Venezuela busca al sucesor de Chávez
- La simbología y los ataques personales han eclipsado el contenido político
- Capriles ha endurecido su discurso contra el candidato oficialista
- Las encuestas pronostican una amplia victoria para Nicolás Maduro
Gestionar el patrimonio político y electoral de Hugo Chávez no era tarea fácil para su sucesor, Nicolás Maduro. Redefinirse como la alternativa con opciones en medio de la aureola pseudomística que ha generado su muerte, tampoco para Henrique Capriles. Pero ambos candidatos han intentado ejercer su papel en unas elecciones precipitadas donde el luto por el líder venezolano ha ocupado un lugar especial. El resultado ha sido una campaña cargada de gestos, canciones, exabruptos y anécdotas que han eclipsado el discurso político.
“Es una campaña muy singular, cuyo cronograma está planteado para coincidir con los tiempos del luto", ha afirmado a la agencia Efe la analista política Carmen Beatriz Fernández, directora de la consultora Dataestrategia.
En poco se ha diferenciado el discurso político de chavistas y opositores en esta campaña del de la campaña de octubre. La criminalidad, la corrupción y el desabastecimiento de los mercados, las cuestiones que más preocupan a los venezolanos, han vuelto a ser los temas estrella que han abordado en sus actos.
Las luces y las sombras del chavismo han vuelto a estar en boca de ambos candidatos: Maduro ofreciendo la continuidad, aunque sin Chávez; Capriles presentándose como la solución a los problemas pero con cuidado de no atacar las políticas más populares del fallecido presidente, como las ‘misiones’.
Pero en muchas, muchas ocasiones estos contenidos políticos han quedado eclipsados por otro protagonista: la figura del fallecido líder bolivariano, elevado a los altares del chavismo. "El fantasma de Chávez está muy presente en la contienda”, recuerda Beatriz Fernández.
El "espíritu" de Chávez sobrevuela la campaña
El primero que ha recurrido a él ha sido el candidato oficialista, que ha optado por la espiritualidad y el vínculo sentimental para pedir el voto. Ya desde el primer momento, la anécdota ligada al ‘espíritu’ del líder venezolano ocupó un lugar de honor en la campaña forma de “pajarito”. Fue durante su primer discurso del 2 de abril, en el que Maduro aseguró que Chávez se le había aparecido reencarnado en pájaro para darle su bendición.
“Silbó un ratico, me dio una vuelta y se fue y yo sentí el espíritu de él. Lo sentí ahí como dándonos su bendición, diciéndonos: “Hoy arranca la batalla, vayan a la victoria”, dijo Maduro.
Días después, la cadena estatal venezolana Vive emitió un vídeo de animación en el que recreaba la llegada de Hugo Chávez al cielo donde le esperaban Simón Bolívar, Eva Perón, el Che Guevara y Salvador Allende, entre otros.
Gestos que han generado polémica, pero que no han sido los únicos. Maduro ha comenzado buena parte de sus actos electorales con una grabación del himno venezolano cantada por el hombre que gobernó Venezuela durante los últimos 14 años. Según la página web www.madurodice.com el candidato oficialista ha mencionado más de 6.894 veces al fallecido gobernante desde su muerte.
Capriles endurece su discurso
Consciente de esto, la campaña de Henrique Capriles ha puesto especial énfasis en remarcar desde el primer momento que Nicolás Maduro no es Hugo Chávez. El candidato opositor, que apenas sí se atrevió a mencionar a Chávez en la anterior contienda electoral, ahora no ha dudado en tutear al candidato oficialista: “Nicolás, yo no te voy a dejar el camino libre, compañero”, dijo en el mismo discurso de aceptación de la candidatura.
Capriles ha endurecido su mensaje sin complejos en una campaña en la que se han escuchado todo de ataques personales por ambos bandos: “el pueblo te va a dar una pela (paliza), Toripollo”, dijo el candidato opositor a Maduro desde el escenario de un multitudinario mitin.
Si la campaña de Maduro se ha esforzado por explotar el vínculo emocional con Chávez, la de Capriles ha tratado de minimizar la cercanía del candidato oficialista con el presidente fallecido y sus seguidores. "Es un pésimo candidato que no despierta el entusiasmo ni tiene conexión con los chavistas", dijo en el cierre de su campaña.
De hecho, también ha utilizado la figura del propio Chávez para atacar a su contrincante llegando a señalarlo como uno de los ministros a los que el fallecido presidente regañaba en público. Incluso ha tratado de desbancar a Maduro como gestor de las políticas más populares de Chávez, entre ellas, las "misiones", a las que ha prometido dar un peso constitucional.
La incógnita de la participación
Con eso y con todo, los sondeos siguen favoreciendo al oficialismo y vaticinan una cómoda ventaja para Maduro. La encuestadora GIS XXI, del exministro chavista Jesse Chacón, sitúa la intención de voto en 55% para Maduro y un 44% para Capriles. Otros, como el de Hinterlaces, concede a Maduro el mismo 55%, pero rebaja la intención de voto a Capriles a un 35%. Por su parte, Datanálisis situó la intención de voto en 49%-34% respectivamente.
Con estos datos, el mayor enemigo al que parece enfrentarse Maduro es la abstención, un problema al que no pareció enfrentarse nunca Hugo Chávez. En los últimos comicios generales, la participación fue del 80%. Dos meses después, con Chávez hospitalizado en Cuba, bajó hasta un 54% en las regionales, pero muchos analistas recuerdan que no se vota igual en unas presidenciales que en unas regionales.
Venezuela ha puesto fin a la primera campaña en 14 años en la que no participa Hugo Chávez y en la que ha vuelto a ser, aunque sea en ‘espíritu’, el gran protagonista. Seguramente, su recuerdo también sea el factor más decisivo.