El centroizquierda italiano asume la austeridad de Monti para llegar al poder
- El Partido Democrático podría pactar con Monti "por el bien del país"
- Bersani ha apoyado los recortes, pero pide ahora políticas de crecimiento
- Revolución Civil espera captar el voto de la "izquierda real"
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Dicen quienes conocen a Pier Luigi Bersani, candidato del centroizquierda a las elecciones italianas y favorito de las encuestas, que de joven estaba entusiasmado con la figura del secretario general del Partido Comunista (PCI), Enrico Berlinguer.
En programas de televisión y entrevistas, Bersani, que se inició en política como militante comunista, no duda en calificarle de "modelo de valor ético".
Ahora sin embargo encabeza una fuerza, el Partido Democrático (PD), muy alejada de aquellas raíces. En ella conviven antiguos miembros del PCI con políticos provenientes de la Democracia Cristiana y del Partido Socialista, y se inspira, incluso en el nombre, en los demócratas de EE.UU.
El programa del PD promete cumplir con las políticas de austeridad marcadas desde Bruselas, pero con más énfasis en el crecimiento y en la defensa de lo público. De hecho, Bersani ha tendido la mano a Mario Monti para formar un gobierno que frene a Silvio Berlusconi.
La oferta amenaza con restarle el apoyo del partido Izquierda, Ecología, Libertad (SEL) de Nichi Vendola, socio en la coalición "Bien Común". Pero nadie puede decir que un gobierno Monti-Bersani sería una sorpresa.
Durante los años en que Romano Prodi fue primer ministro (1996-98 y 2006-2008), los entonces Demócratas de Izquierdas colaboraron en un Ejecutivo para, al igual que se dice hoy, garantizar la estabilidad y frenar al berlusconismo.
Como recuerda The Economist, Prodi puso en marcha entonces el programa de recortes para que Italia entrara en el euro. Y añade: "su segundo gobierno, entre 2006 y 2008, llevó a cabo el único intento concertado de liberalizar la rígida economía de Italia hasta la llegada de Monti. El ministro a cargo de esa desregulación fue Bersani".
Apoyo al gobierno Monti
"Nuestro objetivo es ganar la Cámara y el Senado, con el fin de tener una mayoría independiente y estable" afirma, en declaraciones a RTVE.es, Matteo Mauri, miembro del Secretariado Nacional del PD y jefe del grupo del partido en el Consejo Provincial de Milán.
Mauri confirma que, si fuera necesario, "por el bien del país y para evitar el caos", su formación estaría dipuesta a pactar con Monti. El político agita el fantasma de la inestabilidad y de una repetición inmediata de las elecciones, como ocurrió en Grecia.
"Monti sería ciertamente el socio más natural (...) Ya hemos apoyado a un gobierno Monti, no veo por qué Monti no debería apoyar un gobierno Bersani", añade.
Mauri reitera el compromiso del PD con las políticas de austeridad marcadas desde Bruselas, pero insiste en que son necesarios estímulos económicos. "De lo contrario, Italia no pondrá salir de la crisis", advierte.
Desde que la Unión Europea, y en especial Alemania, bendijeron a Monti para que dirigiera las reformas en Italia, Bersani ha apoyado unos recortes que en total superarán los 60.000 millones de euros en tres años, según cálculos del propio Ejecutivo.
"El PD ha votado hasta ahora las medidas de austeridad del Gobierno Monti, y eran muy, muy duras e injustas. Golpeaban a los grupos pobres de la población más que a los ricos", explica a RTVE.es Donatella della Porta, socióloga y profesora del Instituto de la Universidad Europea, con sede en Florencia.
"En justicia social - continúa Della Porta - el PD ha seguido una moda de los partidos socialdemócratas de fascinación con las políticas de privatización y desregulación, en las que sin embargo se ha movido incluso más a la derecha que esos partidos. Esto puede explicarse, por un lado, por la falta de una alternativa creíble en la izquierda y, en segundo lugar, por la orientación bipartidista (aunque nunca se haya logrado y ahora esté en peligro) del sistema de partidos".
Como ejemplo de esta derechización respecto a otros partidos europeos, Della Porta señala que el PD ha sido hasta ahora incapaz de ponerse de acuerdo en una posición coherente sobre el matrimonio homosexual, debido a la influencia de sus elementos democratacristianos.
La "izquierda real"
En tiempos de Berlinguer, el PCI era el partido comunista más grande de Europa Occidental, con casi 2 millones de afiliados. En 1991, tras la caída del Muro de Berlín, Achille Occhetto pilotó la reforma del partido para abandonar el martillo y la hoz y convertirse en una formación socialdemócrata, el Partido Democrático de la Izquierda (PDS), que tras diversas mutaciones pasó a subsumirse en el PD.
Sin embargo, no todos quisieron abandonar el comunismo: una facción importante del partido creó Refundación Comunista (RC).
Tras unos buenos resultados en las primeras elecciones a las que concurrió (entre el 5 y el 8%), su colaboración con Prodi le costó cara: en 2008 obtuvo apenas un 3% y quedó sin representación.
"La izquierda real no está en el Parlamento por primera vez desde la II Guerra Mundial", explica la española Maite Mola, vicepresidenta del Partido de la Izquierda Europea, una organización de partidos comunistas, socialistas y verdes en la que está integrada RC.
Para los comicios de 2013, Refundación, junto con la Italia de los Valores del juez Di Pietro y otras formaciones menores, concurre en la coalición Revolución Civil. Su manifiesto se opone frontalmente a los recortes y denuncia la corrupción de todo el sistema.
La iniciativa tiene su origen en Palermo, donde confluyeron la izquierda tradicional y los jueces anti-mafia. Uno de ellos, Antonio Ingroia, es el candidato.
"De momento es un frente electoral, pero creo que intentarán mantener la coalición, y ocupar ese espacio político", explica Mola.
La española piensa que Revolución Civil va a captar el voto de la izquierda descontenta con el acercamiento entre Bersani y Monti. "(Bersani) no solo pacta con un personaje que viene de los mercados financieros, sino también nombrado a dedo. Sería imposible que alguien de izquierdas pactara con él".
La prueba de fuego para Revolución Civil es el Senado, donde necesita un 8% de los votos para obtener representación. Aunque no llegue a ese mínimo, el voto a Ingroia podría restar apoyos al PD, por lo que desde este partido insisten en pedir el "voto útil" contra Berlusconi.
La situación de Bersani, el admirador de Berlinguer, ante los comicios del 24 y 25 de febrero, no está exenta de ironía: el excomunista depende hoy de un neoliberal, Monti, y del beneplácito de las instituciones financieras europeas para auparse al poder.