Coches híbridos para reducir el consumo de combustible y la emisión de CO2
- Son una tecnología intermedia entre los coches actuales y los eléctricos
- Combinan motores convencionales de combustión y motores eléctricos
- Aunque resultan algo más caros reducen el consumo y la emisión de gases contaminantes
Los vehículos híbridos se pueden considerar como una tecnología a medio camino entre los coches con motor de combustión, la inmensa mayoría de ellos, y los coches eléctricos que funcionan únicamente con la electricidad que almacenan en las baterías, la inmensa minoría.
El primer vehículo de este tipo que se fabricó en serie y que se comercializó de la misma forma que los coches convencionales es ahora el coche híbrido más conocido.
Combinación de gasolina y electricidad
El Toyota Prius combina un motor de gasolina relativamente modesto (de 1,5 o 1,8 litros de cilindrada según el modelo) y un motor eléctrico que trabaja junto con el motor térmico para reducir el consumo y las emisiones de gases contaminantes.
Aunque bajo ciertas circunstancias, sobre todo si la demanda de potencia es muy baja, el Prius puede moverse únicamente con el motor eléctrico. Este modo de funcionamiento es casi excepcional y con una muy limitada capacidad y autonomía, por lo que la mayor parte del tiempo el vehículo utiliza ambos motores, de gasolina y eléctrico, a la vez.
De modo que el Prius, como el resto de coches híbridos de Toyota y de otros fabricantes, únicamente depende de la gasolina para funcionar. Solo que una parte de ese combustible se dedica a producir electricidad que se guarda en las baterías para hacer funcionar el motor eléctrico.
Este funcionamiento combinado mantiene unas prestaciones razonables, y sobre todo supone una reducción en el consumo y en las emisiones de CO2, un gas asociado al efecto invernadero, y de otros gases y partículas contaminantes procedentes de la quema del combustible.
En la práctica el resultado es que tanto el rendimiento como el consumo de un vehículo híbrido con motor de gasolina es menor respecto a su equivalente de gasolina, pero es muy similar a las cifras de consumo y rendimiento de un coche con motor diésel de tamaño y prestaciones similares.
Coches híbridos e híbridos enchufables
En el grupo de los coches híbridos también se incluyen aquellos que utilizan el motor de gasolina solo para producir electricidad, caso del Opel Ampera. O una variante intermedia que utiliza el motor térmico primero para generar la electricidad que alimenta los motores eléctricos y de forma excepcional para mover las ruedas.
Es el caso, por ejemplo, del Outlander PHEV que pude probar recientemente. Este modelo está configurado para funcionar como un coche eléctrico, de modo que utiliza la gasolina para hacer funcionar un generador de electricidad y cargar las baterías. Pero de forma casi excepcional, cuando hace falta toda la potencia, el motor térmico se suma al motor eléctrico para mover la transmisión.
Además algunos coches híbridos pueden incorporar un enchufe, de modo que las baterías, además de con el motor de combustión o la deceleración, puedan recargarse también enchufando el vehículo a la red eléctrica. Igual que si se tratase de un vehículo 100% eléctrico, con la diferencia de que cuando la demanda de potencia o la carga de las baterías lo requieran el sistema encenderá al motor de gasolina.
“Los coches híbridos siguen dependiendo de los combustibles fósiles“
Con enchufe o sin él los coches híbridos siguen utilizando, y dependiendo, de los combustibles fósiles. Sin embargo, dadas las circunstancias, como la limitada autonomía de los coches eléctricos y el coste que suponen las baterías más capaces, esa dependencia es una ventaja.
O, dicho de otro modo, es un mal necesario: mientras haya una gasolinera en el camino un coche híbrido podrá seguir funcionando, algo contra lo que de momento no pueden competir los coches totalmente eléctricos que necesitan con gran frecuencia enchufes y puntos de recarga y que por ahora son 'infinitamente' menos habituales que las gasolineras.
El reto de mejorar las baterías
El mayor reto al que se enfrentan los coches eléctricos, incluyendo los híbridos, está en conseguir baterías más capaces y más ligeras que otorguen mayor autonomía y tiempos de recarga menores. Pero sobre todo más económicas, ya que el coste actual hace que sea prácticamente imposible construir vehículos asequibles a precios razonables en relación a su autonomía y prestaciones.
El carbonato de litio utilizado para fabricar las baterías de iones de litio es un recurso limitado, igual que los combustibles fósiles, lo que puede suponer un incremento del precio conforme aumenta la demanda.
Aunque en esto de los coches eléctricos lo más curioso es que se trata de avanzar en su desarrollo para en realidad retroceder hasta el escenario que existía hace más de cien años, cuando los coches eléctricos eran algo normal y común y no la excepción.