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"Bestias del sur salvaje", el poema del pantano que ha seducido a Hollywood

  • Es la sorpresa de los Oscar con nominaciones a película, director, actriz y guion
  • Quvenzhané Wallis, 9 años, es la actriz más joven en ser nominada
  • La ópera prima de Benh Zeitlin se estrena en España el 25 de enero

Por
Tráiler de 'Bestias del sur salvaje'

Ficha técnicaFicha técnica

Nacionalidad: Estados Unidos

Duración: 92 m.

Director: Benh Zeitln

 

Guion:Lucy Alibar, Benh Zeitln

 

Intérpretes: IntérpretesQuvenzanhé Wallis, Wink Doucet

Hace justamente un año que Benh Zeitlin presentaba en el festival de Sundance Bestias del sur salvaje, su primera película, y lograba el Gran Premio del Jurado. Comenzaba a rodar una bola de nieve virtuosa que le ha llevado a ganar la Cámara de oro en Cannes, a cosechar entusiasmo en medio mundo, y a dar el campanazo en los Oscar con cuatro nominaciones de renombre: película, director, actriz y guion.

Zeitlin podría ser el director más joven en conseguir una estatuilla, mientras que la niña-actriz Quvenzhané Wallis, haciendo bueno el dicho de Katherine Hepburn sobre el oficio de actuar (“después de todo, hasta Shirley Temple podía hacerlo a los cuatro años»”), se ha convertido en la finalista más joven de la historia con nueve años, aunque tenía solo seis cuando rodó la película.

¿Qué es Bestias del sur salvaje? Básicamente, la epopeya de Hushpuppy, una niña de 6 años que vive en ‘La bañera’, una población sureña ficticia situada sobre el barro al borde del mar, en oposición al mundo civilizado que se encuentra al otro lado del dique. Su padre le ha educado en la comprensión y aceptación de la naturaleza. No solo en amar y respetarla, sino en encarar sus desafíos y doblegarla. La doble prueba de su aprendizaje se materializa en la tormenta que amenaza con anegar su comunidad y la enfermedad de su padre. A través de su yo salvaje debe comprender la inevitabilidad de la muerte y la devastación.

Lousiana mítica

Bestias del sur salvaje posee una rara cualidad de las óperas primas: la energía y la vitalidad. Y eso es quizá lo más destacable, su forma concuerda con su fondo. Un optimismo americano, a lo Walt Withman, que compone un canto a nosotros mismos, a la celebración de la comunidad. Benh Zeitlin apuesta por el lirismo a través de una mezcla de realismo y fantasía infantil.  Las referencias mitológicas a Caronte o los Campos Elíseos desvelan que Zeitlin quiere componer una Lousiana legendaria en su paisaje salvaje y pantanoso, la vivacidad de sus gentes y la mezcolanza afroamericana y cajún.

El director ha citado a Emir Kusturica, Terrence Malick y John Cassavetes como referentes. Los tres están en Bestias del sur salvaje: el primero, en el nervio de sus personajes; el segundo, en el amor y descripción de la naturaleza; y el tercero, en la libertad de la filmación y actuación, en el espacio infinito que ha dejado a sus actores.

Una creación colectiva

Hay un principio rector en la creación de Bestias del sur salvaje: si el cómo es distinto, el resultado también lo será. Parte de la aventura se sitúa en el proceso de producción,  rodaje y postproducción. Una mecánica que ya está presente en su primer mediometraje, Glory at sea.

Tras numerosos premios Court 13, una productora que aglutina a artistas, animadores, carpinteros y músicos, acometió el proyecto de un largometraje. Zeitlin escogió la obra de teatro de su amiga Lucy Albar Juicy and Delicious, sobre un padre y su hija inmersos en un apocalipsis metereológico con reminiscencias del Katrina. Escribieron el guion viviendo en los pantanos sureños.

Sumando talento al talento la historia fue acogida y potenciada por el Laboratorio de directores, guionistas y productores de Sundance.  Para el reparto, Zeitlin eligió actores no profesionales para capturar el espíritu de su amada Lousiana y adaptó el guión para aprovechar la dinamita de Quvenzhané Wallis. Zeitlin, que también es autor de la banda sonora, diseñó un rodaje con un equipo pequeño y en 16 mm. Tras filmar toneladas de metraje la verdadera construcción se llevo a cabo en la sala de montaje.

En consonancia con el mensaje de su película,  Zeitlin no tiene ninguna intención de dejarse fagocitar por Hollywood. Su saga sureña, el grito sostenido de comunión y desafío a la naturaleza,  tendrá continuidad. O en sus propias palabras: “¿Puede haber un lugar mejor que Nueva Orleans y sus pantanos, una región que ha forjado una cultura y una tradición de siglos a fuerza de vivir en un entorno de lo más inhóspito?”.