Tecnología para llevar la NBA al límite
- Un conjunto de cámaras analiza la cancha con una visión completa
- El software determina quiénes son los jugadores y sus estadísticas
- Mediante simulaciones se pueden calcular los movimientos óptimos
Muchos deportes se benefician de los avances tecnológicos, especialmente sin duda los de origen estadounidense, que además se conciben en la actualidad más como espectáculo que otra cosa. Comparativamente, nuestro fútbol es un deporte de “palos y piedras”, tanto en las reglas y las herramientas de transmisión como en lo que sucede en los banquillos. Ahora, a los avances en retransmisiones de deportes como el fútbol americano, se han sumado también otros como los análisis de datos del baloncesto profesional.
Y es que en la actualidad lo que sucede en los vestuarios e incluso en los despachos es casi tan importante como lo que ocurre en la cancha. Un ejemplo sería la utilización de un sistema de reconocimiento visual llamado SportVU que está suponiendo una pequeña revolución en la NBA, quizá tanto como supusieron los análisis matemáticos y estadísticos estilo Moneyball en el béisbol.
Tal y como cuentan en el blog GrantLand, 15 de los equipos de la liga profesional ya han comprado las cámaras de vídeo y todo el equipamiento, lo que les cuesta casi unos 80.000 euros anuales. Pero bien invertidos estarán si proporcionan los resultados que prometen.
¿Cómo funciona el sistema de seguimiento?
Su funcionamiento es aparentemente sencillo, como puede verse en el vídeo. Las cámaras realizan un seguimiento de los jugadores de cada equipo y de la pelota. Se pueden seguir las jugadas con total precisión y ver los lanzamientos y las estadísticas básicas: posesión, efectividad en los tiros y demás. Lo más importante es que el sistema es capaz de incluir los números de los jugadores en el lugar adecuado, para así distinguirlos individualmente y analizarlos uno por uno.
Los equipos que utilizan SportVU no dan mucha información sobre cómo lo hacen por varias razones, la más importante estratégica: si alguien logra un análisis eficiente sobre una situación propia o sobre la de un contrario podría obtener una ventaja decisiva.
Los datos se procesan una vez terminados los partidos, en los despachos: a veces a los entrenadores no les gustan mucho los resultados, por no hablar de a los propios jugadores. Pero los datos son los datos y contra las matemáticas poco se puede objetar.
¿Cómo se mejora el básket?
Entre otras cosas se sabe gracias a estos sistemas cómo mejorar las ayudas defensivas, la importancia que tiene la colocación exacta de un jugador (para los que medio metro puede suponer la diferencia entre acertar un tiro o fallarlo) o incluso qué tipo de faltas están sobrevaloradas y en las que los jugadores podrían “arriesgar” más (por ejemplo la regla de la NBA de que es obligatoria la defensa hombre-a-hombre y no la zona).
Las máquinas dicen que deberían fomentarse también los tiros de tres puntos, que aunque más difíciles otorgan ventajas decisivas, especialmente entre los jugadores con más de un 35% de efectividad de promedio.
El software especializado puede también crear simulaciones de equipos tanto en ataque como en defensa. Los llaman “jugadores fantasmas” y aparecen en pantalla simplemente como círculos transparentes, ocupando lo que se consideran posiciones óptimas para los pases, conversiones de los lanzamientos o la defensa. Los entrenadores pueden de este modo apreciar cuál es la diferencia entre lo que realmente se jugó y lo que se debería haber jugado para obtener un mejor resultado.
Hay quienes consideran que el futuro del juego pasa por que las estrellas de la cancha imiten de la forma más fiable posible a sus “imágenes fantasma” en la pantalla, pero no todo el mundo puede ser igual de ágil y rápido. ¿La excepción? Algunos equipos como los Miami Heat tienen jugadores defensivos ultrarrápidos como Shane Battier y Dwyane Wade que no tienen problemas en hacerlo. Y, ¿qué decir de LeBron James? Simplemente, que rompe el molde e incluso se adelanta al software que pretende seguirle, por no hablar de al resto de los jugadores.