Maduro, el conductor del chavismo sin Chávez
- Exchófer y líder sindicalista, fue designado sucesor por el líder socialista
- El oficialismo se ha unido en torno a su figura con más proyección exterior
Nicolás Maduro, fiel compañero de Hugo Chávez y designado por él como su sucesor, aspira a continuar con el proyecto socialista de la revolución bolivariana sin el carisma del líder de ese proceso, pero con la misma cercanía a las clases populares y su recuerdo constante.
El favorito en los sondeos, que ha ejercido como presidente encargado durante este mes tras el fallecimiento de quien ocupó ese puesto durante 14 años, cuenta con el apoyo de todo el oficialismo que ha cerrado filas en torno al exministro de Exteriores, que es pareja de la destacada jurista Cilia Flores, otra histórica aliada de Chávez.
Nacido en Caracas en 1962, Maduro se inició en la política como líder estudiantil maoísta y empezó a trabajar como chófer de autobuses de la capital, donde llegó a ser un destacado líder sindical en los 90. Mientras que algunos detractores critican su falta de formación superior, este hecho le acerca a la clase obrera de Venezuela, el país del continente que más ha reducido la desigualdad social en la última década.
Los seguidores de Maduro destacan que en las negociaciones entre los trabajadores y los directivos destacó como un hábil negociador, condición por la que parece haber llegado tan alto, además de por su cercanía a Chávez.
El papel de Cilia Flores
Maduro conoció al comandante mientras éste cumplía condena en prisión por su fallido golpe de Estado de febrero de 1992 debido a que su pareja, la abogada Flores, llevó su defensa.
Fue uno de los fundadores del Movimiento V República, antecesor del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que llevó a Chávez a ganar las elecciones presidenciales en 1998. Participó en la redacción de la nueva Constitución de 1999 y fue elegido diputado en el 2000. Su siguiente salto fue en 2006, cuando fue designado presidente del Parlamento, puesto que desempeñó brevemente para convertirse en agosto de ese mismo año ministro de Exteriores.
En ese departamento llevó a cabo una profunda renovación. Sus defensores dicen que en muchas embajadas no se compartía el proyecto revolucionario y que era necesario adecuar la acción exterior del gobierno; los críticos dicen que llevó a cabo una verdadera purga.
Y mientras que muchos ministros de Chávez apenas duraban meses en sus puestos, Maduro conservó su puesto hasta casi la muerte del líder. Ha sido, por tanto, la figura con más proyección internacional del chavismo y ha contado con el plácet de los presidentes cubanos Fidel y Raúl Castro, con ascendencia sobre otros muchos líderes regionales que ahora le apoyan (incluido el brasileño Lula).
Tras las elecciones presidenciales de octubre de 2012, Chávez lo nombró además vicepresidente y el 8 de diciembre, unas horas antes de partir hacia Cuba para operarse por cuarta de su cáncer, le designó sucesor en caso de que él no pudiera volver a gobernar.
Chávez destacó entonces de él que era”uno de los lideres jóvenes de mayor capacidad para continuar” con su programa político, “con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre del pueblo". Y pidió a los suyos "unidad, unidad y unidad" en torno a su delfín.
El legado de Chávez
Tras acompañar de Chávez en su enfermedad, Maduro fue el encargado de anunciar su muerte el 5 de marzo, el mismo día que había culpado a Estados Unidos de un complot contra su gobierno. Unos días después asumió la presidencia interina frente al criterio de la oposición, que interpretaba que no le correspondía a él sino al presidente del Parlamento, Diosdado Cabello, el otro nombre que sonaba con más fuerza para la sucesión de Chávez.
Pero la unidad de ambos quedó simbolizada en el funeral del presidente, cuando Maduro exaltó el legado de Chávez sosteniendo un pequeño ejemplar de la Constitución que llevaba las iniciales de Cabello en el lomo.
Después, en la campaña en la que se ha mantenido su omnipresencia mediática, el recuerdo del presidente no ha desaparecido ni un momento y Maduro no ha dudado en explotarlo hasta el punto de que decir que su espíritu se le “apareció” en forma de “pajarito”.
La declaración fue muy comentada en todo el mundo, pero tampoco sorprende en un personaje con una desarrollada faceta mística, en la que de nuevo parece tener mucho que ver su compañera. Los dos viajaron varias veces a la India para meditar junto al gurú Sathya Sai Baba. También empezó la campaña definiéndose como "apóstol de Chávez", consciente de que no es posible igualarse al difunto presidente.