año 2012 se va a cerrar como el más mortal para los periodistas en casi dos décadas, ha informado Reporteros Sin Fronteras (RSF), que calcula que 88 reporteros y 47 blogueros han muerto en los últimos 12 meses, la cifra "más macabra" desde que la ONG comenzara a hacer estos balances en 1995.
Esos primeros 88 periodistas suponen un aumento interanual del 33% y se dieron en Oriente Medio y el norte de África, con 25 fallecidos en cada una, en el África subsahariana (21), el continente americano (15) y Rusia (2).
Todos ellos perdieron la vida durante la cobertura de conflictos o atentados, o fueron asesinados por grupos vinculados al crimen organizado, a milicias islamistas o por orden de "oficiales corruptos", detalla RSF en su informe anual, que califica 2012 de "hecatombe" para los actores de la información.
El alza en el número de muertos, frente a los 67 en 2011 o a los 58 en 2010, se debe en gran parte al conflicto en Siria, el "caos" en Somalia o la violencia talibán en Pakistán, explica en ese texto el secretario general de la ONG, Christophe Deloire.
RSF considera que la impunidad de la que gozan los autores de estos crímenes promueve que se persiga la libertad de información, y llama la atención sobre esos 47 blogueros y periodistas digitales asesinados este año, un aumento del 870 por ciento respecto a 2011, que se debe principalmente a Siria.
Esas personas, según la ONG, ejercen como reporteros o fotógrafos para documentar su día a día y la represión, y sin su acción el régimen sirio de Bachar al Asad estaría en condiciones de imponer un "apagón total informativo en ciertas regiones y de seguir masacrando a puerta cerrada".
Siria, Somalia y Pakistán, los países más mortales
A Siria, con al menos 17 periodistas asesinados, se le unen Somalia (18), Pakistán (10), México (6) y Brasil (5) en la categoría de países más mortales para los periodistas, precisa RSF, para la que en esos dos últimos Estados el narcotráfico se encuentra en el origen de esas muertes.
Entre las únicas cifras positivas, están un descenso del 16% en el número de periodistas detenidos, hasta los 879, y del 27 % en el caso de los periodistas digitales (144), así como una caída del 46 por ciento, hasta las 38 personas, en la cantidad de reporteros secuestrados.
Pese a ese progreso en términos generales, RSF otorga a Turquía, China, Eritrea, Irán y de nuevo Siria el dudoso honor de haber sido este año "las cinco mayores prisiones del mundo para los periodistas".
En Turquía al menos 42 periodistas y cuatro colaboradores fueron encarcelados, un nivel "inédito" desde el fin del régimen militar, mientras que en China (30 periodistas y 69 blogueros) la cifra se mantiene estable desde hace años, y en Eritrea, "un infierno carcelero", al menos 28 fueron enviados a prisión.
"Pocas razones para ser optimistas"
RSF advierte de que aunque -salvo en Asia y en América- el caso de arrestos y de secuestros ha disminuido, como en Egipto y en Libia desde las respectivas caídas de Hosni Mubarak y Muamar el Gadafi, "el peligro en las calles está lejos de haber desaparecido".
La organización indica en concreto que en el continente americano el mayor aumento de agresiones, hasta llegar a entre 60 y 80, corresponde a Argentina por la creciente polarización política, a Brasil por su "tenso contexto electoral" y a México como consecuencia de "los problemas políticos generados desde los comicios de julio".
En Cuba ha avanzado además la represión contra blogueros y periodistas disidentes, Perú "conserva su triste récord de agresiones anuales", de cerca de un centenar, y Colombia y Honduras siguen siendo igualmente de los más violentos de la zona para los periodistas.
En 2013, según dijo a Efe uno de los responsables de RSF, Benoit Hervieu, las incertidumbres que persisten sobre la continuación de la Primavera Árabe y la llegada de elecciones en algunos países latinoamericanos hacen que, "desgraciadamente, haya pocas razones para ser optimistas" sobre una mejora de la situación.