Los testigos discrepan sobre el estado de Ortega Cano antes del accidente
- El testigo declara que lo vio minutos antes del accidente "tambaleándose"
- Otros dos testigos dicen que lo vieron "normal" y "para nada borracho"
- Tercer día de vista oral en el juicio por homicidio imprudente
La tercera jornada del juicio contra el torero José Ortega Cano por un accidente de tráfico mortal, por el que se enfrenta a cuatro años de cárcel, ha escuchado este jueves las declaraciones contradictorias de tres personas que le vieron "tambaleándose e incapaz de mantenerse en pie" y otras dos que le notaron "totalmente normal" y "para nada borracho" antes del suceso.
Las contradicciones han sido insalvables, pues dos camareros que estuvieron con Ortega Cano en un bar de Burguillos (Sevilla) media hora antes de la colisión lo vieron "tambaleándose, incapaz de mantenerse en pie" y sin poder abrir la puerta de su coche, según ha dicho el primero de ellos, y "balbuceando y costándole hablar", en palabras del segundo.
Sin embargo, el dueño de dicho bar, José A.M., ha declarado que habló con Ortega Cano diez minutos en la barra, donde el torero se tomó una Coca Cola "que dejó casi entera" y "para nada tenía síntomas de haber bebido alcohol" y le pareció "en perfectas condiciones para conducir".
Por su parte, el camarero que le sirvió ha dicho que fue una Coca Cola con güisqui y ha precisado que "cree que Ortega Cano iba bajo los efectos del alcohol" pues "le costaba hablar y balbuceaba" y además nunca le ha servido copas sin alcohol.
Careo entre los testigos
Las contradicciones entre los testigos de la defensa y la acusación han llevado a la juez a ordenar un careo entre el dueño del bar y Pilar R.R., que al día siguiente del accidente le oyó decir que el torero llevaba "una cogorza como un mulo", diligencias en la que ambos se han ratificado en sus posiciones.
En contra de la afirmación de Ortega Cano de que cuando ocurrió el accidente, el 28 de mayo de 2011, hacía años que había dejado la bebida, el camarero Juan José L.J. ha asegurado que "el maestro", como siempre le ha denominado, pedía Coca Cola con güisqui, así como vino y manzanilla por las mañanas y una copa por las tardes.
Este testigo ha dicho que aquella noche Ortega Cano no le respondió al saludo, pese a que le conocía, y le vio "incapaz de mantenerse en pie, tambaleándose" y luego "trasteando con la puerta de su coche porque no la podía abrir".
Pilar R.R. también le vio aquella noche desde la acera de enfrente del bar "tambaleándose como si hubiera bebido" y varios vecinos lo comentaron.
Frente a estas personas, Estanislao M.M., que había invitado a su casa de Villaverde del Río (Sevilla) a la hija del torero, estuvo con él hacia las 21 horas y ha asegurado que Ortega Cano estaba "en condiciones totalmente normales" y le sirvió una Coca Cola.
Ha relatado el detalle de que pidió a Ortega Cano el favor de que le llevase en su coche a una fábrica y le llamó la atención que circuló por una calle estrecha donde tuvo que recoger los retrovisores y no rayó ningún coche. A continuación el torero se dirigió al bar de Burguillos (Sevilla) en un trayecto de diez minutos por una carretera donde su supuesta conducción en zigzag y peligrosa llevó a los ocupantes de otro coche a denunciarlo al 112.
Los sanitarios no parecieron olor a alcohol
El juicio contra el torero, que se enfrenta a cuatro años de cárcel, ha escuchado además a tres sanitarios y a dos profesionales que llegaron al lugar del accidente y no le apreciaron olor a alcohol ni "síntomas evidentes" de alcoholismo.
Se trata de un bombero que excarceló al torero de su coche, un médico, el conductor de una ambulancia y otros dos médicos del hospital Virgen Macarena, donde quedó ingresado en estado grave.
Los tres primeros, sin embargo, han reconocido, a preguntas del fiscal, que en el lugar olía también a gasolina, aceite y sangre y que su prioridad era salvar la vida del accidentado.