Un teólogo brillante y amante de la música
- Es un diestro pianista, apasionado de Mozart y doctor en Teología
- Cuando tenía 15 años le obligaron a alistarse en las juventudes hitlerianas
- Durante el concilio Vaticano II, destacó por sus posiciones reformistas
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Benedicto XVI
Nace el 16 de abril de 1927
Culto, accesible, discreto, pero inflexible en sus convicciones. Son los adjetivos que, según los que le quieren, definen mejor el carácter de Benedicto XVI. Un Papa llamado a ser 'de transición', que no va a completar ocho años al frente de la Iglesia Católica, y al que le ha resultado muy pesada la carga del báculo papal. Este lunes Joseph Aloysius Ratzinger ha anunciado que abandona el pontificado el 28 de febrero.
No tiene el 'don de gentes' de su predecesor, pero Benedicto XVI, mano de derecha de Juan Pablo II durante dos décadas, ha sabido imprimir su sello personal en el gobierno de la Iglesia: el antiguo guardián del dogma, azote de reformistas y herejes, ha rescatado el rito latino y se ha enfrentado a los escándalos de pederastia que han salpicado a algunos religiosos.
A Ratzintger le ha correspondido también lidiar con las dificultades del siglo XXI, en el que, por primera vez, los musulmanes superan en número a los católicos y avanza de forma imparable el secularismo.
Vocación temprana
Cuenta su hermano Georg que desde muy niño, con apenas cinco años, Joseph Ratzinger supo que quería ser cardenal. Hijo de un comisario de policía y de una cocinera, se crió en un en un pueblo de la región alemana de Baviera. Su infancia está marcada por un ambiente de profunda religiosidad y por el carácter severo y recio de su padre.
En sus memorias confiesa que, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando tenía 15 años, le obligaron a enrolarse en las juventudes hitlerianas. Pero ni él ni su familia comulgaron nunca con el nazismo.
En 1951 se convierte, junto a su hermano Georg, en sacerdote. A partir de ahí, la carrera del joven Ratzinger subirá como la espuma: en 1957 empieza a trabajar como profesor de universidad. Muy pronto, su gran preparación y su agudeza le hacen brillar sobre los demás. Corren los años 60 y Ratzinger se prepara para el que será su gran trampolín internacional: el Concilio Vaticano II.
De joven 'rebelde' a 'cardenal de hierro'
Entre 1962 y 1965, el prometedor Ratzinger participa en el Concilio Vaticano II como asesor del cardenal alemán Frings. La reforma, una de las más profundas que ha sufrido la Iglesia, la había convocado, curiosamente, otro de los pontífices llamados 'de transición', Juan XXIII. Es hora de modernizar la Iglesia y Raztinger destaca por sus posiciones aperturistas.
Pero estos inicios progresistas pasarían pronto a la historia: a medida que sube en el escalafón eclesiástico, el carácter de Ratzinger se vuelve más y más conservador. En 1977 cumple su viejo sueño de ser cardenal. Apenas cinco años después, Juan Pablo II le 'ficha' para capitanear la Congregación de la Doctrina de la Fe, heredera de la antigua Inquisición.
Un 'duro' con club de fans
Durante estos años, se posiciona en contra del sacerdocio femenino y de los homosexuales en la Iglesia. En el año 2000 publica un polémica carta, Dominus Iesus, en la que defiende que "sólo en la Iglesia católica se encuentra la salvación eterna".
“Solo en la Iglesia Católica se encuentra la salvación eterna“
Sus críticos, como la progresista Asociación de Teólogos Juan XXIII, le acusan ser la punta de lanza de ala más conservadora de la Iglesia (en 2006 llegó a decir que la teoría de la evolución es "irracional"). Ese mismo año renunció al título de Patriarca de Occidente, un recuerdo del cisma que llevó a la escisión de la Iglesia ortodoxa.
Pero, pese a su fama de duro, a Raztinger no le faltan apoyos: en internet, su club de fans oficial con su foto, al más puro estilo hollywoodiense.
Sucesor de Juan Pablo II
Después de dos décadas de trabajo en la sombra, en abril de 2005 llega su momento: tras la muerte de Carol Wojtyla, los 'príncipes de la Iglesia' le entregan a Raztinger el testigo. Sólo hacen falta cuatro votaciones para que el hombre fuerte del Vaticano ocupe finalmente el sillón de San Pedro. Su sucesor lo tendrá más difícil. En 2007, suprimió la elección de papa por mayoría simple y fijó una mayoría cualificada de dos tercios.
"Después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor". Desde el balcón de las Bendiciones, el recién elegido Papa saluda a una multitud enfervorecida.
Ahora la edad -tiene 85 años- y los achaques le obligan a dejar el solideo papal. En septiembre de 1991, sufrió una hemorragia cerebral de la que se recuperó tras diez días de hospitalización. El 17 de julio de 2009 se fracturó la muñeca derecha al caerse en su residencia de verano y fue intervenido quirúrgicamente en el Valle de Aosta.