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Chanel muestra sus conquistas con rumor de cambio

  • Un rumor dice que Guesquière sustituiría a Lagerfeld
  • Slimane pincha con su segunda colección para Saint Laurent
  • Amaya Arzuaga dibuja una silueta exagerada y caprichosa
  • Ungaro mezcla estampados salvajes con topos de distintos tamaño

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Carrusel de Chanel y saludo de Karl Lagerfeld.
Carrusel de Chanel y saludo de Karl Lagerfeld.

Un enorme globo terráqueo muestra los territorios conquistados por Chanel como queriendo decir “esto es lo que he conseguido”, y muchos se preguntan: ¿es la despedida de Karl Lagerfeld? En París se rumorea que Nicolas Guesquière, sustituido en Balenciaga por Alexander Wang, podría ser el relevo de la casa francesa pero, como es habitual, se trata solo de un rumor.

La colección, quizá la última del káiser para Chanel, hace del abrigo la prenda estrella. Lo vemos en múltiples versiones y siempre con un denominador común, despejar la parte delantera con cortes geométricos, o solapas que se recogen con botones, para que lucir las botas altísimas (a veces con cadenas, muy Karl), las medias tupidas o los leotardos. Tres prendas que son los nuevos pantalones para Lagerfeld.

La misma idea se repite en los vestidos. Vemos algunos en tamaño mini con camisas transparentes de cremallera por encima. Otros, largos por detrás, dibujan una silueta vertical languida y de estética gótica. El negro y el azul oscuro se reparten la paleta de colores, salpicada de azules suaves, muchos grises y toda la gama de tonos que va del rosa palo al granate.

Los tejidos, muy trabajados y con aplicaciones diversas, muestran su lado más barroco, siempre con cortes de rabiosa tijera juvenil. Sudaderas, trench en tweed y superposiciones aportan un aire deportivo a la colección que hace guiños a los 80 con prendas en denim bordado. En el front row han aplaudido las actrices Jessica Chastain, Milla Jovovich y Vanessa Paradis, entre otros.

Una mancha en el CV

Horror. Horror es la palabra que más se ha repetido en París tras el desfile de Hedi Slimane para Saint Laurent. El que fuera el diseñador más admirado e idolatrado por inventar una nueva silueta para el hombre en Dior se adentra ahora en terreno pantanoso para, según algunas críticas, ahogarse en el lodo.

La colección es un despropósito.

Vestidos grunge, camisetas boyfriend de cuadros y botas de moteros se mezclan con feos vestidos de cuero aferrados al cuerpo como un bronceador barato. Poco más. Se puede destacar que el desfile se hizo en el Gran Palais, que la pasarela estaba decorada con andamios y que sonaba música rock.

También que en las primeras filas estaban Catherine Deneuve y Pierre Bergé. Ellos, y el señor Yves Saint Laurent, acudieron al debut de Slimane para Dior. Bergé dice que Yves admiraba el trabajo del joven talento y es normal.

Sus colecciones en la casa Dior fueron estupendas, incluso la primera para Saint Laurent tenía, coloquialmente hablando, un punto. Esta segunda colección tiene una mancha, una mancha en su expediente. Claro, también nos podemos hacer las “modernas” y decir que nos encanta. Eso no es una mancha, eso es una estupidez. ¿Influirá el hecho de que Slimane vive y trabaja en Los Ángeles?

El plato fuerte de Amaya Arzuaga

Amaya Arzuaga firma una colección recia, con una paleta cromática reducida basada en el negro y con un catálogo de siluetas inquietantes. La burgalesa, que presenta en París su línea principal y en Cibeles la segunda, cuenta que se ha inspirado en las fotografías de Ikko Narahara y Daido Moriyama, dos fotógrafos que crean universos inquietantes y sensuales en blanco y negro.

La riqueza de las texturas de blancos, negros y grises se notan en la colección gracias a la diversa bandera de tejidos marcada por los fieltros industriales, el punto hecho a mano y la franela de lana.

Siluetas exageradas, hombros redondeados con ganas, mangas mariposa, y patrones asimétricos experimentan con breves combinaciones de color. Siempre con un fondo negro vemos trazos geométricos, y un tanto abstractos, en naranja, beige o verde petróleo. Siempre recordando a la obra del pintor Loser Feitelson.

Topos y felinos

Es curioso. Giambattista Valli recordaba a Ungaro (la casa donde se formó) y ahora Ungaro recuerda a Valli. Fausto Puglisi decora su colección con arriesgadas combinaciones de estampados felinos, rayas masculinas y topos en diferentes tamaños.

Esta mezcla de motivos, siempre en blanco y negro, se remata en ocasiones con grandes aplicaciones en metal en forma de flores. El contrapunto a la monotonía cromática lo ponen ráfagas de amarillo y otras en distintos azules, desde el celeste al klein.