El colchón familiar se resquebraja por la crisis
- Miles de familias dependen de la pensión de un mayor para sobrevivir
- Las organizaciones sociales advierten del agotamiento de la red familiar
- Mujeres solas en paro y con hijos: el perfil con más riesgo de pobreza
Andrés Rodríguez tiene 70 años y nunca imaginó que tras una larga vida laboral como ferroviario el anhelo de una jubilación tranquila se transformaría en una vuelta a “mirar por el dinero” y a la angustia ante un futuro inestable.
“A mi hija mayor, separada y con tres niñas, le avalamos con la hipoteca y ahora pagamos la cuota de 420 euros porque ella no puede y si la desahucian luego irían a por nosotros”, cuenta resignado a RTVE.es.
Sus tres hijas, de 40, 35 y 30 años, están en paro y no perciben ingresos. El cabeza de familia se ha visto obligado a arrimar el hombro con su pensión para ayudarles con los gastos.
“Mis hijas viven ahora peor que cuando yo era joven”, se lamenta este jubilado que para mayor escarnio ha perdido más de 40.000 euros de sus ahorros en preferentes.
“Las familias están agotadas“
Entre el marasmo de estadísticas negras de la crisis el de Andrés es un caso más pero ejemplifica como las pensiones de miles de mayores se han convertido en la tabla de salvación de muchas familias ante la exclusión social.
"Yo en mi juventud siempre trabajé y tenía mi dinerito, sin embargo, mi hijo ahora no tiene opciones. Abuelas y madres estamos sacando adelante a las familias. Yo después de 40 años de esfuerzo nunca pensé que ahora me vendrían los sacrificios", señala Lucía Fernández
Esta pensionista de 68 años no puede contener el llanto al otro lado del teléfono. Vive en Cádiz con una prima y ha alquilado su piso de Madrid para mantener a su hijo en paro y a su nieto de tres años, aún así se reconoce "afortunada" porque cuenta con una pensión media que le permite "tirar adelante".
“Mis hijas viven peor que cuando yo era joven“
El número de hogares españoles con todos sus miembros en paro que sobreviven gracias a la pensión de un jubilado se ha triplicado desde 2008 y asciende ya a 300.000, según el informe Crisis y Fractura Social en Europa de la Fundación La Caixa (pdf) que alerta sobre los síntomas de agotamiento del “colchón familiar” debido a la virulencia y a la larga duración de la depresión económica.
“Las pensiones están pensadas para el mantenimiento de los ancianos, y las españolas, además, son más bajas que las de otros países europeos. Lo que está ocurriendo es que un mayor con una pensión moderada está por encima del umbral de la pobreza pero ahora cuando tiene que compartirla se sitúa por debajo”, explica Miguel Laparra, sociólogo y uno de los coordinadores del estudio de La Caixa que se pregunta hasta cuando estas familias podrán aguantar esta situación crítica.
Familias “al límite”
El informe también arroja datos "muy preocupantes" sobre el incremento de los índices de pobreza al comparar los modelos de bienestar social de España, Dinamarca, Francia y Reino Unido.
En concreto, señala como nuestro país ha experimentado el crecimiento más importante de pobreza severa que alcanzó al 5,2% de la población en 2010, una cifra que duplica la del resto de países europeos analizados.
Además, concluye que en España el sistema de protección social "se ha quedado corto" ya que las "prestaciones son bajas y no hay una protección mínima de ingresos garantizada como en otros países de Europa".
En el hogar de Manuel y Constantina, de 80 y 77 años, luchan por cuadrar el presupuesto familiar estirando una pensión de poco más de 1.000 euros. “Hay veces que andamos a oscuras para ahorrar algo con la luz”, aseguran.
El matrimonio mantiene a su hija María, de 42 años, que lleva más de tres años desempleada y “haciendo cursos sin parar pero nunca la llaman”.
“Hay veces que andamos a oscuras para ahorrar luz“
“Mi hija pidió el subsidio [prestación asistencial de 426 euros cuando se agota el paro] pero como en la renta familiar nos pasábamos ocho euros no se lo concedieron. No se dan cuenta de que nos han subido los medicamentos y todo los gastos”, clama indignada Constantina.
Desde la Red Española contra la Pobreza y la Exclusión social explican como han detectado casos de mayores que han dejado de viajar o de participar en actividades antes gratuitas y que ahora tienen que subvencionar. “No pueden hacer frente a las cargas”, señalan.
De vuelta a la casa familiar
Las demoledora cifra de desempleo que supera la barrera de los seis millones y se sitúa en una tasa del 27,16% según la última EPA, produce, además, reunificaciones forzosas con hijos y nietos que se ven abocados a volver con sus padres.
Álvaro que prefiere no dar su nombre real para este reportaje es consultor informático y lleva un año en paro. Acaba de divorciarse y tiene un hijo de tres años que vive con su exmujer en la casa común.
Este madrileño se ha marchado con su hermana al no poder afrontar los gastos de alquiler para vivir por su cuenta.
“Al principio iba a ser algo provisional pero la situación se está alargando y me siento de prestado aunque mi familia se porta fenomenal conmigo y sin ellos estaría en la calle. Tengo que seguir pagando los gastos derivados de mi anterior casa y la manutención de mi hijo. Hay meses que solo me quedan 50 euros para vivir”, relata y continúa: “Estoy desesperado y me planteo trabajar en la economía sumergida”
“Solo me quedan 50 euros para vivir“
Los expertos advierten de que las secuelas derivadas de este nuevo rompecabezas familiar aún no se pueden medir y aflorarán a largo plazo.
“De repente esta generación de mayores ve que sus hijos retrocede y por primera vez desde la posguerra empiezan a vivir peor que lo hicieron ellos. Es un futuro truncado y su impacto es imprevisible. Además, en nuestros informes hemos detectado algo preocupante. Es una especie de desapego: personas que pierden la esperanza y dicen ‘aunque esto se arregle no me va a tocar a mí”, explica Estrella Rodríguez, responsable de Estudios de Vulnerabilidad de Cruz Roja.
La pobreza tiene rostro de mujer
Los mayores no son los únicos golpeados por el zarpazo de la crisis. Entre las familias con más riesgo se encuentran las de mujeres solas con dos o más hijos a las que el paro aboca directamente a un camino de pobreza de difícil retorno, según el último informe de Cruz Roja sobre Vulnerabilidad Social que señala que el 33% de usuarios que recurrieron a esta organización carecía de ingresos.
Carmen pone rostro a esta semblanza. Mujer, inmigrante, parada y con tres hijos a cargo que recurre a la ayuda social para salir adelante.
“Llevo en España once años pero he decidido volver a Ecuador porque ya no puedo más aunque se que mis hijas estarían mejor aquí; no tengo más remedio”, cuenta a RTVE.es.
“Son casos de mujeres solas que primero pierden el empleo, no cuentan con apoyo y acaban muchas veces también en un proceso de desahucio, detalla Estrella Rodríguez de Cruz Roja.
“Las ONG advierten sobre jóvenes que ni estudian ni trabajan“
Las mujeres, tanto españolas como inmigrantes, de entre 36 y 45 años y con un bajo nivel de formación son el perfil predominante entre las 81.613 personas atendidas a lo largo de 2012 por Cáritas en sus programas de Empleo y Formación, según recoge la ONG en su última memoria anual.
Los jóvenes son otro de los colectivos más dañados con una tasa de paro récord del 57,22% que deja en la cuneta laboral a casi un millón de personas.
En estos casos, las organizaciones sociales sitúan el foco en el futuro de la juventud que “ni estudia, ni trabaja”.
“Esto no pasa en ningún otro país de Europa. Si la fase en la que una persona construye su vida se pierde es muy difícil de recuperar. Sabemos por el estudio de otras crisis que se convierten en una generación perdida. Es un capital humano que en España está desapareciendo”, analiza el profesor Miguel Laparra.