"Buenos Aires para la Iglesia católica"
- Sorpresa mayúscula en San Pedro por la elección del argentino Bergoglio
- Los fieles interpretan el nombre de Francisco como una ruptura con lo anterior
- "Se podía haber llamado Leo o Diego, ya que es argentino", bromean algunos
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“Bergo… ¿qué?” Ahora sabemos que es un jesuita, humilde, evangélico, renovador, de Buenos Aires y que tiene 76 años. Pero a las 20:12 de la tarde, cuando el cardenal protodiácono, Jean Louis Touran, anunciaba el esperado Habemus Papam y, a continuación, el Dominus Giorgio Mario (…) Cardinale Bergoglio, en la plaza de San Pedro la mayoría de los fieles se quedaron con la boca abierta.
“¡Ha dicho Bergoglio, es Bergoglio!”, confirmaba exultante una familia argentina que –asimilando la noticia- explicaban a los fieles congregados a su alrededor que el próximo papa de la Iglesia es su compatriota, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano de la historia. Dolores vive en la capital argentina. Cuando Benedicto XVI anunció su renuncia no dudó en cambiar los planes de las vacaciones. Tenía previsto viajar con su familia a Europa el próximo año, pero adelantaron la fecha. “Lo apostamos todo a esta semana confiando en que se convocara el cónclave estos días y, fíjate si mereció la pena”, explica a RTVE.es, mientras se abraza a su marido y a sus cinco hijos.
Cerca alguien entona las primeras notas del “No llores por mí Argentina…”. “Es histórico, es increíble que hayan elegido a un argentino”, comenta uno de sus hijos, muy emocionado, mientras ondea la bandera blanquiazul en alto.
Pronto le acompañan las enseñas de Brasil, Ecuador, Colombia y otros países latinoamericanos que se suman a la fiesta. Ondeando bien en alto gritan al mundo que la Iglesia ha mirado al continente con más fieles católicos y peor representado en el Colegio Cardenalicio.
Bergoglio y Francisco, fuera de las quinielas
La incómoda lluvia que cayó durante todo el día sobre la ciudad del Vaticano había hecho insoportable la espera. Pasadas las 18:00 de la tarde, la mayoría de los fieles y curiosos congregados en la plaza de San Pedro habían perdido la esperanza de que los 115 cardenales reunidos en el cónclave eligieran por consenso al próximo pontífice. “Mañana volveremos”, anticipaban algunos imaginando el color de la fumata. Pero entonces, a las 19:08 un humo blanco inconfundible tiñó de alegría el cielo romano.
“Clamor en una plaza de San Pedro multicolor de paraguas y banderas“
“Blanca. Bianca. Branca. Blanc, White”. En todos los idiomas la gente celebraba que, por fin, había un nuevo papa. El repicar de las campanas de San Pedro confirmaba –por primera vez de forma simultánea- la noticia, sin lograr acallar el clamor de una plaza multicolor de lenguas, paraguas y banderas.
Desde la fumata hasta la aparición de Bergoglio en el balcón, algunos hacían más llevadera la espera con cánticos y rezos. También había quienes se acordaban del papa emérito :”¿qué estará pensado ahora Benedicto XVI?”, se pregunta Jacques, un joven francés. Otros seguían especulando con los candidatos. Marc Oullet, Sean O’Maley, Angelo Scola, Odilo Pedro Scherer… Pero todos fallaron en las quinielas. En las del candidato y en las del nombre del papa.
Y es que a los pocos minutos, una pregunta clave sobrevuela el ambiente: ¿cómo ha dicho que se llama el nuevo papa? Entre la confusión y la sorpresa de la elección de Bergoglio, nadie había entendido el Qui sibi nomen imposuit. Se preguntaban unos a otros y el murmullo crecía sin respuesta hasta que un Ipad y la Wikipedia desvelaron la incógnita.
“Tenemos a Maradona, a Messi y ahora papa”
“La Iglesia salda una deuda histórica con los jesuitas“
“Será Francesco I”, anunció entonces el protodiacóno improvisado Geoffrey Strickland, un abogado norteamericano que estudia Derecho Canónico en Roma y que ha sido el más rápido en tener conexión a Internet. La respuesta se extiendió por la plaza y se transformó en un grito al unísono: “¡Viva el papa, viva Francesco I”. “La elección del nombre también ha sido una sorpresa. Es el primer nombre original en mucho tiempo. Ya explicará si se debe al renovador y humilde San Francisco de Asís o al jesuita Francisco Javier, probablemente a ambos. En cualquier caso la Iglesia salda una deuda histórica con la Compañía de Jesús”, apunta el cura valenciano Jesús Girón. “Me gusta que sea un papa latino. Creo que aportará savia nueva”, añade. “Querrás decir Buenos Aires para la Iglesia”, le interrumpe, en tono de broma uno de sus colegas diocesanos. Y siguiendo con las bromas, hay quienes habían pensado en otro nombre para él. “Siendo argentino, ¿cómo no se ha hecho llamar Diego o Leo?”, preguntaba con sorna un joven de la pampa en alusión a Maradona y Messi.
A Bergoglio, amante del tango y el fútbol le han bastado unos pocos gestos para ganarse la complicidad y la simpatía de los devotos. “Me fueron a buscar al fin del mundo”, afirmó desde el balcón. Y continuó, con una leve inclinación de cabeza: “quiero pediros una oración para que me bendigan”. Apenas unas pinceladas que han servido para que algunos hablaran ya de un “nuevo lenguaje” en la Iglesia. Elena Judit Ardisone, una argentina que afirmaba haber conocido a Bergoglio a través del ya fallecido cardenal Pironio, explica a RTVE.es que “es un hombre de una espiritualidad muy fuerte, arraigada en el evangelio y muy humilde. Ese gesto de pedir que le bendigan antes de dar su bendición es como un pacto con el pueblo”. La plaza se vacía pero hay algunos que necesitan quedarse un poco más para terminar de creérselo. “Estoy en shock, me esperaba alguien más joven”, afirma el también argentino Sebastián Sangoi, sacerdote diocesano de 32 años, que estudia Teología en la Universidad Gregoriana de Roma. “Para América y para Argentina es una emoción muy grande”.
“Al final se cumplió lo de que quien entra papa, sale cardenal“
“Me eché a llorar cuando dijo el nombre. Siento una felicidad grandísima. Me acuerdo mucho de mi familia y de mi patria en estos momentos. En Argentina siempre hay un motivo para celebrar y esto es un muy grande”, asegura Thaly Chaves, que no para de ofrecer declaraciones a radios y televisiones de todo el mundo, a la caza de fieles argentinos. Calada hasta los huesos, pide permiso para darse un baño caliente tras un largo día a la intemperie esperando al nuevo papa. Y termina parafraseando al recién elegido papa Francisco: “buena notte e buen riposo”.