Florent Chavouet: "En 'Tokyo Sanpo' dibujo el día a día de Japón"
- Lo describe como "un libro de aventuras" de su vista a Tokio
- "En Tokio vi cosas curiosas, como una abuelita paseando a su cerdo"
Florent Chavouet es un joven dibujante e ilustrador francés. Su colección de dibujos de la ciudad de Tokio dio lugar a su primera y premiada novela gráfica, Tokyo Sanpo (Sins entido). También ha publicado Manabé Shima, una obra que relata el día a día de la pequeña isla japonesa de Manabé.
“No sé como describir Tokyo Sanpo y creo que los libreros tampoco lo tienen muy claro -confiesa Florent-. Por un lado es una especie de cuaderno de viaje; por otro es una guía, porque tiene hasta mapas; y también es una especie de diario en el que cuento cómo era mi vida en Japón, el día a día. Y además tiene un elemento de cómic. Es una mezcla que no hice de forma consciente. Solo me puse a dibujar y es un libro que, afortunadamente ha funcionado”.
“En Japón dibujaba las cosas que me interesaban, situaciones y personas que me llamaron la atención, que se escapan de lo habitual -comenta el dibujante-. Como una abuelita paseando a su cerdo mascota. Podía haber dibujado a cualquier abuelita paseando a su perro, pero me pareció más graciosa la del cerdito. En Japón ocurren cosas alocadas, desde nuestra perspectiva, y eso es lo que me llama la atención. Y de eso quería hablar, de las cosas que se escapan de lo cotidiano”.
“Uso ceras y lápices de colores por que dibujaba tirado en medio de la calle. Y las ceras pesan poco, son fáciles de llevar, no necesitan agua (como la acuarela) Y aunque mi estilo ha evolucionado sigo usando las misma herramientas”.
"Hay muchas cosas que me atraen de Japón"
“Hay muchas cosas que me atraen de Japón, y no precisamente el manga –asegura Florent-. Me empezó a llamar la atención cuando estaba en el instituto, cuando descubría las películas japonesas. Después me hice varios amigos japoneses y me invitaron a ir a su casa, a Kobe, ese fue mi primer viaje a Japón, en el 2001, y me enamoré del país. Me encantó el día a día, el paisaje, la gente… y desde entonces siempre he encontrado motivos para volver”.
“En cuanto a las películas empecé con clásicos como Kurosawa, Oshima y El imperio de los sentidos, la ví muy joven y me marcó mucho. También he leído la obra de Soseki Natsume (1867 -1916), que sería la versión japonesa de Emile Zola o Victor Hugo. Han sido pequeños detalles, obras, que siempre me han hecho desear volver a Japón”.
“Siempre me ha llamado la atención el dibujar el día a día de la vida en Japón. No soy especialista en la religión, historia, las costumbres, el arte… Lo único que conozco es lo que veo como turista. Por eso es lo que he pretendido, mostrar el día a día, lo más vanal de los japoneses. Como envases de todo tipo de productos, edificios anónimos para reflejar la primera impresión que me provocaba”.
También ha reflejado el Japón rural en 'Manabé Shima'
“No haría un libro similar de Francia porque me costaría dibujar ese tipo de cosas, porque lo que me llama la atención de Japón son las diferencias culturales. Si tuviera que hacer algo así de Francia no sabría que detalle escoger para contar las vivencias del día a día. Me interesa a menos el día a día en Francia. De momento he publicado dos obras, Tokyo Sanpo y Manabé Shima, que puede que se publique en España en breve, y en las dos me centro en el día a día”.
“Es muy probable que mi libro Manabé Shima también se publique en castellano –comenta Florent-. Es un tomo semejante a Tokyo Sanpo, pero son mis experiencias en un sitio distinto, una isla perdida, en medio del océano, y con 300 habitantes. Yo quería hablar de otros aspectos y otros entornos de Japón, como el entorno rural. Por eso, cuando hablamos de un segundo tomo, le dije a mi editor que quería hacerlo en el campo. Quería una isla que no fuera muy conocida, en mitad del océano, para ver la vida en una aldea japonesa. Busqué una isla, en Google Earth, que no tuviera más de 500 habitantes y que estuviera a media altura de la isla principal de Japón. Le pedí a mi editor un adelanto y me fuí de acampada, con mi tienda de campaña”.
“Lo que pasa es que las islas pequeñas de Japón son básicamente dos o tres colinas cubiertas de vegetación y con una pequeña población en la falda de la colina. Y no conté con las mareas. Y es que cuando hay marea alta, la playa desaparece, con lo cual esa opción desapareció para mí y acabé alojado en una pequeña pensión. Pero pude dibujar cómo era la vida de los auténticos agricultores japoneses. Y fue el sitio donde más entré en contacto con la población y más amigos conservo de Japón”.
“Me gustaría vivir un año entero en Japón”
El éxito de estos dos libros le ha valido un contrato con el Museo del Louvre: “He firmado con ellos para realizar una colección de cómics reflejando cuestiones relativas al museo. No me interesa contar la historia del Museo, sino el día a día”.
“También estoy trabajando en una obra de ficción, ambientada en Japón. Espero que se publique en febrero o marzo de 2014. Es una historia de serie negra, y la acción transcurrirá a lo largo de una noche, con todo tipo de personajes, desde yakuzas a policías, ladrones… es una historia con toques de humor”.
“Me gustaría vivir un entero en Japón- asegura Chavouet- hasta ahora no he pasado más de seis meses seguidos y normalmente voy durante periodos de dos meses. Me lo impiden la familia, mis amigos y mi novia, si me los pudiera llevar allí no tendría ningún problema”.
“Cuando estoy en Francia echo de menos la gastronomía japonesa y cuando estoy en Japón echo de menos al cocina francesa –confiesa Florent-. Incluso mis padres me mandaban queso y jamón curado cuando estaba allí”.
Por cierto, en la columna de la izquierda tenéis la simpática dedicatoria que Florent nos dedicó cuando le dijimos que también habíamos estado en Tokio y no logramos encontrar la famosa estatua de Godzilla.