Holanda pide la retirada de 50.000 toneladas de carne de ternera que podrían contener caballo
- La Autoridad de Seguridad Alimentaria la considera no apta para su consumo
- La carne ha sido distribuida en toda Europa por un mayorista holandés
- España, Francia y Alemania entre los países afectados
La Autoridad Holandesa de Seguridad Alimentaria (NVWA) ha pedido la retirada del mercado de unas 50.000 toneladas de carne de ternera distribuidas en toda Europa por un mayorista holandés porque podrían haberse mezclado con carne de caballo.
La carne se distribuyó a 130 minoristas holandeses y a otros 370 del resto de Europa entre enero de 2011 y el mismo mes de 2013, por lo que se considera que una gran parte puede haber sido ya consumida.
La NVWA precisó que no puede garantizar totalmente el origen de la carne y, por ello, la considera no apta para el consumo, pero asegura que no hay indicios de que pueda suponer un riesgo para la salud.
España, Francia y Alemania entre los afectados
La empresa sospechosa es el mayorista cárnico Selten, con sede en la localidad de Oss, que ya fue sometido a análisis a principios de año en el marco de las investigaciones en toda Europa por la posible venta de carne de caballo por carne de ternera.
Según el organismo holandés, parte de esa carne habría sido procesada posteriormente por terceras empresas para elaborar alimentos preparados. La NVWA ha alertado a los socios europeos que pueden verse afectados por el problema, entre ellos España, Alemania y Francia, a través del sistema de alerta rápida alimentaria de la Unión Europea (UE), con el fin de que tomen las medidas oportunas.
La autoridad holandesa solicita la retirada de los productos que puedan estar aún en el mercado y ha reclamado a los clientes de Selten que tracen el curso seguido por la carne sospechosa, informen a sus socios comerciales y presenten los resultados de su investigación a la propia NVWA, que controlará el proceso.
Se esperan los resultados de las pruebas en la UE
El escándalo de la carne de caballo destapado en los últimos meses ha llevado a la UE a aprobar la realización de dos tipos de pruebas.
La primera se centra en el ADN en la ternera utilizada en productos procesados, como lasañas o salsa boloñesa, mientras que la segunda incluye controles para ver si la carne de caballo en los mataderos contiene rastros de fenilbutazona, un antiinflamatorio potencialmente nocivo para las personas.
Bruselas espera tener todo los resultados a mediados de este mes y la información será incluida en el llamado sistema de alerta rápida alimentaria, de manera que puedan servirse de ella las autoridades competentes de los Estados miembros de la UE.