Soderbergh presenta en Cannes 'Behind the Candelabra' y confirma su retirada indefinida
- El director, feliz con su última película, siente que ha cumplido una etapa
- La cinta, un telefilme, está protagonizada por Matt Damon y Michael Douglas
- Sorrentino presenta una Roma decadente en La Grande Belleza
El realizador estadounidense Steven Soderbergh ha confirmado este martes en Cannes que se va a tomar "un descanso" por un tiempo indefinido y que la película que ha presentado en la sección oficial, Behind the Candelabra, puede ser la última que hace.
Con 50 años recién cumplidos, un Óscar por Traffic (2000), una Palma de Oro de Cannes por Sexo, mentiras y cintas de vídeo (Sex, lies and videotapes, 1989) y más de 30 películas a sus espaldas, el director siente que ha cumplido una etapa.
"Voy a tomarme un descanso, no sé por cuánto tiempo. Lo que puedo decir es que, si esta es la última película que hago, estoy realmente feliz del resultado", ha dicho, sin querer precisar hasta qué punto esta retirada puede ser definitiva.
Sí ha señalado que Behind the Candelanbra puede ser una buena forma de cerrar su carrera porque tiene conexiones con su primera película (Sexo, mentiras y cintas de vídeo, 1989), en la que dos personas hablaban en una habitación, un esquema que centra también Behind the Candelabra, protagonizada por Matt Damon y Michael Douglas.
Al mismo tiempo, y desde el punto de vista estilístico, hay una clara progresión. Una evolución en la que es capaz de reconocerse y que le hace sentirse satisfecho por haber logrado una "especie de simplicidad" en sus películas. "Ha sido un recorrido interesante", ha afirmado convencido.
Una película pagada por la televisión
Y el que puede ser el cierre de su carrera en el cine es, paradójicamente, un filme financiado por una televisión, algo natural en opinión del director.
"En los últimos diez años se ha visto una migración gradual de la audiencia hacia la televisión. Ahora se hace una gran televisión, y la televisión ha tomado el control de las conversaciones que solían ser dominio exclusivo del cine", ha reflexionado.
Es "una segunda edad de oro en los Estados Unidos para la televisión", algo genial para los espectadores, que les permite ver joyas como House of Cards (2013), una serie realizada por David Fincher (La red social, 2010) y protagonizada por Kevin Spacey.
Un ejemplo de las historias profundas que se pueden hacer ahora en televisión, lo que hace que sea un momento "emocionante", ha señalado.
Sorrentino retrata a la decadente Roma
Por otra parte, una de las ciudades más bonitas y decadentes del mundo Roma, sirve de maravilloso escenario a Paolo Sorrentino para situar una historia de personajes extraños y vacíos, liderados por un estupendo Toni Servillo, con la que el director compite en Cannes y que solo busca "mostrar una pobreza" moral.
Así lo ha explicado en rueda de prensa Sorrentino, un tanto incómodo con las continuas preguntas sobre las similitudes de su filme La grande bellezza con La dolce vita, de Federico Fellini, cuando se cumplen 20 años de su muerte. "No creo que haya una relación" entre la época en la que se sitúa con la que mostraba Fellini en su película.
Pero, ha agregado: "he interiorizado el cine de todos los realizadores que me gustan" y "mi película trata algunos asuntos parecidos", pero "no tiene nada que ver".
"He tratado de no imitar al gran cine italiano, hubiera sido un error inútil hacer como que ese cine no ha existido y creo que forzosamente ha influenciado a toda la generación actual de directores italianos", ha matizado.
Por su parte, Servillo resaltó que el lenguaje de Sorrentino "hace referencia a los maestros que le han precedido" pero, mientras La dolce vita muestra a una Italia con esperanza y entusiasta, La grande belleza se centra en "gente que vive con frivolidad" en una ciudad "que simboliza las ocasiones perdidas" y todo ello con un tono melancólico.
Servillo repite
La grande bellezza acompaña a Jep Gambardella en su quehacer diario por Roma, en sus citas de trabajo, las entrevistas que realiza y, sobre todo, las fiestas a las que acude o las que el organiza en su terraza, con vistas al Coliseo. Gambardella es un escritor con un solo libro -un gran éxito muchos años atrás- que vive en un mundo centrado en la búsqueda de la belleza, la diversión, el relax, y todo lo que suponga un placer pero que dé poco trabajo.
Toni Servillo repite con Sorrentino y realiza, como es habitual en él, una fantástica interpretación, de un personaje que pretende ser más vacío de lo que es y que usa la ironía como escudo contra todo y contra todos.
Una película rodada con un extremo preciosismo y en el que Roma aparece a través de lugares conocidos y de rincones mucho menos reconocibles, que sirven para situar a los personajes en entornos que facilitan esa vida fácil y distendida.
"Siempre he anotado pequeñas anécdotas sobre multitud de cosas ligadas a Roma y la idea era que todas esas anécdotas acabaran por formar un filme", ha explicado Sorrentino, un napolitano que vivió su juventud en la capital italiana.