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La Ertzaintza detiene a seis miembros de Segi en una larga y tensa operación

  • Cientos de jóvenes les protegían con un cordón humano en San Sebastián
  • 400 agentes han disuelto la concentración y detenido a los seis miembros
  • Ocho miembros de Segi están condenados por pertenencia a banda armada

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La Ertzaintza detiene a seis de los ocho miembros de Segi pese a la acampada en San Sebastián

Seis de los ocho miembros de Segi condenados por el Tribunal Supremo a seis años de cárcel por pertenencia a banda armada han ingresado en la prisión de Martutene a primera hora de la tarde, según el departamento vasco de Seguridad, después de ser detenidos en un tenso dispositivo en el Boulevard de San Sebastián, cuando estaban siendo protegidos por cientos de manifestantes.

Los agentes han sacado uno a uno a los congregados, que estaban sentados en el suelo, en actitud de resistencia pasiva. El dispositivo ha comenzado a las 06.05 horas, cuando más de una  veintena de furgonetas de la Brigada Móvil y otras 10 de Seguridad  Ciudadana han llegado a este céntrico emplazamiento de la ciudad.

Desde el pasado 9 de abril cientos de jóvenes de la izquierda abertzale daban protección a los condenados, bajo unas carpas que han denominado "Aske Gunea" (Espacio de libertad).

Después de más de dos horas y media de actuación, los agentes han detenido a seis de los condenados -los otros dos no se encontraban en el lugar- y han continuado despejando la concentración del Boulevard trasladando uno a uno a los manifestantes.

En este lugar aguardaban, protegidos por los concentrados, seis de los ocho condenados -Egoi Alberdi, Miker Arretxe, Oier Lorente, Adur Fernández, Aitor Olaizola y Ekaitz Ezkerra-, ya que los otros dos, Nahikari Otaegi e Imanol Vicente, no participan en la acampada por motivos personales. Estos dos jóvenes serán arrestados cuando se les localice, según las mismas fuentes del departamento vasco de Seguridad.

La organización juvenil Segi, ilegalizada por actuar como la cantera de la banda terrorista ETAanunció en junio de 2012 su disolución por la represión policial y por estar "agotada".  Segi históricamente ha sido la parte del entramado etarra sobre la que  recaía la responsabilidad de llevar a cabo las acciones de 'kale  borroka'.

400 agentes han rodeado la acampada y detenido a los condenados

Además de los seis detenidos de Segi, dos personas han sido detenidas por la Ertzaintza en el operativo, acusadas de atentado contra agente de la autoridad, aunque los dos ya han quedado en libertad.

Esos dos detenidos, un hombre y una mujer, "han intentado o han logrado" agredir a los ertzainas  en dos momentos distintos de la protesta, según fuentes del departamento vasco de Seguridad a las que cita Efe.

Casi 400 agentes de la Brigada Móvil y de Seguridad Ciudadana han rodeado con un cordón policial a los congregados, que se mantenían sentados alrededor de los seis jóvenes condenados, mientras que otros agentes han cortado todos los accesos al Boulevard donostiarra.

Tras alertar en tres ocasiones de que se iba a proceder a las detenciones de los condenados, los agentes han comenzado, pasadas las 06.30 horas, a llevarse uno a uno a los manifestantes, que han adoptado una actitud de resistencia pasiva al tiempo que coreaban gritos como "violencia la vuestra, asquerosos", "no os los llevareis", "el pueblo no perdonará" o "Iñigo Cabacas, te recordamos".

Antes de comenzar la actuación, el mando responsable del operativo ha mantenido una conversación con el senador de Amaiur Urko Aiartza, quien le ha asegurado que los manifestantes presentarían una actitud de resistencia pasiva y no actuarían de manera agresiva contra la Ertzaintza.

A excepción de algunos forcejeos con los concentrados que ofrecen mayor resistencia, la operación, en la que la Ertzaintza no ha desplegado lanzadores de pelotas, se ha desarrollado sin incidentes graves.

En varias ocasiones, tanto ayer como esta madrugada, cuando los concentrados han conocido la inminente llegada de la Ertzaintza, los organizadores del "Aske Eguna" han advertido de que no permitirían agresiones ni "insultos" a los agentes y que interpretarían que si alguno de los manifestantes recurría a la violencia sería sospechoso de ser un policía infiltrado.