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El balance oficial de la explosión en Texas cifra en al menos 14 los muertos y en 200 los heridos

  • El pequeño pueblo de West está conmocionado por la catástrofe
  • Las autoridades siguen investigando las causas de la deflagración

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Se eleva a 12 la cifra de fallecidos en la explosión de Texas

El ultimo balance oficial de víctimas de la explosión de una fábrica de fertilizantes en la localidad estadounidense de West, en el estado de Texas, arroja que al menos 14 personas murieron y aproximadamente 200 resultaron heridas en la catástrofe, que ha conmocionado al pequeño pueblo justo cuando se cumplen 20 años de la masacre de la secta de los davidianos ocurrida en Waco, a unos kilómetros de allí.

Un portavoz del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Jason Reyes,ha explicado que los cuerpos, que se encontraban en su mayoría en el área de la planta que explotó, habían sido trasladados hasta un instituto forense en Dallas, 120 kilómetros al norte, para un análisis.

Las autoridades continúan sin desvelar las identidades de las víctimas mortales, aunque gran parte de ellos pertenecían al equipo de bomberos que acudieron a la fábrica para extinguir un primer incendio y que con toda probabilidad sufrieron la posterior explosión, de una potencia tal que los sismógrafos registraron un temblor equivalente a un terremoto de magnitud 2,1 en la escala de Richter.

Hasta el momento únicamente se tiene constancia oficial de que el capitán de bomberos Kenny Harris, de 52 años, perdió la vida en el incidente cuyas causas aún se investigan.

Un aparente accidente

Las autoridades siguen investigando las causas de lo que aparentemente fue un accidente industrial: por el momento, no hay ningún indicio que apunte a una acción criminal. La planta de West Fertilizer, que no había sido inspeccionada desde 2006 y estaba situada en una zona residencial, almacenaba nitrato de amonio, un material altamente explosivo si se calienta con rapidez.

Las primeras investigaciones en Texas apuntan a que la explosión fue un accidente

La deflagración dejó un paisaje desolado, al reducir una urbanización con medio centenar de apartamentos a un esqueleto, destruir entre 60 y 80 casas cercanas y dañar significativamente una guardería y un colegio.

Todos en el pequeño pueblo, de apenas 2.700 habitantes, tienen algún familiar o amigo entre las víctimas. Brian Uptmor, de 37 años, contaba a Reuters que su hermano desapareció después de que intentará salvar unos caballos que tenía en un descampado cercano a la fábrica.

William Buck Uptmor, de 44 años, no está entre los heridos, no contesta el teléfono su camioneta sigue donde la dejó aparcada. “Está muerto. No sabemos donde está su cuerpo”, asegura su hermano.

Conmoción en el pueblo

“Todo el mundo está conmocionado”, afirmaba Kenny Chudej, de 48 años, en uno de los bares de la localidad, donde algunas de las víctimas solían acudir. “Hemos perdido muchos buenos amigos. Echar un trago o dos ayuda a superarlo”.

Horas después del suceso, el estado de Texas declaraba West zona catastrófica y la policía cerraba a cal y canto el acceso por carretera a gran parte de la localidad, tanto a los vecinos residentes como a la prensa, con la intención de evitar saqueos y agilizar las labores de búsqueda de víctimas.

El triste suceso ha puesto en el mapa a West, por cuyas calles se ven estos días más periodistas que residentes, tal y como ya pasara en 1993 con Waco, ciudad de mayor tamaño situada 30 kilómetros al sur, donde tal día como hoy murieron 81 personas pertenecientes a la secta de los davidianos, tras casi dos meses de sitio policial.