Kooza, el "más difícil todavía" del Circo del Sol
- Llega a Madrid el octavo espectáculo de la compañía canadiense
- El show impresiona a los espectadores con acrobacias increíbles y payasos
Quién iba a imaginar que David Shiner, aquel mimo tímido y más bien soso que vino a Madrid en diciembre para presentar a la prensa su último espectáculo, iba a montar un lío semejante bajo una gran carpa. Estrenado el viernes pasado en la capital y recién traído de Londres, el octavo show que llega a España del Circo del Sol, Kooza, es largo –dura cerca de tres horas–, íntimo –cómo se agradece no tener al cristalino constantemente enfocando a los acróbatas–, arriesgado y muy, muy divertido.
El grito más repetido durante la noche fue “¡Aaaaay!”, y no era para menos, porque los alambristas se juegan literalmente la vida, a pesar de las redes que, de vez en cuando, sus compañeros colocan debajo de ellos para evitar lo que nadie quiere ver.
La fiesta circense comienza con un número de payasos en el que Innocent, un bajito y triste personaje, abre una caja de la que surge el Trickster, un geniecillo que le lleva de viaje a descubrir otro mundo. De ese nuevo universo surgen bailarinas que se transforman, a juzgar por sus contorsiones imposibles, en arañas; y acróbatas que caminan tan campantes por un alambre alto –y que saltan por encima de los demás– y que no tienen en menor reparo en subirse a dos bicicletas.
Gran protagonismo de los payasos
Pero también hay payasos que invitan al público a participar, que consiguen divertir a los que han ido a ver circo y se encuentran, para su alivio, con el más puro ejemplo del mismo. Hay trapecistas, números de baile, trucos de magia y hasta una rueda de la muerte, sin duda el número que consigue entrecortar más respiraciones.
La rueda –que nunca antes se ha visto en España– se mueve gracias a dos colombianos, Jimmy Ibarra y Ronald Solís, que empiezan dando vueltas dentro de los dos cilindros y acaban saltando por los aires en unas piruetas que se alejan de todo acto cabal. Los aplausos se corresponden con el esfuerzo de estos fenómenos. Y todo ello amenizado por una orquesta liderada por dos cantantes que, en directo, va aderezando cada uno de los números de una música más que notable.
Saltos mortales impresionantes
Cuando uno piensa que el peligro ya ha pasado, va y llega otro número que consigue ponerte los pelos más de punta de que el anterior, si es has logrado que vuelvan a su forma original. Ejemplo de ello es la parte de los saltos mortales, casi al final, en la que los acróbatas calzan unos zancos que dificultan muchísimo las volteretas en el aire, algunas con tirabuzón incluido.
Kooza se puede ver en Madrid, en el escenario Puerta del Ángel de la Casa de Campo, hasta el 14 de abril. A partir de ese día, los 17.000 metros cuadrados de superficie partirán rumbo a Bilbao, segunda y última ciudad española donde se podrá ver este espectáculo que es para muchos de lo mejor que se ha visto de Circo del Sol.