Los Veintisiete tratan de cerrar el agujero de un billón de euros que les deja al año el fraude fiscal
- El reto: convencer a Austria y Luxemburgo de que limiten el secreto bancario
- Ambos países han hecho de ese secreto una forma de negocio
Los líderes europeos aspiran a dar este miércoles un paso en firme contra la evasión fiscal, un agujero por el que cada año se pierde un billón de euros de dinero público en la Unión Europea (UE). La voluntad parece genuina, pero las posibilidades de éxito en este tema siempre son inciertas.
El dato es de la Comisión Europea (CE): cada año, las haciendas de la UE dejan de percibir un billón de euros por culpa del fraude y la evasión fiscal. Un billón es siete veces el presupuesto anual europeo. A España le sobraría para cancelar toda su deuda pública. La cifra es especialmente sangrante en plena crisis.
"En tiempos de ajustes presupuestarios, combatir el fraude y la evasión de impuestos es más que una cuestión de justicia fiscal", proclama el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, en su carta de invitación la cumbre.
Escaso éxito en la lucha contra el fraude
El tema no es nuevo. Desde 2005, una directiva obliga a los gobiernos europeos a intercambiarse de oficio información sobre cuentas bancarias. En teoría, el sistema facilita cazar al villano que intenta escabullirse de sus obligaciones fiscales abriendo cuentas bancarias en estados de la UE distintos al de residencia.
En la práctica los resultados han sido escasos. La norma sólo obliga a informar de los intereses de las cuentas, no de las rentas de capital, dividendos, fundaciones u otras argucias financieras.
“¿Cómo vamos a justificar los recortes si al mismo tiempo sigue habiendo montones de dinero sin recaudar?“
Además, Suiza, Andorra, Mónaco y los múltiples exóticos paraísos fiscales de fuera de la Unión se escapan del radar. Peor aún es que dos Estados de la Unión -Austria y Luxemburgo- también han hecho del secreto bancario una forma de negocio y se mantienen fuera del sistema.
La Comisión lleva años intentando convencer a estos dos díscolos. Hasta ahora sin resultados. ¿Qué ha cambiado? "La conjunción de la crisis y de escándalos fiscales -como el del ex ministro francés Jerome Cahuzac y su cuenta secreta en Suiza- han puesto el tema en lo alto de la agenda europea", responde Gabriel Zucman, profesor de la Paris School of Economics y experto en paraísos fiscales.
"¿Cómo vamos a justificar los difíciles recortes de gasto público si al mismo tiempo sigue habiendo montones de dinero sin recaudar?", apunta el presidente de la Comisión, Jose Manuel Durao Barroso. "Hay una dinámica en el proceso que no existía hace un par de meses", coincide un alto funcionario europeo.
El G-8 y el G-20 también presionarán para combatir el fraude
El ambiente ha cambiado pero eso no basta. Según el borrador de conclusiones, los líderes se comprometerán en la cumbre a crear un sistema de intercambio de información completo para 2015. Ante la presión general, Austria y Luxemburgo han abierto la puerta a participar en la red. Pero con una condición: que la UE negocie antes un acuerdo similar con Suiza, Liechstentein, Mónaco, Andorra y San Marino.
"No tiene sentido. Lo primero es que la UE se ponga de acuerdo consigo misma. Si no, el resto de paraísos no va a encontrar razón para cooperar", critica Zucman.
Este académico se declara pese a todo optimista. Pero no tanto por lo que pase en esta cumbre, como por la presión que la Unión y Estados Unidos puedan ejercer en las próximas citas del G-8 y el G-20 a favor de un sistema mundial contra el fraude. "Los paraísos son países pequeños. Ninguno podría soportar la presión conjunta de Estados Unidos y la UE", augura.