Thatcher, la 'Dama de hierro' ultraliberal que despertó admiración y odio
- Fue la primera mujer que gobernó Reino Unido entre 1979 y 1990
- Se enfrentó con dureza a los sindicatos y privatizó casi todo el sector público
- La economía creció, pero tuvo graves consecuencias sociales
- Consulta el especial de RTVE.es: La vida de Margaret Thatcher
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Margaret Thatcher, fallecida a los 87 años, levantó como pocos políticos en la historia del Reino Unido las pasiones más encontradas, desde la admiración por el crecimiento económico basado en un liberalismo radical, hasta el odio por las consecuencias sociales de esas políticas.
Para bien o para mal, Thatcher pasará a la historia como una primera ministra conservadora fundamental que transformó, y dividió, al país en los casi 11 años que estuvo en el Gobierno y fue la primera mujer del Reino Unido en llegar al cargo más alto del poder.
Con estilo agresivo a la hora de negociar, Thatcher se atrevió con todo, desde la casi destrucción de los sindicatos británicos, el enfrentamiento con el IRA, la defensa de los intereses británicos frente a Europa, sus críticas a la desaparecida URSS y a un conflicto armado en 1982, cuando envió tropas al Atlántico Sur para defender las islas Malvinas de la ocupación argentina.
La fuerte voluntad y la determinación de Thatcher le valieron el nombre de la Dama de hierro, apodada así en su día por los medios soviéticos por su férrea oposición al comunismo.
Hija de un comerciante
Nacida el 13 de octubre de 1925 en Grantham (norte de Inglaterra), la política tory (conservadora) procedía de una familia de modestos recursos. Su padre había sido propietario de dos tiendas de comestibles, con lo que desde pequeña sintió las preocupaciones de los empresarios.
Con gran capacidad para el estudio, Thatcher ingresó en un colegio secundario público de carácter selectivo y consiguió entrar en la Universidad de Oxford, donde estudió Química. Pronto se daría cuenta de que su pasión era la política, por lo que estudió Derecho y se graduó como abogada en 1954, informa Efe.
El paso más importante lo daría en 1959 cuando fue elegida diputada por la circunscripción de Finchley (norte de Londres), lo que le permitió ocupar la subsecretaría de Estado de Pensiones en el Gobierno de Harold Mcmillan (1957-63). Después desempeñaría diversos cargos en su partido cuando estaba en la oposición hasta 1970.
El imparable ascenso
Con la victoria de Edward Heath en 1970, Thatcher se encargó de la cartera de Educación, pero cuando los conservadores perdieron las elecciones generales en 1974, desafió ese liderazgo y, para sorpresa de muchos, salió victoriosa.
Desde entonces, su carrera al 10 de Downing Street, residencia de los primeros ministros, fue meteórica al ganar los comicios de 1979 en momentos en que el Partido Laborista estaba debilitado y el país parecía paralizado por las huelgas y la crisis económica.
Su llegada al poder supuso una completa transformación del Reino Unido al promover la privatización de casi todas las empresas estatales, incluido el transporte público (trenes y autobuses) y la reforma de los poderosos sindicatos, a los que debilitó mucho al tiempo que cambió a fondo la legislación laboral. También aprobó la reducción de los impuestos y del gasto estatal, situando como prioridad absoluta la reducción del déficit público.
“Fue un tsunami liberal“
"Fue un tsunami liberal", resume a TVE José Ramón Pin Arboledas, profesor del IESE. “Era una discípula de Milton Friedman (gran teórico del libre mercado) y ha sido la más liberal de los gobernantes británicos. La realidad es que la economía estaba dominada por los sindicatos y su fortaleza ante las huelgas hizo que la economía creciera. El problema es que esas políticas conservadoras, como todas, tienen un recorrido y a largo plazo se ven esos efectos”, explica el economista y sociólogo.
En efecto, las medidas pronto consiguieron rebajar una inflación que parecía no tener freno, pero tuvieron un coste muy alto para la población británica principalmente por el aumento del número de parados, pero también por cuestiones como la seguridad de los transportes. Y en la década que gobernó, reino Unido perdió varios puestos en la clasificación de desarrollo humano de la ONU.
Los años duros
La euforia inicial por su llegada al poder se transformó pronto en frustración, a tal punto que los sondeos presagiaban la derrota de Thatcher en las elecciones generales de 1983. Sin embargo, la inesperada ocupación de las islas Malvinas (Falkland en inglés) por parte de los militares argentinos el 2 de abril de 1982 cambió el rumbo de la historia.
“De hecho, fue la junta militar argentina quien hizo posible su reelección”, resume la excorresponsal de TVE en Londres Anna Bosch, en referencia a la victoria británica en la guerra en junio de 1982, que selló la fama de la Dama de hierro.
Con su triunfo vendrían los años duros de Thatcher, que no dudó en continuar con el congreso anual de su partido en Brighton (sur de Inglaterra) cuando el IRA perpetró en 1984 un atentado contra el hotel donde se celebraba. Con la misma decisión afrontó en 1985 el cierre de los pozos de carbón y mandó a las fuerzas de seguridad enfrentarse a los mineros durante todo un año de huelgas hasta que estos claudicaron.
También marcaron los años de Thatcher su fuerte alianza con el expresidente de Estados Unidos, el también adalid del liberalismo Ronald Reagan y su oposición al comunismo.
Pero el declive de Thatcher llegó a finales de los 80 con su impopular poll-tax, un impuesto municipal cuyo impago se castigaba con la negación del derecho al voto, además de su continua intransigencia sobre la integración europea.
Su caída por el controvertido impuesto no vino de la mano del votante, sino de su propio partido, que el 22 de noviembre de 1990 la castigó con una revuelta interna por su implacable determinación, la misma que la llevó al poder.
“Ha sido la última gran líder europea“
Desde entonces ocupó un papel muy discreto y la última década estuvo casi totalmente retirada de la vida pública por su demencia senil. Pero nadie ha eclipsado su figura. De hecho, “ha sido la última gran líder no solo británica sino europea”, afirma Rafael Calduch, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid.