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Circuitos electrónicos impresos en papel convencional

  • Añaden funcionalidad, atractivo e interactividad al papel impreso
  • La electrónica se incorpora al papel en el mismo proceso de impresión de la tinta

Se utilizan tintas conductivas y componentes orgánicos o convencionales flexibles

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Caja musical interactiva.
Caja musical interactiva.

La impresión de circuitos electrónicos en papel es una tecnología en desarrollo desde hace muchos años, aunque en la actualidad se ve beneficiada por los nuevos materiales y los nuevos métodos de fabricación de componentes electrónicos que poco a poco van aumentando sus posibilidades a la vez que se abarata el proceso.

Tampoco la impresión de componentes electrónicos es un concepto nuevo. Pero en este caso la idea no consiste en añadir electrónica en miniatura al papel, sino hacer que la electrónica esté impresa directamente sobre el papel de forma similar a como se aplican actualmente las tintas, los relieves y los troquelados y los barnices o acabados finales.

La electrónica está impresa directamente sobre el papel

El resultado es electrónica altamente flexible y resistente que utiliza tintas conductivas y componentes electrónicos orgánicos y extremadamente miniaturizados y que se incorporan al papel como parte del mismo proceso de impresión convencional, incluyendo diminutas baterías apenas más gruesas que la propia hoja. De este modo lo que hasta ahora eran objetos impresos estáticos añaden funcionalidad, atractivo e interactividad.

Un producto final parecido serían, salvando las distancias, las etiquetas RFID actuales. Consisten básicamente en un microcircuito y en una antena, todo ello aplicado sobre una pequeña lámina de papel adhesiva que es habitual encontrar, por ejemplo, adheridas en libros o discos funcionando a modo de etiqueta antirrobo.

La impresión de electrónica en papel sería una versión mucho más sofisticada y refinada que ésta, capaz de ejecutar procesos más complejos y de incorporar como parte de la impresión baterías, LED luminosos, microprocesadores o sensores.

Así, posibilidades más avanzadas de la electrónica impresa en papel incluyen que un póster o la portada de una revista reproduzcan música o sonidos al tocar en determinadas partes, o que en una botella de refresco la etiqueta se ilumine al cogerla. Todo ello sin que el papel pierda sus propiedades, como la flexibilidad y la posibilidad de enrollarlo.

Las historias gráficas y los cuentos infantiles -algunos de los cuales ya utilizan actualmente una forma muy elemental de tinta conductiva- también ofrecen innumerables posibilidades de interacción y enriquecimiento.

Y en medicina podrán existir detectores en papel de distintas enfermedades o etiquetas inteligentes que, adheridas sobre la piel, informen sobre el estado del paciente de forma visual o de forma remota transmitiendo información a un ordenador.

Entre los beneficios de este tipo de electrónica sobre papel citados por IEEE Spectrum destacan que se trata de un material barato, flexible, biodegradable y reciclable.

También es extraordinariamente adaptable: con los aditivos y procesos de fabricación adecuados el papel puede adquirir una interminable variedad de propiedades. Puede ser hidrófilo o hidrófobo, frágil o resistente, áspero o tan suave como el vidrio.

El papel cuesta una fracción de lo que supone fabricar las láminas de plástico flexible utilizadas como soporte para circuitos electrónicos. Y es mucho mejor aislante de la electricidad que el silicio, hasta 100.000 veces menos conductivo. Pero la superficie rugosa, aunque sea a escala microscópica, y su facilidad para absorber la humedad pueden causar el desprendimiento de los componentes electrónicos, inutilizarlos o alterar su funcionamiendo.

Uno de los objetivos es que este tipo de electrónica se pueda integrar en el proceso convencional de impresión en imprenta de rodillos. En el futuro, como comienza a suceder con las impresión 3D, cualquiera podría imprimir su propia electrónica en papel mediante impresoras similares a las convencionales.

Sin embargo en la actualidad la resolución de las mejores imprentas limita la posibilidad de imprimir componentes electrónicos complejos. Los componentes electrónicos fabricados de este modo, con la resolución de las imprentas, limita su complejidad y por tanto su capacidad, "asemejándolos a los microchips que era posible desarrollar con la tecnología de hace 40 años, lo que todavía puede exigir algunos años de investigación y desarrollo", según se explica en Electronics on Paper.