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Las elecciones generales italianas, en manos de los votantes indecisos

  • Un 30% de la población, indecisa. La mitad de ellos votará en el último momento
  • El voto de las mujeres jóvenes del sur del país es el gran enigma

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La importancia de los indecisos en las elecciones italianas

La tercera parte de los electores italianos no ha decidido aún a quién votará, o si hacerlo,  en las elecciones generales del 24 y 25 de febrero. Este grupo de votantes puede ser definitivo en  los resultados, que se prevén ajustados sobre todo en el Senado.

Los italianos acuden a las urnas el domingo y el lunes para decidir quién sucederá al gobierno tecnócrata de Mario Monti, con los principales partidos buscando nuevas formas de conseguir la victoria.

Según los sondeos, se trata sobre todo de mujeres, principalmente las   más jóvenes, generalmente residentes en el sur de Italia y, entre ellas,   amas de casa o jubiladas, que consideran poco interesante la política.

La abstención suele ser baja -en los últimos comicios de 2008 alcanzó el máximo de las últimas elecciones con un 19,6 %- por lo que los partidos tratan de convencer a esa tercera parte de votantes dubitativos cuya mayoría, según los estudios, termina decidiendo a última hora cuál será su voto.

Las últimas encuestas, publicadas el 8 de febrero, antes de que comienza recta final de campaña (en Italia no se publican sondeos electorales en los 15 días previos a las elecciones), dieron al partido de centroizquierda de Pier Luigi Bersani como principal favorito.

El segundo, 5.7 puntos por debajo, el centroderecha de Silvio Berlusconi, que mantendría la distancia registrada en las últimas semanas.

El poder de los indecisos

El director del instituto de encuestas de opinión IPSOS, Renato  Mannheimer, ha analizado el peso que tendrán los indecisos y sobre todo los 5  millones de electores que deciden en el último minuto, en un artículo  publicado en el diario Corriere della Sera.

"Es evidente que las decisiones de éstos podrán, incluso radicalmente,  cambiar el cuadro que surge de los sondeos", señala Manheimer a la agencia Efe.

En estas encuestas se destaca cómo los indecisos no quieren, no saben, o  no les interesa, definir su posición política y  esto crea aún más incertidumbre, ya que un 11% de la población decide a última hora el voto que introducirán en la urna.

La conquista de las urnas

En los últimos sondeos, la alianza de centroizquierda liderada por Bersani encabezaría las votaciones (34-38% de los votos), manteniendo los 5.7 puntos por encima de Berlusconi (24-30%) como venía haciendo en los últimos sondeos.

La alianza centrista de Monti se encuentra en una alejada cuarta posición por detrás del Movimiento 5 Estrellas (16% en las últimas encuestas), el partido anti-sistema liderado por el actor Beppe Grillo.

Este Movimiento, que ha llenado plazas con sus críticas hacia la política tradicional italiana, amenaza seriamente las aspiraciones de Monti, Berlusconi y Bersani, lo que ha llevado a los tres grandes líderes a tachar al partido de Grillo de 'populista', 'desperdicio del voto' y 'peligro para la Democracia'.

Bersani ha buscado defender su liderazgo con una propuesta de bajo riesgo y una estrategia sin compromiso. Sus apoyos van desde economistas liberales a keyneasianos, de modo que, cualquier postura radical de sus líderes amenaza con dinamitar la estabilidad interna de la coalición.

Berlusconi promete reducciones radicales de impuestos y la creación de cuatro millones de puestos de trabajo, mientras que Monti, luchando por reducir la distancia en las encuestas, ha intentado proteger su imagen de austeridad y se ha hecho promesas cada vez más ambiciosas en cuanto a la bajada de impuestos.

Por su parte, Monti ha pedido a Bersani y Berlusconi un debate electoral en televisión, pero ambos candidatos se han negado.

Pero, según ha explicado Mannheimer, el resultado electoral es difícilmente previsible ya que, si bien Bersani tendría la mayoría absoluta en la Cámara de los Diputados, se mantiene la incógnita sobre los resultados en el Senado, donde el enrevesado sistema electoral prevé premios según los resultados regionales. Y si hay un ganador diferente en cada cámara, estaríamos, de nuevo, ante una Italia ingobernable.