Michael Haneke, el cineasta austríaco de "las guerras cotidianas"
- El director suma a su palmarés el Premio Príncipe de Asturias de las Artes
- Su cine representa una violencia no convencional que considera inevitable
- Ha dirigido trece películas y otros géneros como la ópera Cosi fan tutte
- Amour, su último filme, es una película "sencilla" repleta de galardones
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Michael Haneke, quien ha recibido este jueves el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, es un consagrado guionista y director cuyo cine, según sus propias palabras, "representa la guerra cotidiana entre los seres humanos". Amour, su último trabajo, es para él una cinta "sencilla" con la que ha sumado a su amplio palmarés un premio Oscar, su segunda Palma de Oro del Festival de Cannes y un Globo de Oro.
Su debut en el cine llegó con El séptimo continente (1989), donde narra la destrucción de una familia vienesa de clase media. Desde entonces ha dirigido trece largometrajes.
Estudió Literatura, Psicología y Artes escénicas en la Universidad de Viena y empezó su carrera como realizador independiente en 1970. Recientemente aseguró en una entrevista que lo único que sabe hacer es escribir y que si tuviera la posibilidad de hacer otra cosa, habría elegido ser músico, un género del que se confiesa un gran consumidor.
Nació el 23 de marzo de 1942 en Munich (Alemania) y posee nacionalidad austriaca. Hijo del director Fritz Haneke y de la actriz Beatriz Degenschild, sus
padres se divorciaron cuando era pequeño y se crió en Wiener Neustad, una pequeña ciudad austriaca.
Cine, teatro y ópera
Su segunda película llegó en 1992, fecha en la que dirigió Benny's video, que versa sobre un adolescente adicto a la televisión que comete crímenes sin motivo. Al año siguiente realizó Los europeos y en 1994 71 fragmentos de una cronología del azar, donde unos ciudadanos se enfrentan a un psicópata en un banco.
En 1995 lanzó Lumiere y compañía, donde reúne los cortos de cuarenta directores, grabados en condiciones similares a las de los hermanos franceses. Su siguiente película, Funny games, fue presentada en 1997 en la sección oficial de Cannes. Es un retrato sobre la violencia ejercida por dos jóvenes contra una familia con imágenes fuertes.
Dirigió ocho películas para la televisión alemana, entre las que destaca la adaptación de El castillo el clásico de Kafka. En esos años combinó la televisión
con la dirección teatral de obras de Strindberg y Goethe, entre otros. También fue crítico literario y cinematográfico.
Prestigioso palmarés
La pianista (2001) es una controvertida historia sobre una encorsetada profesora de piano que esconde una obsesión por el sadomasoquismo que le valió el Gran Premio del Jurado de Cannes. La cinta, que adaptaba la novela homónima de la Nobel de Literatura Elfriede Jelinek, también recibió sendos premios a las interpretaciones femenina y masculina.
En 2003 volvió al Festival para presentar la apocalíptica El tiempo del lobo, que no compitió porque uno de sus protagonistas, el director francés Patrice Chéreau, presidía el Jurado. La figura del "voyeur" fue el tema de Caché (2005) en la que narra los estragos que causan en una pareja el envío de vídeos sobre su vida personal, que ganó el Premio al Mejor Director en Cannes.
Dos años más tarde hizo una adaptación de su propia película Funny games para distribuirla en el mercado americano. El film fue producido y protagonizado por Naomi Watts.
El director causaba desasosiego de nuevo en La cinta blanca (2009), en la que vuelve la mirada a 1914 y a la infancia para hacer un retrato del origen de la violencia del nazismo. Con esta difícil película ganó la Palma de Oro de Cannes, el Globo de Oro a la Mejor Película de habla no Inglesa y el Premio a la Mejor Película Europea.
Amour cargado de premios
En 2012 volvió a la competición francesa con el Amour sobre el amor entre una pareja de ancianos en la fase final de su vida. Con ello obtuvo cinco nominaciones a los Oscar, entre ellas la de Mejor Director. La cinta logró el Oscar a la Mejor película de habla no inglesa.
También le brindó su segunda Palma de Oro, algo que solo han conseguido el sueco Alf Sjöberg, el estadounidense Francis Ford Coppola, el japonés Shohei Imamura, el serbio Emir Kusturica, el danés Bille August y los belgas Luc y Jean-Pierre Dardenne. Nadie cuenta con tres.
Además de sus trabajos cinematográficos, ha dirigido la obra teatral Don Giovianni, así como la ópera Cosi fan tutte, obra lúcida y austera que hace pensar al espectador.
Haneke, que es además profesor de dirección en la Vienna Film Academy, posee, entre otras distinciones, la Cruz de Honor de las Artes y las Ciencias de Austria y en Francia (2007). El pasado 20 de febrero también recibió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes.
Una violencia inevitable pero no convencional
Uno de los temas centrales de su obra es la muerte de las emociones como generadora de violencia, para lo que emplea una estética muy expresiva y provocadora.
El propio Haneke ha explicado que la violencia es algo que siempre aparece en sus planteamientos, pero que no la busca. Opina que al tratar hechos sociales de una manera seria no hay modo de evitala por lo presente que está en la sociedad.
Aunque es autor, en el buen sentido, de algunas de las películas más desagradables de contemplar jamás filmadas, es enemigo del tratamiento frívolo de la violencia en la ficción. Amour es su cinta más convencional hasta la fecha aunque contenga una de las secuencias más poderosas y duras de su filmografía (quien lo vio, lo sabe).