Rosa Montero: "Cuando escribes una novela hablas de cosas tuyas pero que ya no son tuyas"
- Hablamos con la periodista y escritora sobre su último libro
- 'La ridícula idea de no volver a verte' ha alcanzado la cuarta edición
Tomar una historia ajena e ir desgranándola, al mismo tiempo que la enlazas con episodios esenciales de tu propia vida, no es fácil. Más difícil aún, sería -uniendo ambas vivencias-"filosofar" a partir de recuerdos felices u oscuros de ambas vidas y conseguir además, que el lector tenga la sensación de que lo que el texto cuenta también tiene mucho que ver con su propia vida.
Con las breves y contundentes líneas del diario de Marie Curie y sus propias inquietudes, Rosa Montero lo ha conseguido al escribir La ridícula idea de no volver a verte (Seix Barral/Biblioteca Breve); una obra, que tiene algo de ensayo, algo de novela y algo de biografía.
En sus palabras, el libro "va como un tiro". Es decir, que ya ha alcanzado la cuarta edición, antes de que haya acabado su primer mes de vida. Y eso que los libreros no saben muy bien dónde colocarlo...
Rosa Montero nos revela aquí, con mesura y elegancia, intensas vivencias propias y de su ya amiga, Marie Curie, en torno a la vida, el amor y la muerte. Eso ha provocado que reciba como respuesta "una catarata de historias conmovedoras" de sus lectores, a través de las redes sociales.
Con la compañía somnolienta de las dos perras a las que rinde homenaje su nombre de guerra tuitero (@Brunahusky), hablamos en el luminoso salón de su casa, de algunas de las muchas cuestiones que sugiere este "invento", como ella le llama.
P: Como lector, el libro me ha parecido muy sereno, transmite serenidad…
R: Es fantástico. Me preguntaron en una entrevista que quería que sintiera el lector y justamente contesté “emoción y serenidad”. Y en ese momento me dí cuenta de que es un libro que efectivamente lo que busca es la serenidad, aunque la palabra como tal no se mencione en el libro. Pero era lo que estaba buscando. Me encanta que me lo digas porque el núcleo del libro es la búsqueda de la serenidad.
Da la impresión también de que ha sido redactado con tiempo, sin prisas…
Ha salido con el tiempo que ha necesitado. Sin prisa, como todos mis libros. Curiosamente lo he terminado más deprisa que la mayoría de ellos.
Suelo tardar unos 3 años en acabar una novela, pero este libro que no es exactamente una novela, que no sé bien lo que es, lo he escrito en 11 meses, que es casi un record. También me pasó algo parecido con La loca de la casa, que se parece de alguna manera a La ridícula idea de no volver a verte.
Son libros que están hechos antes en la cabeza aunque no lo sepas, y de repente encuentras la llave para que puedan salir. Y salió como un torrente…fishh! (añade gráficamente como si dibujara la trayectoria de un cohete)
“hay libros que están ya hechos en la cabeza“
Muchas veces escribir una novela es como picar piedra. Pero este libro ha sido escrito como en un trance, fluía, palpitaba, he disfrutado escribiéndolo.
¿Es un ensayo a partir de los diarios de Marie Curie que llegaron a ti para que los prologaras?
Si y no. Si existiera un ensayo narrativo, a lo mejor. Es un invento. Una biografía poco convencional de Marie Curie, y en parte una autobiografía poco convencional. Pero el tono es muy narrativo.
Aludía al término ensayo porque hay una reflexión sobre grandes o pequeños temas filosóficos, vivencias que en un momento dado experimentamos todos…
Sí, pero hacer reflexionar sobre esas cuestiones también lo consiguen las novelas ¿no? No es un libro testimonial. Aunque hablo, por ejemplo, de la muerte de mi pareja, como había pasado el tiempo, podía acercarme a ello hablando del duelo de todos, no de un modo puramente testimonial.
Cuando escribes una novela, en definitiva, hablas de cosas que son tuyas pero que ya no son tuyas…
“No es un libro testimonial“
En qué momento decides que el prólogo (al diario de Marie Curie) que ibas a escribir, se convierta en esta obra que es algo bien diferente
Desde el principio. Me dí cuenta al leer los diarios de Marie Curie (tan sólo 28 páginas) que eran como un espejo de aumento para rebotar cosas que me estaban dando vueltas en la cabeza en los últimos tres años.
Imprimí el diario y lo leí ya tomando notas en los márgenes. Me compré un montón de biografías, y de golpe ya estaba en marcha el libro.
Reflexionas sobre las coincidencias inexplicables de la vida, y de la posibilidad de un mundo ultraterrenal. Llegas a decir en una página que te sigues sintiendo acompañada por tu pareja Pablo Lizcano…a pesar de haberse ido
Claro que si, es natural y nos pasa a todos. Como dice Amos Oz, todos llevamos a la espalda a nuestros muertos. En cuanto a esas coincidencias hacen referencia a un mundo poético, metafórico y nos encantan a los escritores, pero no creo que haya nada real detrás.
En el libro vas explicando a veces al lector el propio proceso creativo del mismo. Cuentas en un pasaje, que te planteas y lo hablas con un amigo, si has contado demasiado o poco sobre el personaje de tu pareja, Pablo Lizcano ¿Era un conflicto con tu pudor?
Pudor siempre hay, pero la cuestión es escribir con libertad, que no es fácil. La madurez literaria pasa por ahí, por la libertad interior, dejar que te atraviese la historia sin pensar en nada más que en la veracidad y la energía de esa historia.
“ “
Pero siempre hay cortapisas, siempre he sido pudorosa, y no me gusta en general la literatura autobiográfica en general, salvo excepciones. Mi amigo decía que Pablo no está en el libro, yo creo que si está, y que fue un error de apreciación.
“escribir con libertad no es fácil“
Lo poco que cuentas de él es muy consistente. Resulta conmovedor cómo narras cómo te dio una de sus últimas palabras en la soledad absoluta de una habitación de hospital.
Es lo más íntimo que cuento en el libro. Como dice Vargas Llosa, sería el cráter de la novela. Y este libro tiene estructura de novela. Dice él que todas las novelas tienen un cráter, una escena central, sobre la que pivota todo, que suele estar en la mitad del libro.
De esa escena se saca una conclusión sobre la literatura, el arte salvador. De ella, tomo una distancia para convertirlo en algo general, que nos refleje.
En cuanto a la forma, llama la atención el empleo novedoso y constante de los hashtags para resaltar grandes temas que se tratan (#Culpa, #Ambición, #Palabra)
Me parecen tan expresivos y tan útiles que creo que llegarán a ser un signo ortográfico más. El hashtag indica un pensamiento en construcción, y cuando aparece el lector debe cargarle todo lo que se ha dicho anteriormente sobre el concepto.
Te ahorra mucho tiempo, para no ser reiterativo. Es un signo muy económico, útil y muy expresivo. Aporta algo.
Hablemos telegráficamente de la situación general ¿Cómo la ves?
Lo veo tan mal que creo que sólo puede ir a mejor
Y para terminar, no podemos olvidar tu labor como columnista, una de las más seguidas en este país. Hay gente que te crítica por apartarte de la línea "ortodoxa" de los colaboradores de opinión de El País, y otros que te valoran precisamente por ello...
Todo mi esfuerzo como persona pensante se vuelca en pensar la realidad cada día y pensarla sin las muletas del estereotipo y del sectarismo. ¿Qué otra cosa mejor podemos hacer que entender el mundo? Es mi postura en la vida. Llevo casi 40 años escribiendo artículos de opinión y he aprendido bien que no se puede gustar a todo el mundo
Una de los elogios más geniales que me dijeron fue éste: "me gustas muchísimo, no siempre estoy de acuerdo contigo , pero eres una de las pocas periodistas a las que debo leer su artículo hasta el final para saber qué es lo que piensa, cosa que no me ocurre con otros a quienes leyendo la firma y el tema ya sé lo que van a opinar".
Me pareció, una maravilla, me sentí muy orgullosa. Eso es lo que quiero