El primer ministro tunecino promete un nuevo Gobierno para frenar la ola de protestas
- La oposición tunecina había pedido su dimisión y convocado una huelga general
- El asesinato del líder opositor Chukri Bel Aid ha desatado masivas protestas
- El partido gobernante reconoce que Túnez sufre un grave estancamiento político
El primer ministro tunecino, Hamadi Yabali, ha prometido que disolverá el Gobierno liderado por los islamistas y formará un Ejecutivo de unidad nacional, integrado por tecnócratas independientes, cuya misión será la preparación de elecciones en el menor tiempo posible. La ola de protestas en las calles por el asesinato del líder opositor de izquierdas Chukri Bel Aid ha surtido efecto.
En un discurso a la nación pronunciado pocas horas después de la muerte de Bel Aid, Yabali ha asegurado que la misión del nuevo Ejecutivo será salir "de esta situación excepcional lo antes posible".
El Gobierno ha tardado apenas unas horas en responder a la mecha de indignación que ha prendido en todo el país por la muerte de Bel Aid, una figura muy popular y crítica, asesinado a tiros esta mañana a las puertas de su casa en la capital, Túnez.
Antes de conocerse la decisión de Yabali, la oposición tunecina comunicó que suspendía temporalmente su participación en la Asamblea Constituyente. En una rueda de prensa, las dos principales coaliciones de la oposición también exigieron la dimisión del Gobierno y convocaron una huelga general coincidiendo con el día del entierro de Bel Aid, alentados por las masivas protestas que se han desencadenado tras conocerse la noticia de su muerte.
La oposición pide la dimisión del Gobierno
El anuncio fue realizado por Hama Hamami, líder del Partido de los Obreros Comunistas de Túnez (POCT) y de la plataforma "Frente Popular por los Objetivos de la Revolución", a la que pertenece la agrupación de Bel Aid, el Partido de los Patriotas Demócratas Unificados (PPDU).
Además de la dimisión del Gobierno, Hamami pidió a los partidos de la alianza gubernamental (Al Nahda, el Takatul y el Consejo Por la República (CPR)), que renuncien a sus puestos de responsabilidad.
El primer ministro, Hamadi Yabali, es dirigente de Al Nahda mientras que el presidente del país, Monsef Marzuki, es el máximo líder del CPR, y Mustafa Ben Yafar, presidente de la Asamblea Constituyente, es secretario general del Takatul.
En unas declaraciones anteriores a la agencia Efe, Hamami responsabilizó al Gobierno del asesinato de Bel Aid, por no haber "querido escuchar las advertencias lanzadas por la oposición desde hace un mes".
En la rueda de prensa, los partidos, entre los que se encontraba Nidá Tunis, del exprimer ministro, Beyi Caid Essebsi, responsabilizaron también al ministro del Interior, Ali Laridi, y al presidente del partido gobernante islamista Al Nahda, Rachid Ganuchi. Además, solicitaron la creación de una comisión para solucionar el problema de la violencia política en el país.
"Al Nahda es completamente inocente del asesinato de Bel Aid... ¿Es posible que el partido gobernante pueda llevar a cabo este asesinato cuando (solo) interrumpirá la inversión y el turismo?", ha afirmado Ganuchi. "Túnez sufre hoy el mayor estancamiento político desde la revolución. Deberíamos estar tranquilos y no caer en una espiral de violencia. Necesitamos más unidad que nunca", ha añadido.
Ola de protestas
Túnez ha sido testigo en los últimos meses de numerosas agresiones contra líderes políticos y sindicales en distintas localidades del país.
Los dirigentes de la oposición -entre ellos el asesinado Chukri Bel Aid-, culpan a las Ligas de Protección de la Revolución (LPR), compuesta por salafistas y simpatizantes de Al Nahda, de estar detrás de estos ataques.
El asesinato de Bel Aid ha desatado una ola de protestas en todos el país. En la capital, miles de personas que se habían concentrado frente a la sede del Ministerio del Interior, en la céntrica avenida Habib Burguiba, fueron dispersadas por las fuerzas antidisturbios que emplearon gases lacrimógenos. Grupos de manifestantes respondieron con piedras.
Asimismo, varias ciudades, entre ellas Sidi Bouzid, cuna de la revuelta que el 14 de enero de 2011 acabó con el presidente Zin el Abidín Ben Ali, y Sfax, capital industrial, han sido también escenario de protestas.
Bel Adi -muy crítico con el Gobierno y los salafistas- recibió tres impactos de bala realizados por un hombre que iba en una motocicleta, en compañía de otro y se dio a la fuga, según ha informado el ministro del Interior tunecino.