La policía paquistaní detiene al expresidente Pervez Musharraf para ser juzgado
- El expresidente huyó del tribunal que decretó su arresto
- Ha sido puesto bajo arresto domiciliario
- Está acusado de violar la Constitución
La Policía de Islamabad ha arrestado este viernes al expresidente golpista Pervez Musharraf en su residencia de las afueras de la capital y lo ha trasladado a primera hora de la mañana a un juzgado de la capital paquistaní, informaron medios locales.
De acuerdo con diversos canales, las fuerzas de seguridad han conducido luego al exmilitar a su lujosa residencia en el barrio de Chak Shazad, donde ha sido puesto en arresto domiciliario.
"Vine a Pakistán por mi propia decisión y afrontaré este problema porque respeto a la Justicia", ha dicho Musharraf al canal Geo poco después de ser detenido.
Huyó del tribunal
En un principio, algunos medios informaron de que había sido el propio Musharraf quien se personó por su propio pie ante el juez en busca de la suspensión de la orden de arresto dictada por el Tribunal Superior de Islamabad.
Tras oír la orden de los magistrados este jueves, el exjefe del Ejército huyó de la sede judicial y se refugió en su mansión "a tomar café y fumar buenos cigarros", según dijo desafiante a los medios su abogado Ahmad Raza Kasuri.
Los representantes legales del expresidente golpista presentaron en la tarde del jueves una petición de suspensión de la orden de arresto, pero el Alto Tribunal no se ha pronunciado al respecto.
El juicio por el que ha sido arrestado Musharraf guarda relación con la etapa final de su régimen, cuando en noviembre de 2007 se detuvo bajo su mandato a 60 jueces, entre ellos el jefe del Tribunal Supremo, Iftikhar Chaudhry.
Además de esta causa, el exgeneral se enfrenta a otro caso por alta traición en el Supremo y a dos más por complicidad en los asesinatos en 2006 de un dirigente nacionalista de la región occidental de Baluchistán, Nawab Bugti, y de la exprimera ministra Benazir Bhutto en 2007.
Es la primera vez que los tribunales paquistaníes se atreven a ordenar el arresto de un exjefe del poderoso estamento militar del país asiático, cuya actual cúpula guarda un escrupuloso silencio sobre la situación de Musharraf.