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Ropa comprometida, diez prendas contra las injusticias

  • La colección se inspira en casos reales de vulneración de derechos humanos
  • En algunos países se castiga a las personas que lleven estas prendas

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Los bailarines del Real Conservatorio de Danza Mariemma con las diez prendas de la colección Ropa Comprometida.
Los bailarines del Real Conservatorio de Danza Mariemma con las diez prendas de la colección Ropa Comprometida.

Detrás de cada prenda siempre hay una historia más o menos interesante. Detrás de cada una de las prendas realizadas por Carlos Gala hay sufrimiento y muerte. Este joven diseñador ha dado forma a Ropa Comprometida 2013, la colección con la que Amnistía Internacional quiere denunciar las violaciones de derechos humanos.

"Es muy motivador", dice Carlos Gala, un joven diseñador que comienza ahora su andadura en el mundo de la moda. "Me he mojado mucho en los temas, ha sido la mejor forma de encontrar la inspiración".

Todas las piezas hablan de historias reales, tanto de personas como de grupos que sufren la tortura, el maltrato, la falta de libertad de expresión, la represión a la orientación sexual, la pena de muerte, la negación del derecho a la educación o de reunión.

Injusticias que han inspirado camisetas, un bañador, un pantalón, una falda, una cartera y un pañuelo, que han llevado sobre la pasarela bailarines y bailarinas del Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma. Una forma creativa de denunciar la vulneración de los derechos humanos.

Casos reales

La colección tiene diez prendas. Una camiseta con un fragmento de la Carta 08 por la que Liu Xiaobao fue condenado a 11 años de cárcel; llevarla en China puede implicar ir a prisión.

Una camiseta con frases de los post que Ronaghi Maleki escribe en su blog a favor de la libertad de expresión y por el que sufre condena de 15 años de cárcel; llevarla en Irán puede implicar la misma condena.

Un fular con la bandera gay; en algunos países de África y en Jamaica todavía se condenan las relaciones homosexuales y se persigue al colectivo LGBTI.

Además, un bañador con la bandera de Cuba invertida que refleja la falta de la libertad de expresión y de asociación, unos pantalones que apelan al derecho a no sufrir violencia o discriminación en Sudán, una cartera escolar que denuncia que en Pakistán puedan matar a una niña por ir a la escuela o una camiseta que recuerda al grupo ruso Pussy Riot que apela a la libertad de expresión.

Moda comprometida

Una de las prendas más llamativas es un mono naranja con el número 3.170 estampado en la parte superior, el número aproximado de personas que a finales de 2012 estaban en el corredor de la muerte de Estados Unidos.

"Muchas veces nos mostramos ajenos a lo que pasa en otros países y la moda tiene que hacerse eco", dice el diseñador Moisés Nieto que ha visto el desfile y se ha mostrado encantado de prestar su apoyo.

Un desfile especial porque la ropa es comprometida por dos razones. La primera, porque quien la lleva en algunos países corre riesgo de cárcel, persecución o maltrato. La segunda, porque quien la compra se implica en el compromiso de Amnistía Internacional de defender los derechos humanos.

De las diez prendas, cuatro están ya a la venta en la web de Amnistía Internacional y sus beneficios se destinarán al trabajo que realizan en defensa de los derechos humanos.

Un ejemplo: puedes comprar el fular con los siete colores del arco iris, la bandera gay, y te costará 23, 95 euros. En algunos países de África, a quién lo lleve en público, le puede costar la pena de cárcel.