Daisy Buchanan se viste de Prada en 'El Gran Gatsby'
- Hasta 40 vestidos de Prada y Miu Miu salen en la película
- La jefa de vestuario, Catherine Martin, trabajó con Luhrmann en Moulin Rouge
- Descubrre la fabulosa joyería de los años 20 con Bárcena
No hay nada más placentero que viajar a los años 20 y al hacerlo con Baz Luhrmann resulta un placer para todos los sentidos. El director recrea la estética de los años más locos en El Gran Gatsby y lo hace de la mano de una de las grandes de la moda: Miucca Prada.
La diseñadora ha reinterpretado 40 vestidos de anteriores colecciones de Prada y Miu Miu, la segunda línea de la casa, que bailan y se mueven en la película bajo la batuta de Catherine Martin, directora artística y directora de vestuario.
Martin ya había hecho estas funciones con Luhrmann en Moulin Rouge, y ambas fueron recompensadas con sendos premios Oscar en 2002. ¿Volverá a hacer doblete en la ceremonia de 2014?
Las críticas tibias, e incluso negativas, que ha tenido la película no afectan al vestuario. El armario de Daisy retrata, con algunas licencias, el estilo de los felices 20. Tejidos ricos, siluetas definidas, estampados decorativos y complementos de carácter arquitectónico.
En la cinta vemos vestidos para tomar el té, para bailar y para enamorarse. Todos elegantes, todos muy fotogénicos. Vemos vestidos con delicados pétalos de encaje y sutiles transparencias, vestidos-joya cuajados de grandes lágrimas de cristal que recuerdan a las arañas (lámparas) y prendas para estar en casa o hacer deporte que encierran un encanto que resiste con orgullo el paso del tiempo.
Vestise para exprimir la vida
Y él, el Gran Gatsby, no se queda corto. Seductor con esmoquin negro y fumando en boquilla, atrevido con un sastre en tono rosa y fascinante con un traje de lino blanco con chaleco caramelo, camisa azul, corbata naranja y pañuelo caramelo y naranja. ¡Puro chic!
Gatsby es un sibarita y tiene un vestidor más grande que el de Carrie Bradshaw. El vestuario de la película, siempre al servicio del guión, retrata las almas de los personajes, como ocurría en Moulin Rouge. Colores y texturas de pecado para las amantes, brillos y materiales lujosos para los ricos, colores neutros y tejidos lisos para aquellos que, a veces, tienen que pasar a un segundo plano.
La cinta, que se revela como un gran videoclip, mezcla códigos de la moda y la música de antes y de ahora. Todos los vestidos de Daisy podrían verse en las actuales pasarelas del mundo, igual que la vemos a ella bailar, con un batín (de absoluta tendencia actual) temas de Jay-Z o Lana del Rey.
Vistiendo al diablo
No es la primera vez que Miucca Prada viaja a los 20. El año pasado la gala del MET se centraba en un diálogo imposible entre Elsa Schiaparelli y Prada, y, precisamente, entre los invitados estaba el director australiano. Luhrmann y Prada ya se conocían porque la diseñadora hizo el traje de novio que lleva Leonardo DiCaprio en Romeo+Julieta.
Si para la nueva versión de la historia de Scott Fitzgerald se ha contado con Prada, para la adaptación que hizo Jack Cayton, con Robert Redford y Mia Farrow, se recurrió a Ralph Lauren.
A lo largo de los años esta casa norteamericana ha revisitado la estética Gatsby en varias ocasiones pero no han sido los únicos. Galliano recreó los felices 20 en más de una colección para Dior, y más recientemente lo hemos visto en las pasarelas de Jean Paul Gaultier y Gucci.
Los 20, locos y felices
Los años 20 son los años de la locura, de la diversión, del baile y, para que las mujeres pudieran enloquecer, divertirse y bailar, los diseñadores crearon vestidos que se lo permitiesen.
Es la década del vestido recto, inspirado en la verticalidad de las columnas. La falda se acorta, el talle cae a la cadera, la lencería mantiene el pecho controlado y los pañuelos y botones son los detalles estrella.
La mujer cambia su vestuario porque han cambiado sus hábitos. Trabaja, hace deporte, fuma y toma sus propias decisiones. Cambios sociales que se reflejan en el vestuario, como puede verse en el arranque de la película ambientada en los años 20 Millie, una chica moderna, protagonizada por Julie Andrews.
Las chicas de los años 20, conocidas como flippers son independientes, visten looks deportivos y un claro estilo andrógino. Llevan la melena corta, a lo garçon o Eton, y siempre controlada bajo un bonete ajustado. Coco Chanel es el icono de esa época de liberación femenina, tanto por su espíritu como por su moda.
La moda del negro
Pero no es la única. Jean Patou, Vionnet, Schiaparelli o Jenny son algunas de las firmas que dieron forma al glamour de los 20, años en los las mujeres de la alta sociedad empiezan a vestir de negro, tono reservado hasta entonces al luto.
La música es uno de los vehículos para la liberación de la mujer. El jazz y charleston exigen prendas holgadas que se despegan del cuerpo y los creadores, de ropa y joyas, se inspiran en los motivos de carácter geométrico de la arquitectura y la decoración art decò y de los jarrones de Jean Dunand.
Los tejidos son muy ricos, y lujosos. Unos van en lamé dorado y otros llevan bordados de pasamanería. Las pieles de zorro decoran el cuello, del que caen decenas de perlas en distintos colores. Los zapatos llevan tiras en el escote con forma de T para que se sujeten mejor y las medias se decoran con diferentes motivos ya que se ven cuando la mujer baila.
Pero no todo es baile y desenfreno, y Vionnet revoluciona el glamour con los vestidos cortados al bies que se ciñen al cuerpo con sensuales drapeados. Códigos que han viajado a través del tiempo y que hoy seguimos viendo en las pasarelas de todo el mundo.