Ser bloguero 'incómodo' en Egipto te puede llevar a la cárcel
- Kareem Amer fue en 2007 el primer egipcio condenado por un blog
- Pasó cuatro años en una cárcel acusado de blasfemia y críticas a Mubarak
- Su caso impulsó en todo el mundo la ciberdisidencia musulmana
Es egipcio y está a punto de cumplir 29 años. Ha pasado cuatro años encerrado en una cárcel egipcia. Kareem Amer ha venido a Madrid desde Noruega, donde ahora vive como refugiado, para participar en una jornada organizada por Reporteros Sin Fronteras con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa. Aunque sus escritos han dado la vuelta al mundo, Kareem Amer habla en un tono tan bajo que apenas se le oye y es tremendamente introvertido. Casi diría de forma enfermiza. Dice que no quiere que se le ruede en la calle: “No me siento cómodo si la gente me mira”.
Parece increíble que sea la misma persona que hace años plantó cara –aunque sea de forma cibernética– al régimen de Hosni Mubarak. Con 24 años, estudiante de Derecho en una universidad egipcia, empieza a escribir artículos en diferentes webs. Y lo hace, al principio, por razones puramente personales. “Mi familia es salafista, muy conservadora y quería denunciar las restricciones que pesaban sobre las mujeres musulmanas”, nos cuenta Kareem. “Veía que a mis hermanas no se les permitía continuar sus estudios, tenían que quedarse en casa, debían llevar velo… y yo me resistía, quería que cambiaran sus vidas”, dice este bloguero que, a partir de ese momento, empezó a investigar sobre las condiciones de las mujeres musulmanas en general y creó su propio blog, al que llamó Modern Discussion.
A partir de entonces sus escritos comienzan a molestar. “Al principio yo no criticaba la religión sino una forma de vida muy conservadora, pero después me dí cuenta de que muchas de las restricciones que sufrían las mujeres eran por culpa de la religión, así que empecé a escribir sobre el papel de la religión y vi que dominaba a la sociedad en muchos aspectos”, nos dice Kareem. En 2005, sólo un año después de empezar a escribir, es arrestado por primera vez y en 2006 la universidad le expulsa "porque critica sus métodos de enseñanza, extiende ideas peligrosas y difama al presidente Mubarak”.
Paso por la cárcel
La hora de la verdad le llega en 2007 cuando, después de diferentes arrestos, es condenado a cuatro años de cárcel por blasfemia y difamaciones al presidente egipcio. Se convierte en el primero bloguero del país condenado por sus escritos. “El gobierno egipcio nos usaba para dar miedo a los que usaban internet. Yo sólo expresaba libres opiniones pero el régimen de Mubarak quería controlarlo todo y yo hablaba de temas tabúes en una sociedad musulmana, como la religión o el sexo”, dice convencido Kareem.
“Fue muy importante saber cómo era una cárcel egipcia desde dentro“
Su estancia en la cárcel fue dura pero, a la vez, aleccionadora. “Fue muy importante saber cómo era una cárcel egipcia desde dentro”, cuenta Kareem, “saber cómo es el trato, cómo se comportan los funcionarios, comprobar que no se respetan los derechos humanos, que es muy fácil matar a alguien y cambiar los informes médicos para que parezca muerte natural”. Kareem dice que aprendió muchas cosas que luego pudo contar. Pudo sobrellevarlo porque le dio esperanzas "la idea de que los malos tratos terminarían algún día”. "Eso me hizo resistir y no derrumbarme en la cárcel, no soy un criminal, soy alguien a quien encarcelaron porque el gobierno egipcio está contra las libertades”.
Sueños y convicciones
Varias ONG dieron a conocer el caso en todo el mundo con la campaña Free Kareem en la que llegaron a participar congresistas estadounidenses de distinto signo. “Recibí cientos de cartas en idiomas que no hablo, como francés o español”, recuerda Kareem, “pero sentía que sabía lo que querían decir”. Cumplida la condena, el joven siguió en Egipto y en 2012 volvió a ser detenido cuando participaba en las protestas de la Plaza Tahrir. Se muestra contrario al uso de términos como Arab spring (Primavera árabe) o Arab awakening (despertar árabe), muy usados en medios occidentales. Prefiere que se hable de “popular uprising” (levantamiento popular) y no oculta su decepción por los derroteros que ha tomado Egipto tras las revueltas.
“Teníamos muchas esperanzas y sueños, salimos a la calle a luchar”, reconoce Kareem. “Pero fuimos un poco ingenuos porque nunca pensamos en quién vendrá ahora, fue lo más estúpido que hicimos”. Para Kareem, “el gobierno de ahora en Egipto usa el miedo que hay en la gente al islamismo radical para llevar un control férreo de la sociedad. El régimen actual no es demócrata, aunque haya elecciones, pero también las hay en Irán y no es una democracia”.
Kareem vive ahora en Bergen (Noruega), sigue escribiendo y no se arrepiente para nada de sus escritos. “No lo hice ni siquiera cuando estaba en la cárcel”, dice Kareem con una rotundidad que casi sentencia al asegurar: “Si me viera en la misma situación y tuviera que elegir entre escribir e ir a prisión o dejar de hacerlo y tener una vida cómoda, seguiría escribiendo… Es mi vida”.