La defensa de los neonazis acusados de agredir a un mendigo "añora" la Ley de Vagos y Maleantes
- Considera que los mendigos "no son personas, sino cánceres de la sociedad"
- Cuatro neonazis son juzgados por causar graves lesiones a un hombre en 2009
- La fiscalía pide 12 y 10 años de prisión para los acusados de las agresiones
- El hombre sufrió un traumatismo craneal que requirió 541 días de recuperación
El abogado de la defensa de los cuatro neonazis que están siendo juzgados en la Audiencia Nacional por la agresión a un indigente en 2009, Ángel Pellús, "añora" la Ley de Vagos y Maleantes y estima que "la ocupación de terreno público por quien no se procura una existencia digna es causa de rechazo en otras personas que cumplen las leyes".
"Si el trabajar es un derecho, también es un deber y la vagancia no está recogida en nuestra Carta Magna", argumenta el letrado antes de resaltar que nadie quisiera ver que en su portal se acumulan despojos de cartones y prendas donde pululan las chinches, las pulgas, los piojos y, en algunos casos, hasta una rata.
“La vagancia no está recogida en nuestra Carta Magna“
Pellús ha lamentado la interpretación que se ha dado a su escrito de defensa y la ha atribuido a que "no ha sabido explicarse correctamente", aunque ha opinado que los mendigos "no son personas humanas", sino "cánceres de la sociedad".
Mientras, Javier R.B., uno de los cuatro "cabezas rapadas" procesados por golpear al indigente en el distrito de Moncloa, ha culpado en la Audiencia Provincial de Madrid a otro de los acusados, Mykhaylo T., de pegar y pisar, "poseído por la ira", al mendigo.
En el juicio, junto a Mykhaylo y Javier, se han sentado en el banquillo de los acusados María Leticia G.D. e Iván L.G., por un delito de lesiones.
La Fiscalía solicita doce años de cárcel para el primero de los procesados y diez años de prisión para los otros tres, además de una indemnización conjunta de 300.000 euros para la víctima, Rafael Santamaría, un indigente que estaba pasando la noche en un fotomatón de la calle Arcipreste de Hita,
Como consecuencia de la agresión, el hombre sufrió un traumatismo craneoencefálico con contusión hemorrágica, que requirió una curación de 541 días.
Niegan su pertenencia a grupos neonazis
En la vista, Mykhaylo ha indicado que, cuando iba andando por la calle con un grupo de personas, pasó junto a un indigente que estaba sentado, "como borracho" y que les insultó, pero ha dicho que "en ningún momento" comenzó a pegarle patadas.
"Siento lástima por esta persona porque con la crisis o los desahucios esto puede pasarle a cualquiera", ha asegurado Mykhaylo al ser preguntado si el mendigo le caía mal por haber ocupado la calle.
"No odio a nadie", ha manifestado Mykhaylo, quien ha explicado que, a veces, se corta el pelo porque sufre dermatitis seborreica antes de negar su pertenencia a un grupo neonazi: "No puedo. Soy comunista. Mi abuelo murió en la II Guerra Mundial".
Un acusado culpa al "ruso" de la agresión
Por su parte, Javier ha señalado que, al salir de un bar, oyó los gritos de una persona quejándose de dolor, se giró y apartó "al ruso", Mykhaylo, que estaba encima del hombre y que le estaba pegando y pisando "con cara de poseído" y "descolocada por la ira".
Javier, que en el momento de los hechos se encontraba en libertad condicional tras ser condenado por un delito de lesiones por una pelea en su barrio y que ha reconocido que lleva un tatuaje con la palabra "sangre", ha precisado que vio cómo Mykhaylo le dio "una o dos patadas en la cabeza" al mendigo.
Los otros dos acusados, María Leticia e Iván, han apuntado que, cuando iban en un grupo andando por la calle, el indigente estaba sentado en el suelo y apoyado contra una pared, gritando y profiriendo insultos, por lo que ella se asustó, pero todos se marcharon.
Niegan la agresión al hombre
Ninguno de los jóvenes del grupo agredió al mendigo, según María Leticia e Iván, quien ha aseverado que es "imposible" que el "ruso" le pegara al mendigo por la distancia que había entre ellos.
Según las conclusiones provisionales de la Fiscalía, el 23 de agosto de 2009, hacia las tres de la madrugada, los acusados, de estética "cabeza rapada", puestos de común acuerdo y con ánimo de causar daño, empezaron a propinar patadas en la cabeza a Rafael Santamaría.
A Rafael le ha quedado como secuela una alteración cognitivo-conductual que le limita para actividades de cierta complejidad, por lo que necesita supervisión de terceros.
Después de escuchar "tres versiones distintas" de lo ocurrido, el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, que ejerce la acusación popular en el caso, ha mostrado su impresión de que todos los acusados "mienten" para evitar unas condenas penales "muy elevadas".
No obstante, Ibarra ha recalcado que el relato de Javier coincide con las declaraciones de algunos testigos en cuanto a quién saltó sobre la cabeza del indigente y lo golpeó.
Los "cabezas rapadas" nunca reconocen su aversión ideológica o su odio hacia el indigente, ante la dificultad de explicar que se acercan a una persona que está dormida y la golpean con brutalidad, produciéndole unas lesiones muy graves, ha agregado el portavoz del Movimiento contra la Intolerancia, quien ha remarcado que la mitad de los mendigos en España ha sufrido agresiones.