El Papa pide el cese del derramamiento de sangre en Siria en su tradicional mensaje de Navidad
- Hace también un llamamiento a la negociación entre israelíes y palestinos
- Benedicto XVI alerta sobre el poder del hombre de cerrarse a Dios
- El Papa imparte su bendición Urbi et Orbi en 65 lenguas diferentes
"La verdad brota de la tierra", con estas palabras proféticas del Salmo, Benedicto XVI ha iniciado su mensaje de Navidad en el que, como es tradicional, ha realizado un repaso a los puntos del planeta donde la paz es un anhelo perseguido.
Siria ha sido la primera referencia concreta en su discurso a la Ciudad y al Mundo -Urbi et Orbi-: "que cese el derramamiento de sangre, se faciliten ayudas a los prófugos y desplazados y que, por medio del diálogo, se consiga una solución política al enfrentamiento. Que la verdad brote para la población siria dividida por un conflicto que no respeta ni siquiera a los enfermos y cosecha víctimas inocentes".
"Que los dirigentes israelíes y palestinos tengan valentía para emprender con decisión la vía de la negociación y poner fin a tantos años de luchas y divisiones", ha señalado el Pontífice.
Desde la logia central de la Basílica de San Pedro, el Papa también se ha acordado del norte de África. Una particular referencia ha tenido con Egipto, “la amada tierra bendecida por la infancia de Jesús”.
"Que los ciudadanos construyan juntos sociedades basadas en la justicia, el respeto de la libertad y la dignidad de cada persona", ha sentenciado Benedicto XVI.
Asimismo ha deseado los mejores augurios a los nuevos dirigentes de la República Popular China en el alto cometido que les espera.
Mali y Nigeria donde crueles atentados terroristas continúan causando víctimas, particularmente entre los cristianos, y latinoamérica, para que sus dirigentes tengan fortaleza en su compromiso contra la criminalidad, han sido otros de los mensajes concretos del Papa.
Llamamiento para que el hombre no se "cierre a Dios"
Benedicto XVI ha alertado también sobre el pavoroso poder que tiene el hombre para cerrarse a Dios. Ahí sitúa el poder de la fe. "Dios ha hecho todo, ha hecho lo imposible", señala. "Este mismo Dios no puede entrar en mi corazón si yo no le abro la puerta, porta fidei -la puerta de la fe-".
"Podríamos quedar sobrecogidos ante nuestra omnipotencia a la inversa. Este poder del hombre de cerrarse a Dios puede darnos miedo. Pero hay esperanza en el mundo", ha concluído el Papa, una esperanza de llegar a la justicia y paz también en los tiempos más difíciles.
Posteriormente, Benedicto XVI ha felicitado la Navidad en 65 lenguas diferentes en este 2012 en que la Iglesia Católica celebra el Año de la Fe.