Los disturbios fuerzan a retrasar el juicio por el caso Ergenekon en Turquía
- Se juzga a los supuestos miembros de una conspiración contra el Gobierno
- La oposición cree que es un medio para combatir el laicismo
La Policía turca ha utilizado cañones de agua y ha lanzado gas lacrimógeno contra miles de manifestantes que se manifestaban ante el tribunal para apoyar a los a 275 personas acusadas de conspirar para derrocar al Gobierno. Los incidentes han forzado que la vista sea retrasada.
Los acusados del juicio del llamado caso Ergenekon, una supuesta red cívico-militar que tramaba derribar al gobierno del islamista Recep Tayyip Erdogan, debían comenzar su alegato final este lunes. La acusación pide sentencias de cadena perpetua para 64 de ellos.
Entre los acusados están el comandante de las Fuerzas Armadas Ilker Basbug, así como otros militares, políticos y académicos.
Manifestantes kemalistas
Los manifestantes se han dado cita frente a la cárcel de alta seguridad de Silivri, donde se reúne el tribunal, con banderas turcas y enseñas de partidos izquierdistas y nacionalistas.
"Somos los soldados de Mustafá Kemal", coreaban los concentrados, refiriéndose al fundador de la turquía moderna, y partidario de un estado laico y separado de la religión.
El fuerte viento ha hecho que en la sala del juicio haya penetrado gas pimienta lanzado por la Policía, lo que ha afectado a parte de los asistentes. Ante esta situación, el juez Hasan Huseyin Ozese ha decidido suspender el juicio sin fecha de reinicio.
El proceso, que dura ya cuatro años, ha suscitado críticas por la supuesta influencia del Gobierno sobre el poder judicial.
Según la acusación, la red Ergenekon estaría detrás de muchos actos de violencia política, asesinatos y atentados de las últimas décadas, orquestados para provocar el caos y justificar una intervención militar y la suspensión de las libertades democráticas. El Ejército turco dio cuatro golpes de Estado en la última mitad del siglo XX.
Del otro lado, la oposición denuncia que el Gobierno de Erdogan está usando el caso como una persecución de los secularistas, especialmente en el Ejército.
La Comisión Europea ha expresado su preocupación por el desarrollo de este y otros juicios contra supuestas conspiraciones, como el que en septiembre pasado envió a prisión a 300 militares.