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Máxima seguridad en el Vaticano antes del cónclave que elegirá al nuevo papa

  • Se ha revisado cada habitación para comprobar que no hay micrófonos
  • Los inhibidores de frecuencia instalados garantizan la confidencialidad

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Máxima seguridad en el Vaticano antes del cónclave que elegirá al nuevo papa

En 1216 el emperador Federico II encerró a los cardenales y no les permitió salir hasta que se hubieran puesto de acuerdo para elegir a un secuesor de Pedro. Federico II jugaba sus bazas entre los papables y sus eminencias tuvieron que pactar un nombre antes de morir de hambre o sed.

Las cosas no son tan drásticas ahora. Sin embargo, para garantizar la privacidad ya no vale un simple candado: los sofisticados sistemas de comunicación y la existencia de Vatileaks han convertido la defensa del secreto en una auténtica obsesión dentro de los muros vaticanos.

Pero las medidas van más allá de los límites territoriales. En San Pedro, los teléfonos móviles tienen problemas de conexión. La Gendarmeria, el cuerpo de seguridad del Vaticano, trabaja sin descanso día y noche.

La residencia de los cardenales, Domus Santa Marta, tiene las ventanas cerradas. Se ha revisado habitación por habitación para comprobar que no hay ningún micrófono. También se han instalados inhibidores de frecuencia para garantizar la confidencialidad de los cardenales.

Los 115 electores saldrán de la Casa Santa Marta dos veces al día para ir a la Capilla Sixtina. Se cerrará el acceso a esta plaza para que no tengan contacto con nadie.

El trayecto lo harán en pequeños autobuses escoltados por coches de la gendarmería. Uno irá delante, el otro detrás. Llevarán antenas capaces de inhibir las frecuencias. Dentro de los autobuses un sistema denominado “Jammer” y que es el mismo que utilizan los soldados italianos en Afganistán.

Todo para que sus eminencias estén aisladas del exterior. Durante las congregaciones, el cardenal Mahony tuiteó dentro del Aula Nueva del Sínodo.

Los coches con inhibidores de frecuencia patrullarán entorno a la Capilla Sixtina para evitar que ningún sonido se escape al exterior ni que un solo ruido atraviese los candados electrónicos que preservan la sala de votación.