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Miles de egipcios salen a la calle en el segundo aniversario de la caída de Mubarak

  • Hay decenas de heridos tras la manifestación dispersada por la policía
  • Mubarak sigue ingresado en el Hospital Militar de Maadi, en El Cairo
  • La sentencia contra él quedó anulada, a la espera de un nuevo juicio

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Egipto conmemorará con protestas el segundo aniversario de la caída de Mubarak

Hace justo dos años, el hombre fuerte del régimen de Hosni Mubarak, Omar Suleiman, pronunció la frase que hizo estallar de júbilo a Egipto. El contraste con el ambiente que se respiraba en este mismo país no puede ser más agudo.

La plaza Tahrir de El Cairo, el lugar que entonces concentró los anhelos de millones de egipcios que deseaban libertad y dignidad, ha reunido a miles de personas en una nueva protesta, en esta ocasión contra el presidente del país, Mohamed Mursi, y los Hermanos Musulmanes.

En una atmósfera derrotista y reivindicativa, los egipcios que se acercaron en varias marchas a este lugar y al Palacio Presidencial (muchos menos que en reciente convocatorias) aseguraron defender la llama de la revolución frente al poderoso grupo islamista, al que acusan de pretender aferrarse al poder.

La desesperanza, azuzada por la galopante crisis económica que sufre el país, se reflejaba en la mayoría de rostros y en los discursos de los manifestantes.

"Pensamos que los Hermanos Musulmanes impondrían justicia, pero no lo hicieron. Al rico lo han hecho más rico y al pobre lo han pisado. ¿Es esta la justicia social? Si Hosni (Mubarak) nos sumió en la desgracia (durante) 30 años, un año de gobierno de Mursi equivaldrá a 50 años de desgracia", ha dicho a Efe el joven Gamal Gafar.

Al rico lo han hecho más rico y al pobre lo han pisado

Pese a que Mursi aún goza de un amplio respaldo, sobre todo entre las capas más populares y en el Egipto rural, la erosión sufrida desde que fue elegido como el primer presidente en democracia del país, el pasado mes de junio, es evidente.

Decenas de heridos

Decenas de personas han resultado heridas cuando las fuerzas de seguridad dispersaron con chorros de agua y gases lacrimógenos a miles de manifestantes concentrados frente a las entradas del Palacio Presidencial de El Cairo.

La policía y la guardia republicana reaccionaron de esta forma al aumentar el número de manifestantes en la zona, adonde llegaron varias de las marchas convocadas con motivo del segundo aniversario de la caída del régimen de Hosni Mubarak, informó a Efe una fuente policial.

A la llegada de las marchas, las fuerzas de seguridad utilizaron cañones de agua para alejar de los alrededores del Palacio de Al Itihadiya a los manifestantes, que respondieron tirando piedras.

Con el inicio de los primeros enfrentamientos, la policía lanzó decenas de botes de gases lacrimógenos desde seis vehículos blindados de la Seguridad Central apostados en la zona.

Según la fuente policial, cientos de efectivos de la Seguridad Central aguardan en esos coches el momento de intervenir, mientras que numerosas ambulancias están desplegadas en el lugar.

De acuerdo a la versión del Ministerio del Interior,  las marchas eran en un principio pacíficas, pero una minoría comenzó a retirar las alambradas instaladas en las entradas del palacio y a lanzar piedras hacia el edificio.

Ante la continuación de las agresiones, se ordenó a las fuerzas de seguridad que intervinieran para proteger el palacio y evitar una escalada de la violencia, señala el ministerio en su comunicado.

Los manifestantes llegaron a la sede de la Presidencia en dos marchas procedentes de las cercanas mezquitas de Rabea al Adauiya y Al Nur.

Acostumbrados a las noches de caos

Pero los egipcios han comenzado a acostumbrarse a las largas noches de caos y destrucción.

Desde que el pasado 25 de enero -con motivo del aniversario del inicio de la revolución- se registraron las primeras escaramuzas, han muerto más de 60 personas y raro es el día en el que una manifestación no acaba en disturbios.

Más decepción: "Esperábamos que con Mursi hubiera un nuevo amanecer, pero, desgraciadamente, eso no ha sucedido y ahora estamos a la espera, que llegará gracias a Dios", dice Kamel Said, otro joven de Tahrir.

Pese a los ánimos sombríos, cada día se producen noticias que recuerdan que Egipto no es el mismo que bajo Mubarak.

Hoy, los ulemas de la institución islámica de Al Azhar eligieron por primera vez a través de una votación al nuevo mufti de Egipto, la máxima autoridad religiosa del país, que hasta ahora era designado directamente por el presidente.

El elegido es el profesor de jurisprudencia islámica Shauki Ibrahim Abdelkarim, un jurista poco conocido y de perfil bajo que sustituye al moderado Ali Gomaa, cuyo mandato termina a finales de este mes.