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Israel Galván baila lo imbailable en "Lo Real"

  • El coreógrafo y bailaor sevillano estrena su nueva obra en Madrid
  • El genocidio nazi sufrido por los gitanos es el telón de fondo
  • El Teatro Real acoge esta creación desde el 12 de diciembre durante 10 días

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Israel Galván en su último espectáculo, 'Lo Real/Le Réel/The Real', en el Teatro Real de Madrid
Israel Galván en su último espectáculo, 'Lo Real/Le Réel/The Real', en el Teatro Real de Madrid

LO REAL / LE RÉEL / THE REAL

Ficha artísticaFicha artística

Baile: Israel Galván, Isabel Bayón, Belén Maya

Cante: Tomás de Perrate, David Lagos

Guitarra: Juan Gómez “Chicuelo”

Saxofón: Juan M. Jiménez

Piano: Alejandro Rojas-Marcos

Percusión: Antonio Moreno

Violín y danza: Eloísa Cantón

Baile, cante y jaleos: Emilio Caracafé, José Jiménez Santiago “Bobote”

y Carmen Lérida “Uchi”

Actores: Pablo Pujol, Pepe Barea

Israel Galván baila en Lo real / Le Réel / The Real lo imbailable de su obra nacida del dolor por la persecución y muerte seculares que su pueblo ha sufrido a través de los tiempos y que los campos de exterminio nazis marcaron como el hito más horroroso de su larga historia.

El pueblo gitano, que tiene por bandera un campo verde, un cielo azul y la rueda de un carro para recorrerlos en libertad, está acostumbrado a ese acoso inhumano, así lo relata un superviviente de un campo de concentración alemán: “no había sorpresa, en nuestra memoria siempre nos habían detenido; en la paz y en la guerra; deportados, encerrados en campos de concentración, a muchos nos habían asesinado”.

El Teatro Real de Madrid es el testigo de este homenaje a los muertos de la sinrazón que toma cuerpo en la dramaturgia creada por el bailaor y coreógrafo sevillano junto a Pedro G. Romero y Txiki Berraondo.

Estreno mundial de una gira europea

Es el estreno mundial de una obra que justifica su génesis "por muchas razones, hablar del genocidio, de la persecución nazi, ha formado parte de mi educación. No había vergüenza. Había que hablar del genocidio, de nuestra persecución. No había nada que esconder. De alguna forma, ese hablar censurado se convirtió para mí en un estigma. Lo que se hablaba en mi casa parecía molestar fuera. Este es mi caso. Bailar lo im-bailable, lo imposible de bailar, es quizás mi caso. Mi respuesta a todo eso".

Ábrase la tierra

Para vivir como estoy viviendo

Prefiero morir

Así de claro lo expresa su autor y así de claro lo desarrolla entre la alegría por realizarlo y el dolor por la memoria de tanta alma inocente y así de claro se lo transmite al público con sus dosis molestas de música, ruido y movimiento en una narración poética flamenca que no permite al cuerpo y alma del espectador abandonarse a la delicia del arte. ¡Qué menos ante la evocación de tanto sufrimiento!

Dos años de creación y ensayos

Gerard Mortier, director artístico del Teatro Real, fue en busca de Israel en septiembre de 2010 cuando el madrileño teatro de la Abadía albergaba su creación Solo. De aquel encuentro surgió el encargo para alimentar la programación del clásico espacio escénico que quiere ampliar el espectro de su público.

Hubo una sola condición en el encargo: "Haz lo que quieras" y una mala coincidencia de fechas en las que el primer ministro francés, Nicolas Sarkozy, expulsaba del país galo a los gitanos rumanos.

Grandes fatigas me entraronY muchas ganas de llorarMe vi metío en un trenY la máquina echó a andar

El recuerdo de Hitler acudió a la cabeza privilegiada de un hijo de gitanos bailaores y tras dos años de trabajo se pone en marcha la caravana que honrará a sus muertos en otros escenarios europeos y españoles que coproducen este gran montaje: el Thèatrê de la Ville de París, Mercat de les Flors de Barcelona, Stadsschouwburg Amsterdam, Flamenco Biennale, Ludwigsburger Schlossfesptpielem y Festival Internacional de Música y Danza de Granada.

Un argumento a golpe de acción

En esta historia también se imbrica la fascinación de esos mismos nazis por la música y el baile de los flamencos. En un pasaje de la obra se representa aquella horrorosa contradición tomando el ejemplo de la película Tiefland (Tierras Bajas) (1943) dirigida por Leni Riefenstahl, la mayor y eficaz creativa de la propaganda de Hitler, en la que ella misma interpreta a una bailaora flamenca en una escena de tablao, los extras fueron 'contratados' de entre los gitanos de un campo de concentración próximo, la mayoría de los cuales serían asesinados en las cámaras de gas nazis.

Para el desarrollo de esta obra, que propiamente no tiene un argumento pero en la que suceden muchas cosas, Galván se ha rodeado de unos músicos de la talla de Tomás de Perrate, de Juan Gómez "Chicuelo" o José Jiménez Santiago "Bobote" hasta completar un cuadro artístico de 15 importantes músicos y actores.

Dos mujeres, Isabel Bayón y Belén Maya, forman un cuerpo de baile inédito en la obra del sevillano que, salvo contadas excepciones, evoluciona en los escenarios su baile picassiano en soledad o en compañía de objetos: "No solo tengo parejas de baile, ahora me acerco más a ellas, en una idea humana de todo lo que me rodea. Bailar con objetos me ha servido, aunque parezca contradictorio, para darme cuenta de que vivía rodeado de otras y de otros".

Y así va sucediendo esta historia apelando a distintos niveles de significación. Como las capas de una cebolla, los argumentos se van superponiendo más que sucediendo uno tras otro. Lo que sigue es entonces un programa, más que como una sucesión de acontecimientos, como una serie de preguntas que podemos hacernos mientras vemos lo que va apareciendo sobre el escenario.

El alma se queda temblando

Nadie puede quedarse indiferente tras pasar dos horas inmerso en la nueva propuesta de este genio de la coreografía flamenca, lo impactante ya no es su deconstrucción del baile, ni sus silenciosas pausas, ni sus sonidos de lata de un lastimoso piano de trapero. Lo que te deja temblando el alma es su mensaje poético in memoriam de un pueblo y el aviso al mundo, a gritos y patadas, para que no permitamos que el género humano se desprecie a sí mismo.

La muerte es un maestro venido de Alemania

Tango de la Muerte, Eduardo Bianco

"Bailar lo real es como bailar lo imposible. Es terrible bailar tan contento algo tan doloroso, pero así es. Yo noto la muerte más cerca de mi cuerpo, sé que las fuerzas me van a faltar, las voy gastando. Bailar siempre ha significado para mí muerte y resurrección. Bailar como el último día, siempre. Bailar ya sin fuerzas, sacando la energía de aquí mismo, de la falta de fuerzas. Todo esto me lo está dando Lo Real", Israel Galván.