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El expresidente filipino Estrada resurge en política al ser elegido alcalde de Manila

  • Fue condenado a cadena perpetua por corrupción y luego indultado
  • Con una campaña populista, el actor vuelve al poder 12 años después, con 76

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Joseph Estrada celebra su victoria en las elecciones a la alcaldía de Manila.
Joseph Estrada celebra su victoria en las elecciones a la alcaldía de Manila.

El expresidente y antigua estrella del cine filipino, Joseph Estrada, ha ganado las elecciones a la alcaldía de Manila 12 años después de ser depuesto en una revuelta popular, condenado a cadena perpetua por corrupción e indultado.

Según el recuento final de votos anunciado este martes, Estrada ha obtenido 343.993 votos, frente a las 308.544 que recibió el actual alcalde, Alfredo Lim, en las elecciones celebradas el lunes. A sus 76 años, el exmandatario, conocido popularmente como Erap, culmina así su rehabilitación en la política, tras el indulto que lo libró de la cárcel en 2007 y quedar segundo en los comicios presidenciales en 2010.

"Gracias a la extraordinaria gente de Manila por poner a un auténtico vástago de Manila al timón de la capital", ha dicho en un comunicado Estrada, quien presidió el país entre 1998 y 2001. Estrada sucederá al veterano Lim, un excomisario de la Policía de origen chino que se ganó el apodo de Harry el Sucio por la campaña contra el crimen que ha dirigido en la capital de la excolonia española.

Erap nació en uno de los barrios más pobres de Manila y era un héroe del celuloide cuando en 1967 inició su actividad política ganando el municipio manilense de San Juan, corporación que controló durante 16 años. En 1998, llegó a la cúspide de su carrera al ganar las elecciones presidenciales con más de 10 millones de votos, sustentados en un programa populista y constantes mensajes a los filipinos más desfavorecidos.

Escándalo tras escándalo en las presidencias

El pueblo le veía como una especie de Robin Hood filipino dispuesto a hacer justicia y a sacar al país del atraso, a pesar de que nadie desconocía sus polémicas aficiones. Después de meses de denuncias de malversación de fondos públicos, amiguismo y regalos a sus múltiples amantes, en enero de 2001 una revuelta popular salió a las calles de Manila y le expulsó del Palacio de Malacañang, la residencia de los jefes de Estado, sin esperar a que concluyera el proceso de destitución abierto en el Legislativo.

La movilización callejera fue auspiciada por la Iglesia Católica, que censuraba los múltiples "vicios" de Erap y la expresidenta Corazón Aquino, símbolos ambos de las protestas que derrocaron en 1986 al dictador Ferdinand Marcos.

Malacañang, sin Marcos

Acabaron por unirse a la revuelta popular la cúpula militar y la elite económica tradicional, que había perdido sus privilegios frente a un reducido grupo de empresarios de origen chino que formaba el "gabinete de medianoche" del presidente, a quien no le gustaba mucho madrugar. Ese mismo año, 2001, comenzaron los procesos judiciales contra Estrada por presuntamente aceptar sobornos de las redes de juego ilegal, apropiación de fondos de los impuestos del tabaco y cobro de comisiones ilegales.

Después de tres años encarcelado en un hospital militar, el mismo que ahora tiene confinada a Gloria Macapagal Arroyo, su sucesora, consigue que el tribunal autorice su traslado a la lujosa residencia familiar situada en las afueras de Manila, donde cumplió arresto domiciliario tres años más. La condena a cadena perpetua por los casos de corrupción llegó en 2007, una sentencia que jamás cumplió pues a los pocos días le indultó Macapagal Arroyo.

Figura mediática

Según el Gobierno filipino, el perdón estaba condicionado a que Erap renunciara a sus aspiraciones políticas, pero a finales de 2009 anunció su candidatura en las presidenciales que se celebraron al año siguiente.

Quedó en segundo puesto, detrás del Benigno Aquino, hijo de la expresidenta Corazon y miembro de uno de los clanes políticos más importantes del país.

Durante la campaña electoral a la alcaldía de Manila, Estrada prometió combatir el alto índice de criminalidad y el desempleo, en medio de su estilo más populista. En un programa televisivo, rodeado de bailarinas escasas de ropa, el galán de cine prometió ante una audiencia formada en su mayoría por personas de la tercera edad: "Donaré mi salario para comprar medicinas y otros artículos de necesidad para los ciudadanos mayores".

Renovación parcial del Parlamento

Más de 52 millones de filipinos estaban llamados a elegir a 18.000 candidatos, incluidos 24 miembros del Senado, cerca de 300 diputados del Congreso, así como 17.000 cargos en las administraciones provinciales y locales.

Según las previsiones, la publicación de los resultados de todos estos comicios puede demorarse varios días. Las autoridades electorales señalaron que la participación global rondó el 70%.

Los medios nacionales calificaron de “tranquila” la jornada, a pesar los casos de violencia y compra de votos habituales en las citas electorales en Filipinas. Al menos siete personas murieron el lunes en enfrentamientos entre políticos rivales, principalmente en la convulsa isla de Mindanao, sometida durante décadas a la violencia de los grupos separatistas musulmanes. A lo largo de toda la campaña electoral, que comenzó el 12 de febrero, más de 50 personas han fallecido en tiroteos y hasta ataques con granadas.

Los candidatos aliados del presidente, Benigno Aquino, confían en mantener la mayoría en el Congreso y encabezan el recuento de escaños en el Senado, donde aspiran a arrebatar el control de la Cámara a la oposición.

Entre los que han postulado su candidatura destacan miembros de clanes políticos Marcos, Macapagal-Arroyo o Aquino, junto a otros famosos tentados por la política, como el campeón de boxeo Manny Pacquiao.