La vida de Ratzinger en el Vaticano con el futuro papa, un dilema para los teólogos
- Benedicto XVI vivirá en un monasterio dentro del miniestado
- El teólogo disidente Kung hubiera preferido que se retirase fuera
El hecho de que el Vaticano albergue dentro de sus muros a un papa que dejará de serlo, Joseph Ratzinger, y a su sucesor, que será elegido en un cónclave, es considerado por algunos teólogos como una "ventaja" para el nuevo Pontífice y para otros un "peligro".
Para el teólogo alemán Hans Küng, "el peligro es que Ratzinger quedándose en Roma asuma el papel de un papa sombra. Hubiese preferido que hubiera decidido retirarse a meditar y a rezar en su Baviera natal", ha asegurado en una entrevista al diario La Repubblica. "Es ya embarazoso si en una parroquia el viejo párroco se queda al lado del nuevo, imaginémonos un viejo papa junto a uno nuevo", ha agregado el compañero de estudios de Joseph Ratzinger en la Universidad de Friburgo (Alemania).
Benedicto XVI renunciará oficialmente a su pontificado el día 28 de febrero y perderá la infabilidad pontificia, ha aclarado el portavoz vaticano Federico Lombardi. A partir de entonces y hasta la elección del sucesor de San Pedro, se entra en la llamada Sede Vacante en la que se anunciará la fecha del cónclave y en la que el cardenal camarlengo, Tarcisio Bertone, se hace cargo del Gobierno temporal de la Iglesia.
Inédito en la era moderna
El jefe de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, ha apuntado que el título de Benedicto XVI quizá permanezca cuando éste pase a ser Joseph Ratzinger, un papa que ha dejado de serlo pero mantendrá el Obispado, ya que se trata de un sacramento.
De esta manera se constituye una figura que jamás ha existido en la Edad Moderna y Contemporánea, y que se aposentará en el monasterio de monjas de clausura Mater Ecclesiae, situado en el interior del Vaticano, donde podrá estudiar, escribir, escuchar música, rezar y pasear por los jardines.
"Es uno de los problemas que se encontrará la Santa Sede en un breve futuro, la convivencia dentro de los muros vaticanos del sucesor de Benedicto XVI y también del papa dimisionario", ha dicho un purpurado, que ha preferido no ser mencionado. Se trata de una nueva situación para la Iglesia que "llena de incertidumbre a la Curia romana" porque el gesto del papa de renunciar "deja muchas preguntas en el aire, simplemente por la novedad que supone en la historia reciente de la Iglesia".
Por su parte, uno de los cardenales papables, el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, ha asegurado que todavía es pronto para saber si la renuncia de Ratzinger "cambiará la modalidad del papado" y ha añadido que "todavía se debe reflexionar sobre si el Vicario de Cristo puede ser considerado un cargo transitorio".
"Seguro que la materia merece un estudio profundo así como las consideraciones que, de momento, serían prematuras", ha aseverado Dolan. En cuanto a "la modernidad" de la decisión de Benedicto XVI de renunciar, ha dicho entender "la tentación de interpretarla como una reescritura de las reglas que definen el papado, pero me parece sinceramente demasiado pronto para sacar conclusiones". Según él, la convivencia entre Ratzinger y el próximo Pontífice en el Vaticano no creará problemas.
El ejemplo del obispo de Nueva York
"Me ha sucedido también a mí cuando llegué a la diócesis de Nueva York después de la jubilación de Eagan, y me he dado cuenta de que la situación ofrece más ventajas que desventajas", ha explicado Dolan, quien ha añadido que "el nuevo sucesor puede aprovecharse de la experiencia viva de su predecesor".
Por lo pronto, Joseph Ratzinger ostentará el título de obispo emérito de Roma porque es obispo de Roma, aunque el portavoz Federico Lombardi dijo hoy desconocer el título que recibirá el Pontífice una vez abandone el Pontificado.
El día 28 de febrero el papa se trasladará en helicóptero a Castel Gandolfo, la residencia de verano de los papas cerca de Roma, donde permanecerá hasta que estén acabadas las obras de rehabilitación del convento de monjas de clausura del Vaticano. El convento cuenta con cuatro plantas, varios espacios comunes y 12 celdas monásticas, un ala nueva de 450 metros cuadrados, una capilla, un coro para las hermanas de clausura y una biblioteca.