'Anna Karenina', la adaptación más teatralizada de Tolstói
- La cinta de Joe Wright se llevó el Oscar a mejor vestuario
- Keira Knightley y Jude Law encabezan el reparto de esta versión
- La película se estrena en España este viernes 15 de marzo
FICHA TÉCNICA
Título: Anna Karenina
Título original: Anna Karenina
Año: 2012
Duración: 129 minutos
País: Reino Unido
Director: Joe Wright
Guion: Tom Stoppard (basado en la novela de León Tostói)
Música: Dario Marianelli
Fotografía: Seamus McGarvey
Reparto: Keira Knightley, Aaron Taylor-Johnson, Jude Law, Domhnall Gleeson, Kelly Macdonald, Olivia Williams, Ruth Wilson, Matthew Macfadyen, Emily Watson, Michelle Dockery, Jude Monk McGowan, Holliday Grainger, Luke Newberry, Alicia Vikander, Susanne Lothar
Premios: Oscar y Bafta al mejor vestuario
Este viernes 15 de marzo llega por fin a los cines la producción británica Anna Karenina, la nueva adaptación de la inmortal novela de León Tolstói sobre la alta sociedad rusa realizada por el director Joe Wright (Orgullo y prejuicio, 2005; Expiación. Más allá de la pasión, 2007).
Tras ganar el Premio Oscar al mejor vestuario -que Jacqueline Durran arrebató al español Paco Delgado, que competía con Los Miserables-, esta adaptación teatalizada de la novela, y enésima versión cinematográfica -la primera fue en 1935 con Greta Garbo y dirigida por Clarence Brown-, llega a las salas españolas con un reparto de lujo encabezado por Keira Knightley y con Jude Law (Cold Mountain, El talento de Mr. Ripley), Kelly Macdonald (No es país para viejos y la serie Boardwalk Empire), Matthew Macfadyen (El desafío: Frost contra Nixon), Emily Watson (Rompiendo las olas, Hilary y Jackie) y Aaron Taylor-Johnson (Nowhere boy, Salvajes), entre otros.
La de Anna Karenina es una historia atemporal que explora la capacidad del corazón humano para amar contextualizada en la fastuosa sociedad de la Rusia imperial. En el año 1874, Karenina (Keira Knightley) lleva una vida deseada por todas sus contemporáneas: está casada con Karenin (Jude Law) un importante funcionario al que ha dado un hijo y gozan de una posición envidiable en San Petersburgo.
Viaja a Moscú después de recibir una carta de su hermano, el mujeriego Oblonsky (Matthew Macfadyen), pidiéndole ayuda para salvar su matrimonio con Dolly (Kelly Macdonald). En el tren, Anna conoce a la condesa Vronsky (Olivia Williams), a la que espera su hijo, el elegante oficial de caballería Vronsky (Aaron Taylor-Johnson). Cuando Anna es presentada al oficial, surge una chispa mutua que ninguno de los dos ignorará y emprenderán una apasionada historia de amor con consecuencias.
Una maravilla visual
El experimentado adaptador al cine de dramas de época que es Joe Wright decide en Anna Karenina dar un giro radical con respecto a las producciones previas y, en lo que en las notas de producción se define como una "decisión audaz", decide dar un enfoque teatralizado a la película.
En su decisión pesaba la idea de que todos los personajes "fingen", y por eso la historia podría transcurrir en un teatro, a lo que se suma, en el subsconsciente, las ansias de Wright de emular el teatro de marionetas que llevaban sus padres en su infancia.
En los Estudios Shepperton de Inglaterra se reconstruyó un teatro abandonado que simbolizara el final de una sociedad decadente y se puso en marcha una gran maquinaria que se traduce en cifras épicas: doce semanas de rodaje, más de cien decorados, 240 escenas y 83 papeles hablados.
El resultado es una película impecable y deliciosa en su dirección escénica, en su música, en su vestuario, en su dirección artística y en su fotografía. Algunas imágenes o secuencias de la película nos retrotraen inmediatamente a cuadros impresionistas y de vanguardia que permanecen indelebles en nuestra retina, como El desayuno sobre la hierba, de Édouard Manet, los segadores de Van Gogh o Millet, o a retratos como el de Alfred Munnigs leyendo en la hierba, de Harold Knight, o incluso a El beso de Gustav Klimt.
Son espectaculares las escenas coregrafiadas, que consiguen convertir en bello el trabajo burocrático de un grupo de funcionarios que sellan papeles al unísono, o las de los grandes bailes de salón de la Rusia fastuosa de la época.
Una versión fallida
El crítico de The New York Observer decía en su crítica de Anna Karenina que James Joyce escribió una vez de Tolstói que "nunca fue aburrido, estúpido, cansino, pedante ni teatral. Podría cambiar de opinión si viera Anna Karenina".
Y es que las ganas de innovar de Joe Wright lo que consiguen es un producto fallido en la historia, que no alcanza la profundidad de la novela y deja fuera importantes temas que hubiesen permitido dibujar mejor a sus personajes.
Keira Knightley, cómoda también en los personajes de época, que ha llevado a la excelencia en las órdenes de Wright -fue su actriz protagonista en Orgullo y prejuicio, con la que estuvo nominada al Oscar; y en Expiación. Más allá de la pasión- se enfrentaba "al papel más difícil que he tenido hasta la fecha". Tenía que mostrar la cara amable y la oscura de Anna Karenina, lo bueno y lo malo, su bondad y la crueldad.
Jude Law aceptó hacer suya la calvicie de su personaje y se convierte en un aburrido aristócrata y Domhnall Glesson consigue aparcar al fin su imagen de mago de Hogwarts.
Pero, pese a lo excelente del reparto, los actores no consiguen empatizar con el público -tampoco hay demasiada química entre Knightley y Taylor Johnson- y sus 130 minutos se hacen interminables en muchos momentos.